Actualización La situación de Joan García se ha convertido, sin exagerar, en uno de los grandes culebrones del mercado. Hace solo unos días, desde el entorno del Espanyol se transmitía cierta calma. “No irá al Barça”, se dejaba caer desde dentro, reforzando una convicción que incluso el propio Manolo González convirtió en frase para el recuerdo: “Casi me corto una mano si Joan se va al Barcelona”. Una declaración contundente, de las que se lanzan con el corazón en la mano… pero que hoy, ante la avalancha de informaciones desde el entorno azulgrana, empieza a sonar menos segura.
Porque lo cierto es que mientras en el Espanyol intentan mantener la compostura, en el universo mediático culé la maquinaria ya va a toda velocidad, desbocado. Solo hace falta revisar las portadas de Mundo Deportivo y Sport de los últimos días, y en especial las de hoy. Ambos medios dan por hecho, o casi, que Joan García ya ha dado el “sí” al FC Barcelona. En Mundo Deportivo hablan de que la decisión puede ser cuestión de días y que en el club azulgrana reina el optimismo. Sport, por su parte, va incluso más allá y asegura que el acuerdo entre Barça y jugador está “muy avanzado” a nivel personal, a la espera del movimiento definitivo del club para ejecutar la operación.
El problema, como siempre, está en los matices. Porque mientras se insiste desde Can Barça en que la operación sería un “pelotazo” por solo 25 millones —la cláusula de rescisión de Joan—, desde el Espanyol ya han dejado claro que no van a regalar nada. Y menos al eterno rival. El RCDE no contemplaría ni fórmulas creativas ni pagos a plazos: o cláusula íntegra y al contado, o no hay trato. Así de claro. El diario SPORT ha publicado que el posible fichaje de Joan García por parte del FC Barcelona tendría un coste global de 31,2 millones de euros, a pesar de que la cláusula de rescisión del guardameta del RCD Espanyol está fijada en 25 millones. Según explicaban, “los impuestos que debería pagar el futbolista serían asumidos por el conjunto barcelonista”, lo que, a su juicio, encarecería la operación en más de seis millones de euros. Sin embargo, esta interpretación no parece ajustarse a la normativa fiscal vigente ni a la doctrina oficial de la propia Administración tributaria.
La Dirección General de Tributos (DGT) ha aclarado en reiteradas ocasiones que el pago de una cláusula de rescisión no está sujeto ni al Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF) ni al Impuesto sobre el Valor Añadido (IVA). El motivo es sencillo: este tipo de pagos no constituyen una contraprestación por servicios ni una compraventa de bienes, sino que se consideran una indemnización por la ruptura anticipada de un contrato laboral.
En este sentido, la DGT considera que el abono de una cláusula de rescisión no implica una relación directa entre el club pagador y el jugador en términos fiscales, por lo que no se aplica IVA. Tampoco está sujeta a IRPF como si se tratara de un salario o de una retribución directa. En todo caso, podría suponer una ganancia patrimonial en la base del IRPF del jugador si fuera él quien abonase directamente la cláusula, algo que no ocurre cuando es el club comprador quien la asume, como sería el caso del FC Barcelona.
Por tanto, en principio los 25 millones de euros estipulados en la cláusula de Joan García no deberían incrementarse con ningún tipo de gravamen adicional, al menos según la legislación española; diferente sería que el comprador fuese un club extranjero.
Y mientras tanto, ¿qué dice el vestuario? ¿Y el propio Joan? Lo cierto es que desde dentro se remiten a lo que ya dijo el portero hace unos días: que su destino no sería el Barça. Pero con la presión que llega desde los medios del entorno culé, es lógico que crezca la inquietud entre el espanyolismo. Las dudas se disparan, y no es para menos.
Porque además, según varios periodistas, el Barça no solo lo quiere… lo quiere como titular. El plan pasa por rejuvenecer la portería y abrir la puerta a una nueva era. Incluso se desliza que Marc-André ter Stegen, pese a querer seguir, podría tener difícil mantener el puesto si finalmente Joan llega. Es más, medios alemanes aseguran que el alemán está informado del plan y que podría tener que buscar una salida si quiere jugar con regularidad la próxima temporada.
La sensación en el entorno perico es de impotencia e incertidumbre. La afición ve cómo los medios venden ya a su portero como culé, mientras en el club se resisten a creer que un jugador que ha sido vital esta temporada y que, con apenas 24 años, representa una de las piezas más valiosas de la plantilla, acabará recalando en el Spotify Camp Nou.
Pero la pelota, ahora mismo, no está en los pies de Joan García. Está en el aire. Suspendida entre la palabra dada y la presión externa. Entre los principios y el poder de seducción —y presión— del vecino. Y mientras tanto, en las oficinas del RCDE Stadium, se preparan para lo que pueda venir… pero con una certeza inamovible: si Joan se va al Barça, será pagando hasta el último euro. Porque en este caso, la dignidad está por encima de todo.



