El Espanyol ya no tiene la sartén por el mango en el caso Roberto Fernández. Desde la medianoche de este domingo, 1 de junio, la entidad blanquiazul ha perdido la posición preferente que mantenía sobre el delantero andaluz, uno de los grandes culpables de la permanencia del equipo en Primera tras su llegada en el pasado mercado de invierno. Seis goles, personalidad, juventud y una conexión inmediata con el vestuario y la grada. Lo tenía todo para quedarse… pero ahora el escenario ha cambiado por completo.

Y lo ha hecho a peor para los intereses pericos. Porque, más allá del deseo compartido —el club quiere que siga y él también quiere seguir—, ahora todos parten desde cero. Ya no hay opción de compra ni derecho de tanteo. Cualquier club que llame al Braga lo hace con las mismas condiciones que el Espanyol, pero con más músculo financiero. Y eso, claro, pesa. Mucho.
Lo que había sobre la mesa eran 10 millones de euros. Ese era el precio acordado en enero para quedarse con Roberto en propiedad. Una cifra más que razonable por un delantero de 22 años con proyección, gol y margen de mejora. Pero lo máximo que pudo ofrecer el Espanyol, según las distintas informaciones, fueron apenas cuatro millones. Ni la mitad. En Braga ni se lo pensaron: descartado.

Ahora, sobre el papel, el precio se dispara hasta los 45 millones, que es lo que marca su cláusula de rescisión. Nadie va a pagar eso, claro. Pero el problema es que la subasta empieza y el Espanyol ya no tiene prioridad. Valencia, Sevilla, según Mundo Deportivo dos clubes más de LaLiga, uno de ellos con más fuerza económica que los anteriores, y hasta equipos de Italia y Alemania, como el Stuttgart, están al acecho. Y todos pueden prometerle más dinero al Braga y un salario más alto al jugador.
Y sin embargo, hay un factor que mantiene viva la esperanza perica: la voluntad del propio Roberto. El futbolista ya había pactado las condiciones de su contrato con el Espanyol. Quiere quedarse, se ha sentido importante en manos de Manolo González, ha encajado bien en el vestuario y en la ciudad, y además conoce Barcelona de su etapa en el Barça Atlètic. El entorno también empuja en esa dirección. Pero claro, querer no siempre es poder.

Fran Garagarza fue claro en su comparecencia reciente: Roberto está subrayado en rojo en la lista de prioridades. Pero también reconoció que el club no le ha dado margen para cerrar la operación por la vía directa: “Me gustaría, ahora veremos si se pueden buscar otras fórmulas”, confesó resignado el director deportivo. Esas fórmulas ahora se reducen a renegociar con el Braga o buscar una nueva cesión… y que nadie se cruce antes con más dinero bajo el brazo.
Y, por si faltaba poco, llega el Europeo sub-21. Roberto ha sido incluido en la lista provisional de 27 de Santi Denia, y si entra en la definitiva y tiene minutos, su valor puede subir aún más. Malas noticias para quien tiene el dinero justo.
El Espanyol aún no ha tirado la toalla. Cree que el proyecto, el entorno y el rol que tendría en el equipo pueden pesar más que una oferta mayor. Pero la realidad ahora es que Roberto Fernández se escapa. No del todo, pero sí lo suficiente como para que el desenlace, que hace unas semanas parecía encaminado, vuelva a estar en el aire.
