El futuro de Joan García sigue en el aire. A pesar de que la dirección del FC Barcelona mantiene abierta la vía para hacerse con el guardameta del RCD Espanyol, las divergencias internas sobre cuáles deben ser las verdaderas prioridades del club en este mercado estival podrían condicionar el desenlace final de la operación. Así lo explica SPORT. que revela una cierta falta de alineación entre los diferentes estamentos de la entidad azulgrana.
Según ha trascendido, en la reunión de la junta directiva celebrada el pasado jueves, el presidente Joan Laporta y el vicepresidente deportivo Rafa Yuste expresaron su voluntad de incorporar a Joan García de cara a la próxima temporada. No obstante, en dicha reunión no estuvo presente Deco, actual director deportivo, quien se encuentra centrado casi exclusivamente en cerrar las renovaciones de varios miembros clave del primer equipo. Su ausencia ha sido interpretada en algunos sectores como un indicio de que la portería no figura entre sus prioridades más urgentes.
El propio Deco lo ha dejado claro públicamente: “Nuestra idea es mejorar el equipo sin bajar el nivel, mantener la estabilidad, veremos qué margen tenemos tras las renovaciones”. Tanto él como el técnico Hansi Flick consideran que los recursos disponibles deben dirigirse, en primer lugar, a reforzar el ataque por el perfil izquierdo, donde figuran nombres como Luis Díaz o Marcus Rashford. En este contexto, consideran que la portería ya está suficientemente cubierta con Marc-André ter Stegen e Iñaki Peña, salvo que se produzcan movimientos imprevistos.
Además, las limitaciones del Fair Play financiero y el ajustado margen salarial complican seriamente cualquier intento de abordar múltiples operaciones de alto coste. De hecho, la reciente renovación de futbolistas como Lamine Yamal, Raphinha, Pedri, Araujo o Cubarsí ha aumentado de forma significativa la masa salarial del primer equipo, dificultando aún más las opciones de inscripción de nuevos jugadores.
En paralelo, desde Mundo Deportivo se insiste en que Joan García es la gran apuesta del club para liderar el nuevo ciclo en la portería, contemplándose la continuidad del veterano Wojciech Szczesny como complemento de experiencia. Se valora al portero del Espanyol como uno de los mejores guardametas de la pasada Liga, y lo considera idóneo para asumir el testigo de Ter Stegen de cara a los próximos años. En este sentido la cúpula institucional del Barça vería en Joan una oportunidad estratégica para rejuvenecer una posición clave.
No obstante, Ter Stegen ha respondido con contundencia desde la concentración de la selección alemana: “Sé que estaré en el Barcelona la próxima temporada”. El meta alemán, con contrato hasta 2028, se mostró tranquilo ante los rumores y dejó claro que no ha mantenido ninguna conversación reciente con Flick ni contempla una salida. Aseguró también que está preparado para competir con quien llegue, sin hacer referencia directa al portero de Sallent.
Mientras tanto, Joan García sigue sin pronunciarse oficialmente sobre su futuro, pese a que sus agentes tendrían una oferta formal del FC Barcelona sobre la mesa desde hace varios días. Su entorno mantiene la cautela y, aunque algunos medios apuntan a un desenlace cercano, lo cierto es que la situación podría haberse ralentizado.
Desde el Espanyol, la sensación es de cierta resignación. El club blanquiazul ya no tiene el control total de la situación y observa con atención cómo se desarrolla un escenario que, de confirmarse al Barça, implicaría la marcha de uno de sus activos más valiosos al gran rival ciudadano. Al mismo tiempo, las dudas internas en el FC Barcelona sobre la conveniencia o no de abordar esta operación podrían jugar, paradójicamente, a favor de los intereses pericos si finalmente se priorizan otros refuerzos.
En definitiva, el caso Joan García se ha convertido en un nuevo capítulo del complejo puzle económico y deportivo que enfrenta el FC Barcelona. La falta de consenso interno sobre las prioridades a reforzar podría ser determinante para un fichaje que parecía inminente y que ahora, más que nunca, depende de un delicado equilibrio entre voluntad institucional, planificación técnica y, sobre todo, viabilidad financiera.




