El programa de este martes en La Grada Ràdio volvió a poner sobre la mesa uno de los temas más sensibles del actual escenario blanquiazul: el futuro de Joan García. El todavía guardameta del RCD Espanyol, que ha firmado una temporada sobresaliente, continúa siendo vinculado con insistencia al FC Barcelona, en un giro de guion que contrasta con las versiones previas ofrecidas por miembros del propio club.
Durante días, desde el vestuario y la misma entidad se sostenía una postura clara: Joan no contemplaba recalar en el Barça. Y no lo hacían por capricho, como es muy fácil de entender, tenían una información directísima. Un mensaje reforzado públicamente por Manolo González, entrenador del primer equipo, que fue muy honesto asegurando que dudaba de que el portero acabara fichando por el eterno rival. Y no lo decía por intuición o haciendo suposiciones. Lógicamente, lo hacía tras tener conocimiento del tema por fuentes muy directas.
Sin embargo, el escenario, sea por lo que sea, ha cambiado. Desde hace días las informaciones insisten en que el Barça no sólo mantiene su interés, sino que la opción es muy real y que, a pesar de la aparente distancia inicial, las negociaciones podrían estar más avanzadas de lo que se pensaba. Todo ello ha hecho tambalearse los cimientos de una convicción que parecía firme hace solo unos días.
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En ese contexto, en La Grada Ràdio hemos abordado el impacto emocional que una posible marcha de Joan García al Camp Nou tendría en el entorno perico. Y es que no se trata solo de una cuestión de mercado o de cláusulas: hablamos de un jugador formado en casa, que ha crecido bajo los valores del club y que representaba, para muchos, la esencia de lo que es el Espanyol. Desde el programa se puso de relieve que, si la operación llega a producirse, será difícil de digerir para una afición que siempre lo ha sentido como uno de los suyos. Joan no es un activo más. Es un símbolo. Y cuando un símbolo cruza esa línea, el impacto va mucho más allá del deportivo. La herida no sería nueva, pero sí sería especialmente dolorosa. Una marcha al eterno rival, en pleno proceso de reconstrucción institucional y deportiva, obligaría a los implicados a ofrecer una explicación clara y honesta.
Como se ha explicado en el programa, de momento Joan García no ha llamado a nadie del club, y no ha habido ningún pago de la cláusula. Pese a ello, se hace complicado que con todo lo que se ha desencadenado no se hiciera, porque no sería de recibo que el portero hiciese sufrir a la que es su afición -al menos de momento- de manera gratuita. Fuentes del Espanyol siguen insistiendo en que no habrá llegado el caso ningún tipo de negociación con el Barça sobre la cláusula.
El Betis se entromete por Carlos Romero y Roberto Jiménez
El Real Betis ha mostrado interés en dos futbolistas clave del RCD Espanyol durante la última temporada: Carlos Romero y Roberto Fernández, ambos cedidos. Según Marca, los agentes de Roberto ya se han reunido con el club verdiblanco, que lo valora como refuerzo ofensivo para su campaña en la Europa League. También lo siguen Valencia, Sevilla y Stuttgart.
En paralelo, Mundo Deportivo apunta que el Betis sigue de cerca a Carlos Romero, lateral izquierdo del Villarreal, que ha cuajado una buena campaña en el Espanyol. Pese a que el club perico quiere retener a ambos jugadores —como afirmó Fran Garagarza—, su continuidad dependerá de negociaciones con sus clubes de origen, mientras el Betis ya mueve ficha para adelantarse.
¿Puede ser Kike García el ‘9’ titular del Espanyol?
En su sección de análisis en La Grada, Àlex Cobas ha puesto el foco esta semana en el nombre de Kike García, autor de 13 goles esta temporada con el Alavés, y uno de los delanteros que ha sonado como posible refuerzo para el Espanyol.
Cobas repasa su trayectoria con datos: desde su llegada al Eibar en la temporada 2017-18, Kike ha alternado campañas destacadas —como las de 8, 12 y los recientes 13 goles— con otras mucho más discretas, en las que su rendimiento estuvo por debajo de los goles esperados. En Osasuna, por ejemplo, firmó solo 5 y 2 tantos en sus dos temporadas, y en su primer año en Vitoria solo sumó 3.
La conclusión es clara: Kike es un buen complemento ofensivo, con capacidad de trabajo y cierta regularidad en contextos favorables, pero no debe ser la única referencia goleadora de un equipo que aspira a asentarse en Primera. Para Cobas, el Espanyol necesita una apuesta más sólida si quiere garantizar gol y continuidad en la punta de ataque.