Mientras el espanyolismo continúa intentando asimilar la dolorosa marcha de Joan García al FC Barcelona, algunas voces cercanas al entorno blaugrana han decidido intervenir en el debate… aunque no precisamente desde la comprensión o el respeto por el sentir perico. En declaraciones realizadas en el programa Solo Para Culés, espacio vinculado a El Chiringuito, figuras como Joan Gaspart, Toni Freixa y Lluís Carrasco ofrecieron su particular visión del traspaso, acompañada de una serie de recomendaciones hacia la afición del Espanyol que han sido recibidas, como era de esperar, con perplejidad e indignación.
Lluís Carrasco fue quien utilizó un tono más vehemente, cargando contra las críticas al guardameta: “Estoy asustado leyendo en redes que es el nicho de las ratas, con amenazas indecentes e indignas para un profesional como Joan”, expresó, refiriéndose a los mensajes que circulan en redes sociales. Pero fue más allá, al intentar justificar el fichaje bajo un argumento de jerarquías futbolísticas: “Tiene la posibilidad de pasar del que según la Federación Internacional de Historia y Estadística de Fútbol es el club 261 al club número 1. Si un ser humano no lo entiende y lo aplaude y felicita y comparte con él la alegría de tocar el Cielo, nos deshumanizamos”. Carrasco cerró su intervención insistiendo en que Joan ha cumplido su sueño, y que por tanto “hay que felicitar al chaval”.
Toni Freixa, en una línea similar, resumió su argumento de forma tajante: “Deben estar contentos porque quieren que su jugador vaya a la mejor opción, y no hay mejor opción que el Barça”. Sin contemplaciones ni referencia alguna al vínculo emocional del jugador con su club de formación, ni al impacto que una operación así genera en una afición históricamente agraviada por movimientos similares.
Joan Gaspart, por su parte, recuperó su habitual tono paternalista para dirigirse a la afición blanquiazul: “Espero que el Espanyol no se enfade, y que los pericos no se enfaden, porque yo personalmente fiché en su momento a varios jugadores del Espanyol y no pasa nada”. Según el expresidente culé, la prioridad debe ser “mirar a la persona y no a la rivalidad deportiva”. Incluso llegó a agradecer al Espanyol su papel en la formación del portero: “Como culé quiero agradecer al Espanyol que haya descubierto a este gran portero”.
El discurso de los tres —más que calmar— ha encendido aún más a buena parte del espanyolismo. No se trata únicamente de la salida de un jugador importante, sino de la forma en que se ha producido y del rival al que va destinado. El dolor tiene raíces profundas, y recibir ahora lecciones desde una evidente condescendencia no hace más que amplificar la sensación de desprecio que tantas veces ha acompañado las relaciones entre ambos clubes.
Lejos de aportar serenidad, las palabras de Gaspart, Freixa y Carrasco han sido interpretadas como una nueva muestra de la desconexión entre el relato dominante en el entorno culé y la realidad de quienes sienten el Espanyol como parte esencial de su identidad. Una vez más, se habla del Espanyol desde fuera, sin comprender —o sin querer comprender— lo que supone para su afición ver cómo uno de sus canteranos decide cambiar el RCDE Stadium por el Camp Nou. Y que, además, se les pida que lo celebren.