Hay fechas en el calendario que no necesitan presentación. Y para el espanyolismo, una de ellas es —y siempre será— el Aplec de Penyes. Este 8 de junio, La Roca del Vallès se vestirá de blanquiazul para acoger la 33ª edición de una fiesta que no entiende de edades, solo de amor por el club. Y ya lo dicen ellos mismos: “Fem família, fem companyonia, fem ESPANYOL!”
El programa de actos en el que llevan meses trabajando des de la Penya Blanc-i-Blava La Roca no deja hueco para el aburrimiento. A las nueve de la mañana, todo el mundo puntual: llegada al punto de encuentro, desayuno popular con el clásico pà amb tomaca y butifarra, cafecito para despejarse… y a rodar el día.
Mientras tanto, habrá actividades lúdicas y deportivas para todos los públicos, además de una exposición pensada para despertar recuerdos y charlas entre diferentes generaciones de pericos. A las 10:30, exhibición de bastoners; a las 10:45, arranque del pasacalles; y a las 11:15, parada en el Ayuntamiento. A partir de ahí, tocan los actos institucionales, con firma en el libro de honor y pregón oficial, seguido de la actuación de la coral.
Pero no todo será folklore: a las 12:00 llega uno de esos partidos que despiertan nostalgia y sonrisas. Los veteranos del RCDE se enfrentarán a los de La Roca. No habrá VAR esta vez, pero sí muchas historias y cariño por el escudo.

Y a las dos, el plato fuerte: comida de hermandad con picoteo generoso —bravas, croquetas, embutido—, fricandó de ternera y pastel. El menú viene bien regado con cerveza, refrescos y muchas conversaciones.
Por la tarde, y para quien aún tenga energía después del sorteo y los obsequios, la organización propone rematar el día con una visita a La Roca Village para disfrutar de unas horas de shopping.
Todo esto por 35 euros los adultos y 20 los niños.
Una jornada como esta no solo refuerza lazos. También nos recuerda que ser del Espanyol va mucho más allá de un resultado o una clasificación. Es un sentimiento, un espacio compartido. Y por eso, este sábado, en La Roca, no será solo una reunión de peñas. Será un día para volver a decirnos que aquí, pese a todo, todavía late una gran familia blanquiazul.

