Este domingo, La Roca del Vallès se tiñe de blanquiazul con motivo del 33º Aplec de Penyes del Espanyol, una de esas citas que trascienden lo festivo para convertirse en símbolo de pertenencia, identidad y compromiso colectivo. Sin embargo, en esta edición planea una cuestión que nada tiene que ver con el programa de actos ni con la celebración en sí: la ausencia de explicaciones públicas por parte del club tras la polémica generada por el fichaje de Joan García por el FC Barcelona.
Desde que el caso estalló, el Espanyol ha optado por un silencio institucional que ha desconcertado a gran parte de su masa social. En un asunto que ha calado hondo en el sentimiento perico, todo el relato —y, con él, el peso mediático— ha quedado en manos del entorno azulgrana. A día de hoy, y a pesar de todos los titulares, Joan García sigue siendo jugador del Espanyol: el FC Barcelona no ha abonado aún los 25 millones de euros más el IPC que contempla su cláusula de rescisión. Esa es la realidad.
Pero mientras el Barça ha manejado los tiempos y los mensajes con su habitual destreza comunicativa, en el RCDE la falta de posicionamiento ha dejado a la afición con la incómoda sensación de sentirse desatendida. Son ya dos semanas en las que se han acumulado las preguntas sin respuesta, los reproches silenciosos y un malestar creciente. “¿Por qué no habla nadie del club?”, se preguntan muchos.
En este contexto, el Aplec de Penyes no es solo una celebración del sentimiento espanyolista. Es también una oportunidad estratégica para que los máximos responsables de la entidad rompan ese silencio y empiecen a ofrecer esas explicaciones que la afición lleva tiempo reclamando. Con representantes de un buen número de penyes presentes, el escenario es ideal para reconectar con la base social del club y abordar un tema que ha generado una auténtica conmoción.
No se trata necesariamente de juzgar la decisión de Joan García ni de alimentar un conflicto mediático, sino de dar contexto, claridad y transparencia a lo ocurrido. ¿Qué conocimiento se tiene desde el club de la operación? ¿Cómo se valora internamente la marcha de uno de los canteranos más prometedores al eterno rival ciudadano? ¿Por qué no hubo ninguna comunicación oficial cuando el tema saltó a los medios? ¿Qué mensaje se envía al jugador, al Barça y sobre todo, al socio y aficionado perico?
El momento es ahora. Y el lugar, también. El Aplec es un momento para exhibir músculo social y sentimiento, pero también es para llevar a cabo un acto de responsabilidad. El Espanyol tiene la posibilidad de mostrar cercanía con su gente, de asumir el liderazgo del relato y, sobre todo, de empezar a recuperar la confianza de una afición que no solo exige resultados, sino también respeto, coherencia y presencia.
