La etapa de Álvaro Aguado en el RCD Espanyol ha llegado a su fin, y lo ha hecho con un comunicado medido, sin rencores ni acusaciones, pese al contexto judicial que ha marcado sus últimas semanas en el club. El centrocampista andaluz, cuya desvinculación se hizo oficial este jueves, afronta desde hace semanas una denuncia por agresión sexual que está ya en manos de la justicia. Aun así, ha optado por despedirse con un tono sereno, agradecido y respetuoso hacia todas las partes.
En su mensaje, Aguado pone el foco en el lado humano de su paso por el club, pero también en los objetivos deportivos alcanzados: “Hoy cierro esta etapa con la satisfacción de haber cumplido los objetivos colectivos que todos compartíamos, incluida la permanencia esta temporada, y con el orgullo de haber dado todo de mí en cada minuto en que defendí estos colores”.
Una de las menciones más destacadas de su texto va dirigida al cuerpo técnico y, en particular, a Manolo González, el entrenador que, a pesar de la situación legal del jugador, le mantuvo en dinámica competitiva y le dio minutos. Una decisión que no fue compartida por todos dentro del club, y que generó cierto debate interno. Aguado, lejos de esquivar esa realidad, agradece de forma directa: “Gracias a Fran, y también a Mao, por traerme y confiar en mí; a Luis García, Ramis y Manolo, por exigirme siempre un poco más para ayudarme a crecer”.
También hay espacio para los vínculos personales forjados durante su estancia en Barcelona. En un pasaje especialmente íntimo, recuerda que fue aquí donde nació su hija Cayetana: “Me marcho con la inmensa felicidad de que esta ciudad haya sido también el lugar donde nació mi hija Cayetana, lo que hará que esta etapa quede grabada para siempre en mi corazón”.
Por último, el jugador se dirige a la afición del Espanyol, a la que agradece el apoyo y la exigencia mostrada en todo momento: “Gracias… a la afición, por hacerme sentir parte de este sentimiento tan especial que rodea al RCD Espanyol, y por transmitirme la responsabilidad y la exigencia que implica defender este escudo”.
Sin entrar en el fondo del proceso judicial que sigue su curso, Aguado se despide con la convicción de haber intentado estar a la altura del club y su historia. Lo hace en un momento difícil, sin ocultar su pasado reciente pero tampoco utilizándolo como escudo. “Aunque nuestros caminos se separen, desde hoy hay tres pericos más que seguirán sufriendo y celebrando con todo lo bueno que le ocurra a este club”, concluye.
