Este lunes, en La opinión del día de La Grada Ràdio, nuestro compañero Ricardo Martínez, desde México, se dirigió a nuestros oyentes con su estilo directo y sin rodeos. Como siempre, tiró de análisis, pero también de entrañas. Y es que hablar del Espanyol desde fuera, con el corazón dentro, tiene mucho mérito.
Ricardo quiso poner el foco en ALK Capital, el fondo propietario del Burnley, que suena como posible comprador del Espanyol. Pero lo hizo con una visión tampoco idealizada. “Querría hablar de ALK Capital, que es la propietaria del Burnley, y que quiere comprar el Espanyol. A mí me tiene contento a medias”, arrancó. Y fue bajando al barro: “El Burnley es un equipo que se quiere desarrollar más en la Premier League, y que ahora tiene un modelo parecido al del Norwich de hace diez años, que decía que tenía que ser uno de los mejores equipos de Inglaterra, pero de los 30 mejores”.
Un modelo de club que, según Ricardo, se topa con la realidad económica brutal del fútbol inglés: “La Championship opera con pérdidas millonarias, es una locura lo que ocurre allá. Así que para invertir en un club inglés has de tener mucho dinero y un plan”. Y aunque ALK parece tener ambos ingredientes, el presente no invita al optimismo. “Ahora mismo el Burnley ha subido a la máxima categoría, pero no tiene delanteros, honestamente creo que no se mantendrán”, soltó, sin paños calientes. Para él, “sería un buen inicio que comprasen el Espanyol para tener dos equipos vinculados. No me gusta mucho eso, pero lo que sea menos Rastar Group, lo que venga”. Ahí quedó eso.
Y claro, si hay algo que define a Ricardo es que no se casa con nadie. Ni siquiera con la ilusión. Porque cuando se habló de fichajes, bajó otra vez al suelo: “Los fichajes que lleva hechos el Espanyol me hacen algo de ilusión, pero creo que no daremos ese paso adelante que decían Mao Ye y Fran Garagarza”. Y remató con la frase que resume la sensación de gran parte de la grada: “Nos quedaremos otro año esperando y rezando para ver si no bajamos, esto es el Espanyol y es nuestra vida”.
Sin vender humo. Sin discursos vacíos. Con verdad, aunque escueza. Así habla Ricardo. Así habla un perico. Y así, con gente como él, también se construye un club que no se olvida de los suyos, estén aquí o a miles de kilómetros.