En La Grada Ràdio se respiraba ambiente de terapia colectiva. No de esas para salir llorando, sino de las que ayudan a poner nombre a lo que sentimos: traición, rabia, decepción… y también, ojo, ambición. La tertulia de este lunes reunió a voces bien distintas pero todas igual de pericas: Soly Sakal, CEO de Rhombus y figura clave de Ambició Perica; Àngel Bergadà, Ferran Granell y Héctor García. Y sí, como no podía ser de otra manera, el tema Joan García volvió a centrar buena parte del debate. Pero no fue lo único. También hubo espacio —y del bueno— para hablar sobre Alan Pace, la posible venta del club y lo que debería ser el futuro del Espanyol.
«Está muerto y enterrado deportivamente»
Si alguien pensaba que con los días bajaría la tensión por la marcha de Joan García, que escuche a Héctor García: “Ya he asumido lo de cierto traidor que ha cambiado de bando. Lo bueno es que hará que el Barça sea otra vez el enemigo”. Directo y sin filtros. “Si eres un jugador de la cantera, que ha hecho esta parafernalia de besar el escudo, irse al Barça de esta manera tan cruel, para mí está muerto y enterrado deportivamente”.

Àngel Bergadà no se quedó atrás: “Me siento traicionado por un jugador que tenía en un altar. Las formas no han sido las correctas. Tenía derecho a marchar donde quisiera, pero jugar a ‘la puta i la Ramoneta’ no me gusta”. Más allá del gesto, de los besos al escudo, lo que le revienta a Bergadà es “la campaña mediática e institucional de piltrafas como Soteras, los lameculos de la prensa, los políticos como Illa…”. Y añadió: “Lo positivo es que esto nos ha unido a casi todos los pericos”.
Pasta, dignidad y… ¿venganza?
Francesc Via, con su estilo habitual, le puso números al cabreo: “Ahora que hemos cobrado, yo ya sólo pienso en la pasta y en que tenemos dinero para hacer un equipo nuevo”. También destacó que, aunque el jugador hizo daño, el club “se mantuvo firme” y solo salió por la cláusula. Granell, por su parte, fue el más conciliador: “Pensemos en positivo, olvidemos ya el tema Joan García. Nos hemos de ilusionar por los que están y no por los que se han ido”.
Pero quien aportó la visión más estratégica fue Soly Sakal. Lo resumió así: “Hace daño, hubiese preferido que se fuera a cualquier otro club. Pero esto nos hace pequeños. Ha dejado 23 millones, y ahora hay que centrarse en encontrar un porterazo que les haga flipar. A rey muerto, rey puesto”.
¿Y Alan Pace? ¿Y la venta?
Llegados a este punto, entró en juego el segundo gran tema del día: el futuro del club. ¿Sigue Chen? ¿Llega Pace? ¿Hay humo o hay fuego? Soly, que de empresas y propiedad deportiva sabe un rato, lo dejó claro: “Mi opinión personal con el tema Alan Pace es que no se hará”. Cree que lo que necesita el Espanyol es otra cosa: “Una propuesta interesante, un ecosistema de varios clubes, una estructura accionarial diversificada con consejo potente y presencia de los fans. Hay que gestionar el club como una compañía aunque no lo sea”.

Y aquí es donde Ferran Granell lanzó la pregunta del millón: “Con un club que lo tiene todo, ¿por qué cuesta tanto encontrar un comprador?”. La respuesta de Soly fue casi una clase magistral: “Aquí tiene gran parte de los ingresos garantizados, pero cada año has de ir poniendo. No es interesante para muchos. En Inglaterra está funcionando mejor. En España cuesta”.
Chen, Rastar y la mirada fría del economista
Y como en todas las tertulias pericas, no podía faltar el debate sobre Chen. Bergadà cree que “ha jugado con el interés de algunos inversores” y que con Joan García ha hecho el último gran negocio. Via recordó que, aunque crítico con Rastar, “ahora pondrá 38 millones de euros que desaparecen”. Soly ofreció una mirada más pragmática: “No veo mala fe. Para Chen sería positivo salir. Ha hecho una estrategia ‘low cost’ desesperante, pero no se le puede comparar con el desastre de Valencia o Málaga”.
Y remató: “Entiendo el cabreo, pero como economista no tiene sentido el ‘Chen go home’ cuando tiene el 99% del club. El fútbol es un poco de acierto y otra parte de suerte”.
Toca construir
El resumen, si es que se puede hacer uno, es que el espanyolismo está dolido, pero no derrotado. La marcha de Joan García ha encendido una mecha que ha encendido conciencias. La venta del club está en el aire, pero también las ideas para transformar el Espanyol en algo más grande, más profesional y más nuestro.
Y como dijo Soly: “Si hacemos las cosas como toca, hasta los políticos y ese entorno vendrán al Espanyol”. Pues venga, a hacerlo como toca.