Tal como se ha explicado hoy en La Grada Ràdio, a finales de la semana pasada se produjo una reunión entre Fran Garagarza, Manolo González y miembros del staff técnico en la que se dejaron entrever algunas discrepancias de criterio en la planificación deportiva del equipo. Aunque el encuentro sirvió para sentar las bases del proyecto, abordar nombres concretos y definir estrategias, las diferencias en la forma de enfocar el mercado fueron evidentes. Se discutieron los próximos pasos.
Fichajes sin consenso previo: el caso Rubio
Uno de los puntos más delicados fue el análisis de los primeros fichajes: Hugo Pérez, Marcos Fernández y Miguel Rubio. Estas incorporaciones fueron gestionadas directamente por Garagarza, quien aprovechó oportunidades de mercado sin consultar previamente con el entrenador. La situación ha obligado a tomar decisiones rápidas.
Hugo Pérez, por ejemplo, ya sabe que saldrá cedido, y todo apunta a que Marcos Fernández seguirá el mismo camino. En el caso de Miguel Rubio, y pese a no ser una petición expresa de Manolo González, formará parte de la primera plantilla, aunque su rol será secundario.
Coincidencia en puestos, no en nombres
En la reunión sí hubo consenso en las posiciones a reforzar, con pivote físico y extremo preferiblemente zurdo y con desborde como prioridades, pero no en los nombres que deben ocuparlas. Un ejemplo claro es el de Álex Calatrava, jugador muy bien valorado por el cuerpo técnico, pero que Garagarza no termina de ver por caro. Es cierto que el Castellón quiere sacar tajada, pero el jugador, al que Manolo y su equipo conocen bien, está loco por venir y daría facilidades.
En cambio, el director deportivo prefiere opciones más económicas, como Morcillo, fiel a su perfil de apostar por fichajes de bajo riesgo en el mercado. Esta postura encaja con su filosofía: no agotar el límite salarial en verano, dejando margen para el mercado de invierno, donde suele realizar ajustes decisivos. Ya en el pasado, incorporaciones puntuales en enero fueron clave para evitar un desenlace negativo.
Caso Roberto y tensiones latentes
Otro foco de debate fue el caso de Roberto, considerado prioritario por el entrenador. Garagarza coincide en la importancia del jugador, pero ha optado por tensar las negociaciones con el Braga, lo que podría acabar rompiendo la operación si el delantero continúa destacando con la sub-21. También surgieron desacuerdos en otras áreas como la portería y el centro del campo, donde las preferencias no son coincidentes.
Asimismo hay discrepancias en temas como el de la portería; el director deportivo opta por opciones menos costosas y más conservadores a nivel económico como la de Dmitrovic porque su deseo es no agotar el límite salarial para guardar reservar cara a enero, mientras que el banquillo intentaría opciones que podrían comportar una inversión mayor.
En cualquier caso pese a todo lo explicado, no hay que dramatizar, pues las discrepancias de criterio son habituales en cualquier planificación deportiva, pero en este caso se ven acentuadas por el estilo autoritario del director deportivo, que podría generar más fricción en el futuro. Por ahora, las partes mantienen una línea común de trabajo, aunque los matices y prioridades, difieren.
Planificación en marcha… pero con la cicatriz aún abierta por Joan García
Pero pese a mirar hacia adelante en términos de planificación, hay una realidad que aún planea sobre todo lo demás: la marcha de Joan García al FC Barcelona sigue escociendo. El ya ex portero blanquiazul publicó un vídeo de despedida que, si bien se podía intuir como un intento —seguramente trabajado con asesores de imagen— de minimizar el impacto emocional, no hizo más que subrayar lo inevitable: ya era demasiado tarde. A esas alturas, ningún mensaje, por muy correcto y educado que fuera, podía cambiar lo que sienten muchos dentro del club. Técnicos, compañeros de vestuario y empleados del Espanyol no se sienten decepcionados: se sienten engañados.
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— LA GRADA (@lagradaonline) June 19, 2025
Y la clave, como bien apuntó Francesc Via en su reflexión, está en no dejarse llevar por discursos externos: que nadie en el Espanyol acepte que el entorno del Barça le dicte cómo ha de sentirse ante esta marcha tan dolorosa. Porque el sentimiento perico, como el respeto, no se negocia. Y mucho menos cuando se trata de alguien que había sido criado en la casa, que había besado el escudo y que, pese a todo, ha decidido marcharse al eterno rival. La planificación sigue, el equipo empieza a preparar el futuro… pero algunas heridas aún necesitarán tiempo para acabar de cicatrizar.




