En una entrevista concedida al diario MARCA con motivo de su 64º cumpleaños, Luis de la Fuente ha dejado una afirmación que no ha pasado desapercibida en el entorno del RCD Espanyol: “¿Joan García? Por supuesto que vendrá a la selección”. Una frase que ha generado una profunda sensación de malestar y agravio en el entorno perico. En concreto, sus palabras son: “Es un grandísimo portero. Le llevé a la sub 21. Desde luego que vendrá. Veremos cuando comience temporada cuál es su situación. Pero ojo, los mejores porteros del mundo son españoles y están en la selección. Lo digo muy claro: son los mejores y estamos muy contentos de ellos. Y Joan por supuesto que vendrá a la selección cuando lo creamos conveniente”
El seleccionador nacional, que ya tuvo al guardameta de Sallent a sus órdenes en la sub-21, confirma ahora públicamente que cuenta con él para la absoluta. Sin embargo, lo hace justo después de que Joan García haya firmado con el FC Barcelona, y no antes, cuando seguía perteneciendo al Espanyol y se encontraba en el mejor momento de su carrera. Este matiz no es menor: de haber sido convocado por España como jugador perico, su cláusula de rescisión habría aumentado automáticamente en cinco millones de euros, un incremento que el club de Cornellà-El Prat dejó expresamente estipulado.
La no convocatoria de Joan García mientras defendía la portería del Espanyol ha supuesto, en la práctica, un perjuicio económico claro para la entidad blanquiazul. Una oportunidad perdida de revalorizar al jugador en beneficio del club que lo formó desde la base. Una omisión que, a ojos de muchos, ha beneficiado indirectamente al FC Barcelona, que esta misma semana, en el comunicado oficial anunciando su fichaje, ya daba por hecho que el guardameta debutaría próximamente con la selección absoluta.
La percepción entre buena parte de la afición perica es que De la Fuente, con su decisión, ha contribuido aunque de forma indirecta- a facilitar una operación que perjudica económica y simbólicamente al Espanyol. El seleccionador, que tiene pleno derecho a tomar sus decisiones técnicas, queda así en una posición comprometida ante un club que ve cómo uno de sus mayores activos abandona la entidad sin haber sido premiado con una llamada que, por méritos y momento de forma, muchos consideraban más que merecida.
Porque, más allá del talento de Joan García -que nadie discute-, lo que irrita en el entorno espanyolista es la falta de equidad en los tiempos. La sensación de que no se midió con el mismo rasero a un jugador por el simple hecho de vestir de blanquiazul, y que solo ha sido reconocido como internacional potencial una vez ha firmado por uno de los grandes.
Lo que para el seleccionador puede parecer una anécdota o una cuestión de planificación, en el Espanyol se percibe como un daño evitable. Y sobre todo, como un síntoma más de la desigualdad estructural que afecta a los clubes medianos frente al poder de los grandes. Joan García será internacional. Pero su primera convocatoria llegará, si nada lo impide, como culé.