Apenas ha aterrizado en el RCDE Stadium y Alan Pace ya sabe que aquí no hay tiempo para distraerse. Según un análisis publicado por El Economista, el primer gran desafío del nuevo propietario del Espanyol no está en el césped, sino en los números. Y el panorama no es, precisamente, para echar cohetes: el club arrastra pérdidas de casi 40 millones de euros en el año y medio previo a su venta.
Y es que aunque en el corazón de los pericos solo se hable de fútbol, para Velocity Sport Limited -el grupo inversor británico que ahora manda en Cornellà-El Prat- esto va de otra cosa: rentabilidad. Porque pueden vestir el proyecto de ilusión, de reconstrucción y de sentimiento, pero lo que buscan al final del día es lo mismo que cualquier fondo de inversión: ganar dinero. Algo que no es en si mismo negativo, al contrario.
En los papeles que Rastar Group presentó en la bolsa china al cerrar la venta, se refleja la magnitud del agujero: solo en 2024, el club registró unos números rojos de 33 millones de euros. No ayudó, claro, haber jugado en Segunda durante la temporada 23/24. Sin los ingresos de la televisión de Primera, sin ventas relevantes en verano -más allá del millón y medio por Joselu- y sin apenas margen para fichajes, el balance acabó en un rojo bien intenso.
Eso sí, con el regreso a Primera y el cambio de año, el club ha empezado a ver algo de luz. De enero a mayo de 2025, las pérdidas se moderaron hasta los 4,7 millones, mientras que los ingresos repuntaron hasta los 32,5 millones solo en cinco meses. Aquí, como apunta El Economista, los derechos de televisión vuelven a ser determinantes.
Y ojo, porque aún falta por computar un ingreso clave: la venta de Joan García al Barça, por 25 millones de euros, que ha dado un respiro a las cuentas y ha permitido al club volver a fichar -como el traspaso de más de 6 millones por Roberto Fernández, procedente del Braga-.
Pero que nadie se engañe. Esto no va solo de una temporada. Las pérdidas llevan años acumulándose, y Rastar -que ahora dice adiós- tuvo que meter 195 millones en ampliaciones de capital para evitar el colapso. Lo hizo a base de inyecciones millonarias: 75, 49, 38 y 32 millones. Así se ha mantenido el club a flote… pero, a qué precio…
Hay que recordar que el holding chino no se va del todo del club, de momento. Rastar aún mantiene el 16,45% de Velocity Sport Limited, ya que parte del pago se hizo en acciones. Además, el Espanyol le debe 7 millones, a devolver en agosto de 2026 con un 5% de interés anual. ¿La garantía? Los derechos televisivos de LaLiga.
Por si fuera poco, Rastar también se ha guardado una carta en la manga: una opción de tanteo en caso de que Alan Pace decida vender el Espanyol o el Burnley, su otro equipo. Parece improbable a corto plazo, pero ahí está, escrita y firmada.
Y aún hay más: si todo va según lo previsto, Rastar podría desprenderse del 6,33% que aún tiene en cinco años por 25 millones más intereses, y vender el 10% restante a ALK Capital -la firma personal de Pace- por más de 50 millones.
¿Todo esto qué significa para el club? Pues que más allá de los discursos de buena voluntad, el Espanyol se convierte ahora en un activo que debe revalorizarse. Y eso pasa por una gestión que combine cabeza fría en los despachos y resultados positivos en el campo. Porque aquí, si no ganas partidos, no vendes camisetas, no haces caja por los cracks y no atraes patrocinadores. Y sin eso, lograr el objetivo es imposible.
Velocity tiene mucho trabajo por delante. Pero también una oportunidad. Si logran estabilizar el club, controlar el gasto, acertar en el mercado y crecer en ingresos… entonces sel Espanyol podría dejar de ser un pozo sin fondo para convertirse, por fin, en una inversión que dé beneficios. El reto es colosal; veremos si los nuevos propietarios de la sociedad son capaces de lograrlo, a diferencia de lo que ha pasado con Rastar en esta última década.
