Por primera vez en mucho tiempo, el Espanyol afronta una pretemporada con algo que parecía impensable hace solo unos meses: una competencia real y equilibrada en la posición de delantero centro. Lejos del exceso estéril de la temporada pasada -cuando el equipo contaba con numerosos nombres en ataque pero sin una referencia clara ni una producción goleadora acorde a las necesidades del club-, el panorama actual apunta hacia una configuración mucho más lógica, trabajada y útil desde el punto de vista deportivo.
El curso pasado, el Espanyol acumuló efectivos en el frente ofensivo sin encontrar soluciones consistentes. Ni Alejo Veliz ni Walid Cheddira, como antes Irvin Cardona, llegados en calidad de cedidos, lograron tener impacto alguno. Sus cifras fueron discretas, su participación intermitente, y el equipo terminó la temporada con una dependencia excesiva de los goles de Javi Puado y la aportación puntual de otros jugadores, como Roberto a partir de su llegada en enero. El balance global dejó unas discretas cifras anotadoras, pese a contar con varios delanteros en nómina.

Conscientes de esa realidad, la dirección deportiva se ha movido para configurar una terna de delanteros que combina juventud, experiencia y rendimiento reciente, y que permite a Manolo González disponer de opciones diferenciadas y complementarias para una demarcación clave.

Kike García llega tras completar su mejor temporada goleadora en Primera división, con 13 tantos en el Deportivo Alavés. Delantero de referencia, con un perfil de trabajo constante, inteligencia posicional y capacidad para resolver en escenarios cerrados, aporta lo que más se echó de menos en el pasado: fiabilidad. Ha demostrado desde sus primeros minutos como blanquiazul que mantiene el olfato: firmó un hat-trick en su debut frente al Peralada y provocó un penalti en el amistoso ante el Southampton. A sus 34 años, su rendimiento está por encima de cualquier sospecha.

Por su parte, Roberto Fernández regresa al RCDE Stadium con la confianza que le da su buen tramo final de temporada como cedido. Seis goles en 19 encuentros, una actitud irreprochable y una energía competitiva que encaja a la perfección con lo que busca Manolo González en sus delanteros. El andaluz está llamado a ser una pieza clave en el nuevo proyecto, y su continuidad refuerza una línea que ya no depende únicamente de apuestas a corto plazo.

El tercer nombre es el de Marcos Fernández, joven delantero procedente del Betis Deportivo. Con apenas 22 años, el catalán regresa a casa -es natural de Cambrils- y lo hace con un contrato de tres temporadas y la intención de ganarse un sitio en el primer equipo. Su rendimiento en la pretemporada será determinante para saber si permanece en la dinámica de Manolo González o sale cedido. Canterano bético, reconvertido de extremo a delantero, es un perfil aún por desarrollar, pero con un pasado goleador destacado en categorías inferiores y un físico que le permite adaptarse bien al modelo de presión y exigencia del técnico gallego.
El nuevo escenario no solo permite cubrir una necesidad estructural evidente. También ofrece variantes estratégicas. Manolo González, que suele optar por un único delantero centro de inicio, cuenta ahora con la posibilidad real de rotar según contexto, rival y momento de partido. En su presentación, el propio Roberto Fernández no descartaba compartir delantera con Kike: “Mientras sepamos el estilo que nos pide Manolo, nos podemos compenetrar fácilmente”. Más allá de los esquemas, la presencia de perfiles distintos permite responder a distintos tipos de partidos y plantear soluciones dentro del propio encuentro, algo muy del gusto del preparador gallego.
El Espanyol, que ha construido buena parte de su historia reciente con delanteros de referencia, necesitaba volver a tener una línea ofensiva con sentido, que sumara en rendimiento y en competitividad interna. Hoy, hay jugadores con gol, con experiencia y con proyección, alejándose además por jugadores con compromiso a largo tiempo, alejándose de cesiones sin recorrido. Este nuevo panorama ofensivo representa algo más que una simple mejora: supone la posibilidad de competir con recursos reales, con profundidad y con una jerarquía que hasta ahora faltaba. La delantera blanquiazul, por fin, vuelve a ser un activo del que presumir.
Fuente: SPORT
