La contracrónica del Wolfsburg – Espanyol, por Juan José Caseiro:
OKTOBERFEST EN AGOSTO
La cuadriga que luce en lo alto de la puerta de Brandenburgo, simboliza a la diosa romana que da nombre al resultado de los dos partidos por tierras germanas: Victoria. Objeto de controversia que nosotros tan bien conocemos, es hoy el punto de encuentro de una ciudad que ojalá se convierta en el de partida de una excelsa temporada.
Exigido por arriba, Fortuño guardó el cero y la decisión de la portería estará en la letra pequeña; relevante Pablo Ramón en la contención, Calero nos recordó porque seguimos pidiendo un central. La relación de aciertos de Cabrera está en la vigilancia y Salinas se cobijó entre el resto de compañeros.
Para defenderse con balón, evangelio del fútbol, Expósito y Terrats reclaman en silencio un tercero en la zona. Iba a pasar de largo con los extremos y Jofre inventó el penalti. Roca se sigue quedando a un céntimo del euro.
Siguió Puado infalible desde los 11 metros y Kike, como después Roberto, en el papel futbolístico de suegra: incordiar.
Estando en Alemania, salgamos rápido que alguien ha pedido por el buen Omar y tampoco es necesario mostrar demasiado a Romero: impecables los dos. Pol, Rubio, Bauza y Rubén recogieron el testigo y completaron la faena de un duelo áspero y trabajado. Intento de Dolan y las cosítas de Milla para arañar segundos, nos dejan el triunfo que tanto gusta.
Desde el martes al sábado, el equipo vivió su propio Oktoberfest en pleno agosto. Se abrió el barril, de un solo golpe, contra el Wolfsburgo y nos bebimos la última en la capital del país. A falta de vestimenta regional, lucimos quizá nuestro traje más histórico. Y quien sabe si llegando lo que falta, cantaremos un buen fin de fiesta en esta temporada. Que ya nos lo merecemos.
Juan José Caseiro
