La llegada de Alan Pace y su grupo inversor VSL al Espanyol ha supuesto un punto de inflexión. Después de años marcados por la decepción bajo el mando de Rastar, la nueva propiedad despierta ilusión, pero también incertidumbre. Eduardo Grenier, periodista cubano y perico de corazón, analiza con sensatez esta nueva etapa, marcada todavía por las restricciones del CSD y un mercado de fichajes en pausa. Aun así, su lectura es clara: el proyecto de Pace inspira fe. Porque, aunque el camino no será corto ni sencillo, por fin hay señales de que el Espanyol vuelve a mirar hacia arriba.
El nuevo Espanyol de Pace: un proyecto que inspira fe
El día que Alan Pace llegó a Barcelona y estampó por fin su firma en los papeles reglamentarios para adueñarse junto a su grupo VSL del RCD Espanyol, un abanico de posibilidades alumbró las menguadas esperanzas de los aficionados pericos. Viniendo de una época tan nefasta como la liderada por Rastar, que pese a sus iniciales esfuerzos económicos hundió al club en la penuria deportiva, la nueva propiedad solo podría, al menos teóricamente, traer avances.
Dicho de otra manera: cuando tocas fondo, solo puedes ir a mejor. Y aunque Alan Pace, hasta entonces un personaje desconocido en clave blanquiazul, todavía aparece envuelto en un manto de incertidumbre, resulta muy difícil pensar que su gestión arrastre otra vez al club a fenómenos tan desgraciados como un descenso a Segunda División. A fin de cuentas, el actualmente también líder del Burnley inglés no tiene un pelo de tonto y no querrá perder en fracasos deportivos todo el capital que invirtió para desplazar a Chen de la planta noble del RCD Stadium.
Por estos días, a la espera del visto bueno del Consejo Superior de Deportes (CSD), otra vez se respira cierto nerviosismo entre la parroquia espanyolista por el congelamiento aparente que ha sufrido el mercado de fichajes. Y rumores van y vienen, desde posibles pulsos entre Pace y el director deportivo Fran Garagarza por ciertos jugadores de interés, hasta incluso el despido del vasco en detrimento de otras figuras de mayor caché en Europa.
Sin embargo, oficial no hay nada y las especulaciones solo acrecientan la tensión . Y me pregunto, si Garagarza no estuviera trabajando a día de hoy de lleno en el mercado: ¿qué sentido tendría que Pace apareciera en la final de la Copa Catalunya en el coche junto al líder de la parcela deportiva? Vivo en Estados Unidos y sé de buena tinta la importancia que le ofrecen acá a los mensajes subliminales.
Esto no quiere decir que, el día de mañana, pudiera suceder cualquier cosa. El arribo de una nueva propiedad trae como consecuencia que quieran tener consigo a gente de su confianza. Es totalmente lícito y, más aún, una muestra del deseo de crecimiento. Aunque la figura de Garagarza en el plano personal me agrada, no me parecería absurdo ni mucho menos un reseteo total y empezar desde cero esta nueva etapa.
Pace y VSL a día de hoy tienen las manos atadas a la espera del dictamen del CSD y por ende este impasse es absolutamente necesario y una consecuencia de aquello que tanto tiempo estuvimos esperando: la venta del RCD Espanyol. Son tiempos en los cuales debe reinar la cautela a la espera de lo que pueda ocurrir una vez el empresario estadounidense pueda ya tomar sus propias decisiones (ya lo hace, pero sin la libertad suficiente) y mostrar cuáles son sus objetivos reales.
Mucha gente aguarda inquieta por qué en la rueda de prensa de presentación Pace haga un escalafón y sitúe por escalones a Burnley y Espanyol en cuanto a la prioridad que les ofrece. Pensar esto es, cuanto menos, un acto de inocencia: no lo hará. Se irá por las ramas. Como realmente demostrará el alcance de su ambición es si da un paso adelante en la calidad y precio de los refuerzos, o por el contrario mantiene un papel expectante y usa el club de trampolín para jugadores jóvenes provenientes de Inglaterra.
Yo tengo fé. Estoy convencido de que, si Pace vino al Espanyol, es porque tiene la máxima conciencia de que construir un club ganador en España es mucho más barato que hacerlo en la Premier y de que haciendo balance económico entre sus dos clubes, uno lo puede mantener allí en la máxima categoría y otro meterlo aquí en la porfía por la parte de arriba de la tabla.
Pero todo esto no sucederá de un día para otro. Ya tenemos, al menos, un presidente o dueño con más empatía hacia la afición y que irá dando pistas en cuanto todas las trabas burocráticas comiencen a romperse. ¿Qué más se puede pedir?
Eduardo Grenier