Iván Molero, periodista de AS con una trayectoria más que contrastada y una solvencia especial para explicar el día a día del Espanyol, ha publicado uno de esos artículos que conviene leer con calma y guardar. No solo porque repasa lo que está ocurriendo con el inminente cambio de propiedad, sino porque ayuda a anticipar lo que podría pasar cuando Alan Pace, nuevo dueño del club, reciba el visto bueno del Consejo Superior de Deportes (CSD) y tome el control efectivo de la entidad.
Molero recuerda que la compraventa, cerrada desde el pasado 14 de julio por 130 millones de euros, todavía está pendiente de la aprobación formal del CSD. Hasta entonces, y “por operatividad y también por respeto”, Velocity Sport Limited (VSL) no ha querido alterar el día a día del club. Eso sí, apunta que Pace y su equipo han estado “estudiando todas las áreas, hasta el más mínimo detalle”, para poder optimizar cada una en cuanto se dé la luz verde definitiva.
Y para entender por dónde pueden ir los tiros, el periodista mira hacia Inglaterra, hacia el otro club de Pace: el Burnley. Allí, desde que llegó el 31 de diciembre de 2020, el estadounidense dejó clara una filosofía que se puede resumir en tres palabras: “Evolución, no revolución”. Nada de aterrizar derribando paredes, sino de construir sobre lo que ya hay, con paciencia, método y una visión clara a medio y largo plazo.
Molero pone ejemplos concretos. Cuando compró el Burnley, mantuvo al entrenador Sean Dyche incluso con el equipo en el puesto 16º, y solo tomó la decisión de relevarle año y medio después, cuando el descenso a la Championship era inevitable. Tampoco se precipitó en imponer las herramientas tecnológicas de ALK Capital, como AiScout o PlayerLens, y respetó la estructura deportiva liderada por Mike Rigg. Incluso conservó a varios directivos de la etapa anterior como asesores, para que el conocimiento interno no se perdiera de un día para otro. En clave Espanyol, esto podría significar que parte de la actual estructura deportiva y administrativa siga activa en la transición, al menos durante los primeros meses.
En el Burnley, otro de sus pilares ha sido la cantera. Pace no solo la protegió, sino que invirtió para que su Academia recuperara en mayo la Category One, un estatus que le permite competir contra los grandes de Inglaterra: Manchester City, Manchester United, Arsenal, Chelsea o Tottenham. Esa apuesta encaja perfectamente con la identidad blanquiazul, y no es casualidad que ya haya visitado y analizado a fondo la Ciutat Esportiva Dani Jarque. Conoce, además, los problemas que arrastra el club para ampliar La21 en Sant Adrià, un reto similar al que afronta Turf Moor en pleno centro de Burnley, y como ya avanzó La Grada, estudia construir una nueva ciudad deportiva.
Pero su visión va más allá de la gestión interna. En Inglaterra, Pace se propuso que el Burnley fuera el “underdog de Gran Bretaña”, un equipo capaz de conectar con aficionados de la Premier League dentro y fuera del país gracias a su identidad, historia y ambiente. En Barcelona, y con el altavoz global que supone LaLiga, esa estrategia podría tener aún más recorrido si se sabe explotar bien.
Molero subraya otro detalle que no es menor: la proximidad con la afición. Pace se trasladó a vivir a Lancashire con toda su familia y, en este último mes, ya ha pasado más días en Barcelona que Chen Yansheng en nueve años como presidente. No es un gesto vacío: habla de un estilo de gestión cercano, de implicarse en el club más allá de la distancia y el plasma.
Cuando por fin se presente oficialmente ante la masa social perica, lo hará -como apunta el artículo- “combinando el inglés con su solvente castellano”, aprendido en sus años universitarios en Los Ángeles y perfeccionado durante los dos que vivió en Barcelona entre 1992 y 1994. Esa etapa en la ciudad, además, fue clave para que se decidiera a invertir en el Espanyol.
En definitiva, Molero dibuja un escenario en el que la llegada de Pace podría suponer una transición tranquila, pero con pasos firmes hacia el crecimiento. No habrá giros bruscos, pero sí una intención clara de profesionalizar, modernizar y reforzar áreas clave como la cantera, las infraestructuras y la conexión con la afición. La gran incógnita es si esa hoja de ruta inglesa podrá aplicarse con éxito en un contexto tan distinto como LaLiga… y si la paciencia que predica Pace resistirá el pulso de una afición que lleva demasiado tiempo esperando alegrías.
Ahora, todo depende de que el CSD diga “sí”. Y, como bien deja entrever Iván Molero, ese día marcará el inicio de una nueva era en el Espanyol, con un lema grabado a fuego: evolución, no revolución.






