El Espanyol arranca LaLiga EA Sports 25-26 con la sensación de que este año no basta con repetir lo de la temporada pasada. La permanencia agónica del mes de mayo fue un alivio, sí, pero también dejó claro que el margen de error es mínimo y que hay que dar un paso más para no vivir otro curso de infarto. En ese camino, Manolo González sigue siendo el capitán del barco, con la confianza intacta del club y de un vestuario que ha visto cómo este verano llegaban refuerzos para casi todas las líneas. Marko Dmitrovic ha llegado para cubrir la portería tras la salida de Joan García; en defensa, José Salinas suma músculo y proyección; en el centro del campo, Ramon Terrats ofrece trabajo y equilibrio; y en ataque se han sumado Kike García y Tyrhys Dolan, todos ellos fichados en propiedad. A esa lista hay que añadir dos continuidades clave: Carlos Romero, que prolonga su cesión desde el Villarreal, y Roberto Fernández, cuyo traspaso se ha cerrado con el Sporting de Braga después de un curso cedido en Cornellà.

El cambio respecto a la planificación del pasado verano es evidente: la dirección deportiva, con Fran Garagarza al frente, ha apostado por incorporar jugadores con contrato en firme, evitando así la dependencia de cesiones que tanto condicionó la plantilla en la 2024-25. También han llegado renovaciones estratégicas, como la de Leandro Cabrera hasta 2026 y la del capitán Javi Puado hasta 2030, un mensaje claro de que el club quiere construir un núcleo sólido a medio plazo. No todas las noticias han sido positivas, claro: la salida de Joan García, rumbo al Barça tras abonar su cláusula de 25 millones, fue un golpe duro en lo sentimental y en lo deportivo, ya que el portero de Sallent era uno de los símbolos de la cantera y uno de los más destacados del equipo.

En lo futbolístico, el verano ha servido para confirmar que el equipo ha crecido en ritmo, automatismos y confianza. Los amistosos dejaron un balance más que digno, con victorias ante Peralada (1-4), Southampton (2-1), Wolfsburg (0-1) y Union Berlin (0-1), un empate contra el Newcastle (2-2) y una única derrota, en los penaltis ante el Girona en la final de la Copa Catalunya (4-5). Manolo González ha repetido durante toda la preparación que el objetivo es “acostumbrarse a ganar” y ha mantenido su idea de un fútbol protagonista, ofensivo pero con orden atrás, sabiendo que en una Liga tan igualada los pequeños detalles acaban marcando la diferencia.

El estreno, este domingo ante el Atlético de Madrid en un RCDE Stadium que se espera lleno, es de los que ponen a prueba desde el primer día. Los colchoneros llegan como sexto equipo del mundo que más ha gastado en fichajes este verano, con una plantilla de nivel Champions, y con la motivación extra de arrancar fuerte. En el plano institucional, el club vive un momento de transición: Rastar Group ha vendido sus acciones a Velocity Sport Limited, el holding de Alan Pace, propietario del Burnley, aunque la operación sigue pendiente de la aprobación del Consejo Superior de Deportes. De momento, la estructura de la era Chen Yansheng se mantiene, y no hay pistas claras sobre las líneas maestras del nuevo proyecto.

Esta misma tarde hablará Manolo González en la previa del partido, y habrá que ver cómo aborda una cuestión que sigue sobre la mesa: la llegada de esas piezas clave que reclamó públicamente a Garagarza a finales de julio, justo después de disputar la final de la Copa Catalunya ante el Girona. Con un equipo más suyo, un técnico consolidado, una afición que ha respondido en la campaña de abonos y la esperanza de que los últimos refuerzos den el salto de calidad que se necesita, el Espanyol empieza el curso con ambición pero con los pies en el suelo, y los jugadores se han cansado de repetir que el objetivo prioritario es lograr la permanencia, sin repetir el sufrimiento del pasado curso. La temporada será larga, pero en Cornellà saben que empezar con buen pie no es solo una cuestión de puntos: es la forma más directa de dejar claro que este año no están aquí para sufrir hasta el final.
