El regreso de Roberto al Espanyol es, sin duda, una de las mejores noticias que dejó el mercado. El delantero, que llegó el pasado invierno sin hacer ruido, se ganó a la grada a base de esfuerzo, carácter y goles que resultaron clave para sellar la permanencia. Este lunes pasó por los micrófonos de Llobregat Blanc-i-blau, en el arranque de la nueva temporada del programa, y repasó su presente, su pasado reciente y las ilusiones que tiene por delante.
Roberto arrancó con buenas sensaciones sobre cómo ha empezado el curso: “Muy contento por cómo ha empezado la temporada. Con los partido de pretemporada nos estábamos dando cuenta del equipo que se estaba formando, no perdíamos con equipos grande, y si hacíamos lo mismo y mejorando ciertas claves podíamos tener ese buen inicio”.
Preguntado por qué eligió al Espanyol pese a tener más opciones, fue claro: “Tuve bastantes más ofertas, pero esa conexión con la grada, con el club, con la gente interna de la entidad, me hizo sentir que estoy en casa, que puedo demostrar quién soy yo, es lo que uno siente, por eso decidí quedarme”. También contó que su agencia nunca le pidió esperar a otras ofertas: “No, al final hacen lo que yo les pida y yo pedí el Espanyol, y con eso fueron a por todo una negociación para llegar al RCDE”.
En el vestuario, la convivencia parece ir sobre ruedas: “Genial, se están adaptando rápidamente, son de otros países pero les estamos metiendo medio en castellano y en catalán”. Y sobre su relación con el entrenador, Manolo González, no escondió su gratitud: “Con él genial, fue el que me dio la oportunidad, y gracias a él estoy siendo mejor futbolista. Con otro entrenador, puede se que me hubiese pensado más el volver. Hay entrenadores que marcan, y él lo hizo por la confianza que me demostró desde primer ahora”.
Ahora, con la competencia de Kike García en la delantera, lo tiene claro: “Voy a ser el mismo, trabajar lo mismo, tengo una buena competencia en que puedo aprender bastante con Kike, hay que ponérselo duro para que el fin de semana pueda poner el once”. Eso sí, sin obsesionarse con los números: “Nunca me planteo un objetivo de goles esta temporada, me planteo cada semana ayudar al equipo con goles o asistencias”.
Hubo tiempo también para hablar de curiosidades, como el porqué de dejar atrás el dorsal ‘2’: “Un atacante quiere tener un número alto, además quiero dejar el listón alto con el ‘2’, podía salir bien o mal, podía haber sido un meme, mejor dejarlo alto”.
Sobre el techo del equipo, prefirió ser cauto: “Nos tenemos que enfocar en el primer objetivo, los puntos necesarios para salvarnos, no queremos llegar la última jornada con los nervios y sufrimiento del año pasado, si hay jornadas de sobra, pues algo más”.
En lo personal, confesó en quién se fijaba cuando era niño: “Siempre lo he dicho, Fernando Torres, me gustaba de chico y al hacerme más mayor me fijaba en él, tengo algunas similitudes con él”. Y valoró la importancia de que el club haya mantenido el bloque: “Sinceramente es muy importante, son jugadores que querían estar en el Espanyol, cuando sientes el club salga bien o mal lo va a dar todo, si pasa van adarse los resultados”.
Uno de los momentos más emotivos fue cuando recordó aquel día ante Las Palmas, cuando se despidió de la afición sin saber qué iba a pasar: “No sabía qué decir, estaba todo en el aire, me quería quedar pero si no era, no era culpa mía. Me salió decir que pasase lo que pasase era un perico más, quería dejar claro el sentimiento que me había nacido con la afición perica”.
Y para acabar, dejó un guiño curioso que no pasó desapercibido. Cuando le preguntaron por el jugador que más le impresionó, sorprendió con su respuesta: “A lo mejor la gente se enfada, pero estuve en el Barça un año, ahí vi a Lamine Yamal que empezó a entrenar, nadie lo conocía y dije, ‘qué hay aquí’”.
Un repaso sincero y distendido de un delantero que ya es uno más de la familia blanquiazul.