El Espanyol vive días felices. La nueva propiedad, el buen ambiente en el estadio y los 7 puntos de 9 posibles en los tres primeros partidos han devuelto la ilusión a la afición. Y en el vestuario, aunque con más prudencia, también se respira optimismo. Lo dejó claro Pol Lozano en declaraciones a los medios del club: “Estamos muy bien, muy contentos. Para nosotros era muy importante empezar bien ante rivales duros. Seguiremos así seguro”, comentó el centrocampista.
Pol no dudó en comparar este arranque con lo que pasó la temporada pasada, cuando los mismos partidos se habían atragantado: “El año pasado no pudimos con Osasuna ni Atlético en casa. Hay que poner en valor el trabajo que hemos hecho con rivales que estarán arriba segurísimo. Coger confianza, aún queda mucho, pero nos servirá para lo contrario del año pasado. Tenemos puntos e iremos cada partido sabiendo que podemos ganar”. Suena a mensaje de calma, pero también de ambición.
Y en medio de esta transformación aparece un nombre propio: Manolo González. El técnico ha conseguido darle al equipo un sello propio, sobre todo a nivel mental. Pol lo explicó con claridad: “El míster nos metía en la cabeza que debíamos ser un equipo ganador. Da igual el partido o el rival. Trabajar desde la defensa y sabemos que arriba este año tenemos muchos jugadores que aportan mucho. Es un espectáculo”. Esas palabras resumen bien lo que se ve en el césped: un Espanyol más sólido y, sobre todo, convencido de lo que hace.
El siguiente reto será el Mallorca, aunque el duelo aún queda lejos. La plantilla no se confía y sabe que ganar en casa reforzaría todavía más la dinámica: “Estamos tranquilos. Sacar siete puntos da tranquilidad. Pero nos enfrentamos a un rival que consideramos que tiene un objetivo común. Acaba de empezar la liga y el Mallorca es un rival que en casa hay que salir a ganar. Como hicimos el año pasado. Dar un plus contra estos rivales. Podemos ganar a cualquiera”. Palabras que desprenden la seguridad de alguien que cree en su equipo.
Lozano tampoco quiso olvidarse de la grada, que está siendo un factor clave: “Lo hace más fácil, tienes más confianza”, reconoció. Y cerró con una reflexión muy terrenal, la de un jugador que se deja la piel en cada partido: “Llevamos pocos partidos, al final no tienes tanto rodaje de jugar 90 minutos. Ahora acabo destrozado, pero eso es bueno, significa que lo has dado todo. A medida que pasen los partidos el cuerpo se irá adaptando”.
Un discurso sincero y con los pies en el suelo, el de un futbolista que sabe que la temporada es larga, pero que también tiene claro que el Espanyol ha empezado a mirar hacia arriba.