La marcha de Joan García al Barça no solo dejó un vacío sentimental en el espanyolismo. También abrió una pregunta que, en realidad, puede tener una respuesta positiva: ¿quién será el dueño de la portería blanquiazul? Porque lo que parecía un drama hace unas semanas se ha convertido en una oportunidad. El Espanyol tiene dos metas de nivel para pelear por el puesto: Marko Dmitrovic y Ángel Fortuño. Y eso, tras la traumática salida del de Sallent en dirección al eterno rival, es casi bendición.
Joan García y el cambio de relato
Lo que más duele al aficionado blanquiazul no es solo que Joan García se marchara al eterno rival, sino comprobar cómo en cuestión de semanas y tras su huida al club azulgrana ha pasado de ser un portero poco mediático, casi invisible para los grandes medios, a convertirse en protagonista de portadas. La prensa, que durante años apenas reparó en sus méritos deportivos en el Espanyol, ahora destaca hasta sus apariciones extradeportivas.
El ejemplo más claro fue este fin de semana en Montmeló: Joan fue el encargado de ondear la bandera a cuadros en la carrera sprint del Mundial de MotoGP, un gesto simbólico que marca el final de la prueba y que suele reservarse a invitados relevantes. La diferencia es abismal si recordamos que hace apenas unos meses, en el GP de Fórmula 1 en el mismo circuito, apenas fue un espectador más. Ahora, con la camiseta del Barça y habiendo defendido el marco de los azulgrana en tres partidos, lo sitúan en el centro de la escena, con cámaras enfocándole y tratándole como protagonista. Y la prensa amiga del Barça bien que se encarga de reflejar ese “cambio de estatus”, sólo hace falta repasar algunos diario.
🗣️ “No es fácil, pero lo está haciendo increíble”
Joan García pone en valor la increíble hazaña de Marc Márquez#CatalanGP 🇪🇸 #MotoGP 🏁 pic.twitter.com/OA3pm1lmHF
— DAZN España (@DAZN_ES) September 6, 2025
Ese contraste refleja un cambio de relato evidente: lo que no se valoraba en Cornellà se magnifica en cuanto vistes de azulgrana. Aquí no parece que cuenten tanto los méritos deportivos como los colores que defiendes. Y eso es lamentable, porque los que lo vimos crecer sabemos que el verdadero mérito no está en ondear una bandera en Montmeló, sino en las paradas decisivas con las que sostuvo al Espanyol en sus últimos partidos de blanquiazul.
Fortuño aprieta fuerte
Mientras tanto, en el Espanyol, Ángel Fortuño sigue trabajando en silencio. El canterano, que ha empezado la temporada como suplente, tuvo minutos de oro en el amistoso frente al Pau FC y los aprovechó al máximo. Paradas de mérito, seguridad y la sensación de que está preparado para dar un paso adelante. Él mismo lo resumió tras el partido: “Me he sentido bien, muy bien; a los jugadores que no han disputado tantos minutos los primeros tres partidos nos ayuda a coger rodaje y esto es bueno, y el resultado también es importante”.
Solo le faltó redondear la actuación deteniendo el penalti, pero no le resta confianza: “Lástima el penalti, sería una actuación perfecta, pero no ha salido bien”. Su discurso es claro: paciencia, trabajo y la certeza de que llegará su momento. “Yo trabajo cada día para si algún día me toca hacerlo como sé, de momento a seguir trabajando y seguro que algún día llegará”, dijo con la serenidad de quien tiene las ideas claras.
Fortuño incluso confirmó las palabras de Fran Garagarza en el sentido que este verano pensó en salir cedido, pero acabó apostando por quedarse en casa: “Son cosas que se piensan con la familia, el representante, lo que puede ser mejor para mí, pero estoy aquí que es lo que más deseo, soy perico de toda la vida y confío que aquí puede llegar mi momento”. Y remató con un mensaje directo: “Por eso trabajo, confío en llegar algún día a ser el portero titular”.
Dmitrovic, experiencia y liderazgo
En el otro lado está Marko Dmitrovic, que de momento parte con ventaja y es el portero titular de Manolo González. El serbio habló en Catalunya Ràdio y dejó claro que la competencia es tan dura como sana: “Fortuño es muy buen portero, muy buen chaval, también Pol Tristán. Los dos, los tres hacemos una competencia muy sana. Yo aquí, desde mi parcela, siendo más veterano que ellos, ellos con muchas ganas, con mucha hambre, lo que es normal de ser tan joven. Pues yo siempre ayudo desde mi punto de vista, cosas que después de tanta experiencia, tanta trayectoria en fútbol, yo les puedo ayudar, que tienen que mejorar, que sigan trabajando bien”.
Dmitrovic no solo respalda a Fortuño, sino que también destaca el futuro que tienen los jóvenes de la casa: “Cada uno es un poco distinto como portero, como persona en su forma, cada uno tiene sus virtudes y debilidades, pero trabajan bien y si siguen así, seguro que tienen un buen futuro”. Palabras de respeto que demuestran que aquí hay competencia real, pero también compañerismo.
Un debate que ilusiona
Así que el debate está servido, aunque esta vez no genera nervios sino confianza. El Espanyol ha pasado de temer por la portería a tener claro que, juegue quien juegue, hay garantías. Dmitrovic aporta seguridad y experiencia; Fortuño, hambre y proyección. Dos perfiles distintos, pero con un objetivo común: defender la meta y mantener viva la ilusión de un equipo que vuelve a competir de verdad.