Este lunes en el RCDE Stadium se vivirá un partido especial, con aroma de reencuentro. El Espanyol recibe al Mallorca, pero en el césped no solo habrá tres puntos en juego. Estará también la memoria, el recuerdo de dos futbolistas que, por distintas razones, marcaron al espanyolismo y que ahora regresan como rivales: Marash Kumbulla y Sergi Darder.
Son dos historias muy diferentes, dos trayectorias que se cruzaron en Cornellà y que acabaron desembocando en la isla. Pero tienen un denominador común: en su día, la afición perica hubiera querido que siguieran de blanquiazul.
Kumbulla, el central que se ganó el corazón perico
El caso de Marash Kumbulla es reciente y aún escuece. El central albanés, cedido la temporada pasada por la Roma, se ganó a la grada desde el primer día. Su carácter, su compromiso y su buen rendimiento le colocaron como uno de los mejores fichajes del curso. La gente veía en él un refuerzo de futuro, un futbolista que debía quedarse.

El propio jugador nunca escondió su deseo de volver. Se sintió importante, valorado y parte de un proyecto que le encajaba. Tanto fue así que en los despachos del Espanyol se decidió esperarle, confiando en que esa voluntad de regresar acabaría pesando. Pero la realidad fue otra: la Roma quería sacar dinero, el Espanyol no podía llegar a ciertas cifras y el Mallorca apareció con más fuerza económica.
Ahí no cabe enfado con el futbolista. Kumbulla hizo lo que pudo, dejó claro lo que quería, pero el fútbol profesional a veces es así de cruel. El club blanquiazul perdió semanas aguardando una operación que nunca se cerró, y el jugador, al final, se marchó a Mallorca.

Su presentación como bermellón dolió todavía más por las palabras de ilusión con las que llegó: “Estoy muy contento de estar aquí. Hablé con el director y con el míster, y tienen mucha confianza en mí. Me hablaron mucho del proyecto que tiene el Mallorca y cuando me llamó el club, quise estar aquí lo más pronto posible”. Una declaración comprensible, pero que en Cornellà supo amarga.
Ahora, cuando regrese al RCDE Stadium, será inevitable recordar lo que fue y lo que pudo ser. Kumbulla dejó una huella positiva y, en su caso, la afición perica no tiene cuentas pendientes con él. Simplemente, no pudo ser.
Darder, el capitán que dividió al espanyolismo
La historia de Sergi Darder es más compleja y viene de más atrás. Canterano, referente, capitán y símbolo del Espanyol durante años. Su salida, tras el último descenso, fue un golpe durísimo. Y lo peor es que no se produjo en silencio: “Me quería ir y forcé mi salida, yo no quería renovar”, reconoció sin rodeos.

Esas palabras fueron sinceras, pero también rompieron algo dentro de la afición. No porque se esperase que un solo jugador cargara con todo el peso del retorno, sino porque su despedida llegó justo cuando más se necesitaban líderes.
Darder se marchó a su Mallorca natal buscando liberarse de la presión que aquí le ahogaba. Él mismo lo admitió: “Me autoexigía demasiado”. Y eso, en un club en crisis como el Espanyol, le pasó factura. No era cuestión de compromiso ni de calidad, sino de sentir que su ciclo estaba terminado.

En Son Moix ha encontrado un ecosistema más amable. Con Javier Aguirre le costó algo más, pero ahora con Jagoba Arrasate tiene un papel más claro: el balón pasa por sus botas, conecta líneas y se siente liberado de la losa que cargaba en Cornellà.
El tiempo ha hecho su trabajo y, aunque la herida dolió mucho en su momento, ahora quizá ya no duele tanto. Habrá aficionados que le recuerden con cariño por todo lo que dio, mientras otros no le perdonarán nunca su marcha tras haber renovado poco antes y justo en el peor momento del equipo.
En cualquier caso, Darder volverá a Cornellà como un rival especial. Él mismo lo reconoció hace unos meses, antes del partido entre ambos equipos la pasada temporada: “Es el partido más especial de la temporada. Bueno, el segundo. El primero te diría que es el de Cornellà y el segundo, el de aquí. Con ganas de volver a ver excompañeros, trabajadores… Evidentemente, a ganar, pero a partir de ahí, desearles también lo mejor a ellos y que ojalá se salven cuanto antes”.
Dos regresos, dos sentimientos distintos
El duelo de este lunes será una especie de espejo. Con Kumbulla, el recuerdo es dulce: un jugador querido que lo intentó, pero que no pudo volver porque el mercado mandó. Con Darder, en cambio, hay más matices: el tiempo quizá ha suavizado las cosas, pero sigue habiendo cicatrices de una despedida amarga.
Lo que está claro es que, en los reencuentros, siempre hay emociones cruzadas. El Espanyol se juega mucho en lo deportivo, pero la grada también revivirá esas historias que, aunque ya forman parte del pasado, siguen muy presentes en el corazón perico.
