La quinta jornada de LaLiga EA Sports 25-26 ya es historia y el Espanyol la termina en puestos de privilegio. Los de Manolo González son cuartos con 10 puntos, los mismos que el Villarreal, que les supera por diferencia de goles y se queda tercero. La derrota en el Bernabéu ha hecho que los blanquiazules pierdan un puesto en la tabla, pero siguen firmes en zona alta.
El liderato es cosa del Real Madrid, que mantiene el pleno de victorias y suma 15 puntos de 15 posibles. Segundo aparece el Barça, con 13, mientras que Villarreal y Espanyol completan el grupo de cabeza en un arranque de Liga que pese al tropiezo, esperable, en el Bernabéu ilusiona a la afición perica.
En el partido del viernes, el Betis se impuso con autoridad a la Real Sociedad (3-1) en La Cartuja, logrando su segunda victoria de la temporada. El Cucho abrió el marcador con un golazo, pero Brais empató rápido tras un error de Junior Firpo. Cuando mejor estaban los donostiarras, apareció Abde, desatado tras su larga lesión, para provocar el 2-1 y liderar un triunfo que sentenció Fornals con el tercero. Los de Pellegrini, con nueve puntos, ya miran hacia Europa y llegan lanzados a la Europa League. La Real, en cambio, suma dos empates y tres derrotas.
El sábado dejó emociones fuertes y retratos muy distintos en cada estadio. En Montilivi, el Girona se descompuso de mala manera ante el Levante, que aprovechó dos expulsiones locales para firmar un 0-4 demoledor. Carlos Álvarez brilló con gol y asistencia, mientras la grada pasó del enfado a los gritos de “directiva dimisión”. Con solo un punto en cinco partidos, el equipo de Míchel da síntomas claros de caída libre. El Espanyol tampoco pudo sonreír en el Bernabéu. Compitió con orden durante buena parte del primer tiempo, incluso asustó con un par de llegadas, pero el Madrid tiró de pegada lejana para decidir el partido. Militão abrió el marcador con un derechazo a la escuadra y Mbappé remató la faena nada más arrancar la segunda mitad. El 2-0 final reflejó la diferencia de talento, aunque los de Manolo salieron reforzados en cuanto a carácter. Más al norte, en Mendizorroza, el Sevilla se llevó un triunfo de peso ante el Alavés. Rubén Vargas adelantó a los de Almeyda, Carlos Vicente empató de penalti y Alexis Sánchez, más de diez años después de su último tanto en España, apareció para firmar el 1-2 definitivo. Los vascos empujaron hasta el final, pero no tuvieron premio. En La Cerámica, el Villarreal tuvo que remontar para imponerse 2-1 a Osasuna en un partido sufrido. Budimir adelantó a los rojillos de penalti antes del descanso, pero Mikautadze empató de cabeza y un disparo rebotado en Gueye, a cinco del final, dio los tres puntos a los de Marcelino. Los navarros, con uno menos desde la primera parte, se mantuvieron vivos hasta el último minuto, pero Luiz Júnior se redimió con dos paradas decisivas. La jornada se cerró en Mestalla con un Valencia que pasó de los pitos a la fiesta. El Athletic dominó la primera parte y solo la inspiración de Agirrezabala sostuvo a los ches. Todo cambió tras la expulsión de Vivian en el 57’. Con uno más, el equipo de Corberán apretó y encontró el gol en un cabezazo de Santamaría, un triunfo que selló en el añadido Hugo Duro; un 2-0 celebrado como oro por la grada, que acabó entregada tras un inicio de partido marcado por la impaciencia.
El domingo comenzaba en Vallecas, donde el Rayo y el Celta firmaron un 1-1. Los de Giráldez encadenan ya cinco seguidos con ese marcador, y otra vez Borja Iglesias fue protagonista con gol. Pero De Frutos, pichichi rayista, equilibró cuentas. En Son Moix, el Atleti volvió a tropezar. Leo Román, inconmensurable, detuvo un penalti a Julián Álvarez y sostuvo al Mallorca hasta que la roja a Sorloth abrió el camino rojiblanco. Gallagher marcó el 0-1, pero Muriqi, en el 85’, rescató un empate que supo a victoria. Los de Simeone, a nueve puntos del líder, siguen sin ganar fuera. En el Martínez Valero, el Elche se afianza entre los mejores. André Silva adelantó pronto a los de Sarabia y el larguero negó hasta dos veces el segundo a Rafa Mir. El Oviedo apretó en el tramo final, con un gol anulado a Forés incluido, pero los ilicitanos supieron sufrir para mantener su invicto y dejar claro que no son un recién ascendido cualquiera. La jornada se cerró en el Johan Cruyff con un Barça arrollador. Ferran Torres firmó un doblete en media hora y pudo irse con cuatro goles, pero lo evitaron Soria y la madera. Dani Olmo, en la segunda parte, completó el 3-0. El Getafe fue solo ruido y amarillas, mientras que los de Flick disfrutaron de una noche tranquila.
Los partidos
La clasificación
Real Betis – Real Sociedad (3-1)
- Viernes, 21:00 horas, La Cartuja
El Betis se llevó tres puntos de oro en La Cartuja (3-1) ante una Real Sociedad que volvió a mostrar sus costuras y que podría acabar la jornada en puestos de descenso. Los verdiblancos golpearon pronto con un golazo del Cucho y, aunque Brais empató enseguida, los de Pellegrini supieron imponer su ritmo hasta acabar arrollando. Con nueve puntos ya en la tabla, los béticos empiezan a mirar hacia arriba, hacia esos puestos europeos que quieren hacer suyos todo el curso. El partido arrancó con una intensidad tremenda. El Betis, con sus extremos bien abiertos, buscaba espacios para que Lo Celso y el Cucho hicieran daño entre líneas. Y vaya si lo lograron: en el minuto 8, el argentino filtró un balón que el colombiano convirtió en un misil a la escuadra. Golazo y fiesta en La Cartuja. Pero la Real respondió rápido. Un error de Junior Firpo en la salida dejó a Oyarzabal en ventaja. El capitán tocó para Barrenetxea, que aguantó hasta ceder a Brais. El gallego no perdonó y puso el 1-1 antes del cuarto de hora. Con el empate, los donostiarras se asentaron y empezaron a discutirle la pelota al Betis. El primer tiempo estuvo cargado de acción y también de polémica. Una dura entrada de Gorrotxa a Lo Celso acabó en amarilla, aunque las repeticiones mostraron un plantillazo que levantó protestas. Poco después, un lío de tarjetas entre Natan y Amrabat encendió al banquillo visitante, que reclamó la roja para el central bético. La Real tuvo sus mejores minutos al filo del descanso. Barrenetxea, Kubo y Oyarzabal rozaron el gol, con Pau López respondiendo bien y una grada que pasó de la euforia a la preocupación. Nada más arrancar la segunda parte, la Real tuvo la ocasión de ponerse por delante por primera vez en la temporada: un mano a mano de Brais que mandó fuera incomprensiblemente. Fue la última bala real. En la siguiente jugada, Abde se inventó un cabezazo que despistó a Remiro tras un córner y puso el 2-1. El marroquí, que estuvo cuatro meses KO por lesión, fue un puñal por banda, desatado y ovacionado. El 3-1 llegó en una jugada coral de manual: Lo Celso filtró, Bellerín rompió por la derecha y su pase atrás lo mandó Fornals a la red. Sentencia y alivio para un Betis que ya se dedicó a gustarse, con un Abde al palo, la reaparición de Marc Roca siete meses después y una ovación reparadora a Lo Celso, silbado hace dos semanas. La Real, hundida; el Betis, con confianza europea
Girona – Levante (0-4)
- Sábado, 14:00 horas, Montilivi
Montilivi pasó en unos meses de soñar con la Champions a gritar “directiva dimisión” a pleno pulmón. La goleada del Levante (0-4) dejó una escena demoledora: un Girona con nueve jugadores, incapaz de reaccionar, y una afición que ya no esconde su cabreo. La derrota no fue solo un mal partido; fue la constatación de que el equipo se está deshaciendo como un azucarillo en café caliente. Lo curioso es que el Girona salió al campo con ganas. Arnau Martínez probó por la derecha y Joel Roca casi sorprende con un disparo que se fue al lateral de la red. Había ímpetu, pero pronto se apagó. El Levante se adueñó del balón y empezó a jugar con calma, como quien sabe que el tiempo le dará la razón. A los 18 minutos los de Míchel ya acumulaban dos amarillas, y la banda derecha era un agujero imposible de tapar. La cosa se torció del todo a la media hora. Witsel vio la segunda amarilla por una entrada dura sobre Vencedor. Protestas, incredulidad en el césped y pitos en la grada, pero nada cambió: el Girona se quedaba con uno menos y con la moral por los suelos. Poco antes del descanso, Carlos Álvarez hizo de las suyas, abrió a Toljan y su centro encontró la cabeza de Etta Eyong. 0-1 y cara de funeral en Montilivi. Si lo del primer tiempo fue un palo, lo del arranque de la segunda mitad fue un mazazo. Vitor Reis, superado, acabó expulsado por una entrada a destiempo sobre Carlos Álvarez. El propio Álvarez marcó el 0-2 en la falta posterior. Con nueve, aquello ya era un martirio. Iván Romero puso el 0-3 y, para rematar, Koyalipou firmó el 0-4 en el añadido con Gazzaniga otra vez señalado. Con el tercero, la grada estalló. El cántico de “directiva dimisión” arrancó en el sector del Jovent gironí y terminó extendiéndose a todo el estadio. Muchos ya habían abandonado sus asientos, otros se quedaron para aplaudir los pocos intentos ofensivos que quedaban. Y mientras el Levante celebraba una goleada sonada, el Girona se iba entre pitos y resignación. Cinco partidos, un solo punto y una sensación clara: el equipo de Míchel está en caída libre.
Real Madrid – Espanyol (2-0)
- Sábado, 16:15 horas, Santiago Bernabéu
El Espanyol estrenó la nómina de derrotas en la 25-26. Cayó 2-0 en el Bernabéu en un partido con dos mitades muy distintas: oficio y orden antes del descanso; menos colmillo y un mazazo nada más volver del vestuario. El líder pegó de lejos y tumbó a un equipo que llegaba tercero y en racha. Los blanquiazules salieron sin complejos y el primer “uy” fue visitante: latigazo lejano de Expósito que blocó Courtois. A partir de ahí, el Madrid agarró la pelota y se asentó en campo rival, pero el bloque de Manolo no se desordenó. Con pocas fisuras que atacar, Éder Militão se animó desde su casa y coló un derechazo a la escuadra en el 22’. No es la jugada que dibujas en la pizarra, pero vale igual. El golpe no rompió al Espanyol: siguió serio atrás y esperando su momento. Las llegadas blancas fueron más por talento individual que por superioridades limpias. Dmitrović apenas tuvo que mancharse los guantes. La mejor de los pericos, justo al borde del descanso: centro medido de Expósito que Calero no alcanzó a empujar en el área pequeña. 1-0 y al túnel. Sin cambios en el intermedio… y jarro de agua fría. Kylian Mbappé armó un disparo seco desde la frontal nada más reanudarse y puso el 2-0. Ese gol temprano desajustó al Espanyol, que tuvo que abrirse un punto y perdió algo de filo en la presión. Manolo movió rápido: Pickel, Koleosho y Jofre a la hierba. El Madrid rozó el tercero con Vinícius, que estrelló un remate en la madera; el Espanyol contestó con un cabezazo de Expósito que se marchó cerca. Xabi Alonso replicó con Güler, Rodrygo y Brahim, y el técnico perico metió a Kike García para acompañar a Roberto buscando centros laterales. Más tarde, Antoniu Roca entró por Roberto para agitar la izquierda. Hubo intención de apretar arriba y robar cerca del área de Courtois, pero el líder administró la ventaja con pocas concesiones. El 2-0 ya no se movió. El Espanyol compitió de verdad 45 minutos y aprendió -otra vez- que en escenarios así cada ocasión propia cuenta como oro.
Alavés – Sevilla (1-2)
- Sábado, 18:30 horas, Mendizorroza
El Sevilla de Matías Almeyda ya sabe lo que es ganar dos veces en esta Liga… y siempre lejos de casa. Los andaluces se llevaron un triunfo trabajado en Mendizorroza (1-2), donde Alexis Sánchez firmó el gol decisivo y estrenó su cuenta con la camiseta nervionense más de una década después de su último tanto en España. El duelo comenzó sin respiro. Primero, Sivera evitó el 0-1 en un mano a mano frente a Alfon, pero acto seguido Rubén Vargas se inventó un golazo para adelantar al Sevilla. Apenas duró la alegría. Marcao cometió un penalti innecesario sobre Carlos Vicente, que se encargó de transformarlo. En un cuarto de hora, ya había dos goles y una lesión: Alfon, que salió cojeando con un vendaje en el tobillo, tuvo que dejar su sitio a Alexis Sánchez. El choque se jugaba a todo ritmo, con presión alta y mucho contacto, como les gusta a Almeyda y Coudet. El Sevilla, pese a los apuros, dominaba los balones largos y sorprendía con la movilidad de Vargas, que incluso vio cómo le anulaban un gol por fuera de juego. El Alavés, en cambio, sufría cada envío a la espalda de su defensa y se encomendaba a Carlos Vicente, que fue el más insistente. Tras el descanso, Carmona rozó el gol en una internada que salvó Garcés, pero en la siguiente jugada sí llegó el tanto. Carmona volvió a desbordar y sirvió un pase preciso para Alexis, que definió con la calma de quien lleva toda la vida en esto. El chileno celebró con rabia su primer gol en la Liga desde aquel Barça – Atlético de 2014. El Alavés movió el banquillo en busca de la reacción, con Mariano y Rebbach entre los elegidos. Lo intentó con más empuje que claridad. Alexis dio un susto al intentar despejar en su área y Tenaglia mandó un balón alto cuando la grada ya se levantaba. El tramo final fue un carrusel de tarjetas, interrupciones y siete minutos de añadido que no cambiaron nada. El Sevilla suma tres puntos de oro, corta la buena racha de un Alavés envalentonado tras ganar al Athletic y sube en la tabla con un mensaje claro: con Almeyda, este equipo aún está en construcción, pero ya sabe competir.
Villarreal – Osasuna (2-1)
- Sábado, 18:30 horas, La Cerámica
El Villarreal tuvo que sudar tinta para doblegar a un Osasuna combativo, que se adelantó en el marcador y que, pese a jugar con uno menos durante más de una hora, llegó vivo hasta el último segundo. Los de Marcelino se impusieron 2-1 con goles de Mikautadze y Gueye, este último con un tanto tan extraño como decisivo. El arranque fue de incertidumbre amarilla. Osasuna, muy bien plantado por Lisci, aprovechó las dudas locales y amenazó con Juan Cruz y Víctor Muñoz, mientras Budimir incordiaba con su inteligencia habitual. La primera mitad apuntaba a complicarse, pero la expulsión de Rosier, castigado por frenar a Pedraza, cambió el guion. Aun así, cuando parecía que el Villarreal tenía el partido controlado, Partey cometió un penalti absurdo tocando el balón con el brazo. Budimir no perdonó y silenció La Cerámica justo antes del descanso. Marcelino agitó el banquillo y su equipo salió decidido a encerrar a Osasuna. Sergio Herrera se convirtió en un muro, sacando disparos a Pau Navarro, Ilias y Mikautadze. El Villarreal volcaba el campo, acumulaba ocasiones y obligaba a los rojillos a atrincherarse en su área. La fe, al final, tuvo premio: una jugada por la izquierda acabó en centro al área y Mikautadze, imperial en el salto, marcó de cabeza para empatar. Quedaba un cuarto de hora y el Villarreal olió la sangre. El asedio tuvo desenlace en el 85’. Oluwaseyi probó suerte desde fuera del área y el balón, tras rebotar en la espalda de Gueye, despistó a Herrera y acabó dentro. Gol de rebote, pero gol al fin y al cabo que sellaba la remontada amarilla. Osasuna no se rindió. Raúl García tuvo dos cabezazos para empatar, pero Luiz Júnior, cuestionado tras un error en Champions, se redimió con dos paradas salvadoras. El brasileño blindó la victoria en el añadido y permitió al Villarreal sumar tres puntos que refuerzan su candidatura a asentarse en la zona noble. En cambio, Osasuna sigue sin sumar lejos de El Sadar, aunque demostró que incluso en inferioridad es un equipo incómodo y competitivo.
Valencia CF – Athletic Club (2-0)
- Sábado, 21:00 horas, Mestalla
Mestalla pasó del enfado a la euforia en una tarde que arrancó con pitos y acabó con celebración. El Valencia se impuso 2-0 al Athletic Club gracias a los goles de Santamaría y Hugo Duro en el tramo final, tras un partido en el que los de Corberán fueron de menos a más y supieron aprovechar la superioridad numérica. El inicio fue un monólogo del Athletic. Presión altísima, ritmo vertiginoso y un Valencia desbordado que apenas lograba dar tres pases seguidos. La grada, impaciente, despidió el primer tiempo con silbidos. Sin embargo, el héroe inesperado fue Agirrezabala, portero che y ex del Athletic, que firmó dos paradas espectaculares a Sancet para mantener vivo a su equipo. Javi Guerra también tuvo una opción clara, pero se enredó cuando encaraba al guardameta visitante. Tras el descanso, el Valencia salió con otra cara. Danjuma avisó primero, aunque le faltó frescura para definir, y poco después Foulquier puso un centro medido que Rioja casi convierte en gol con un remate acrobático. El Athletic, más dubitativo con balón, empezó a sufrir. La clave llegó en el minuto 57: Vivian derribó a Santamaría siendo el último hombre. El árbitro lo revisó en el VAR durante cuatro eternos minutos y acabó enseñándole la roja directa. Con uno más, Mestalla se encendió y el Valencia olió sangre. El premio llegó en el 73’. Centro de Javi Guerra al primer palo y Santamaría, totalmente solo, conectó un cabezazo perfecto al palo corto. Iñaki Williams, que debía cerrar la acción defensiva, se despistó y lo pagó caro. El Athletic buscó reaccionar, pero ya era tarde. El Valencia controló bien los últimos minutos, incluso aumentó el marcado con un gol de Hugo Duro superados los 90′, y aseguró un triunfo de esos que refuerzan la moral de un equipo que empezó apagado, pero que acabó con Mestalla volcado a su favor. Tres puntos que valen oro y que devuelven la sonrisa a la parroquia ché.
Rayo Vallecano – Celta de Vigo (1-1)
- Domingo, 14:00 horas, Vallecas
No parece casualidad, sino cosa de meigas. El Celta volvió a acabar con empate a uno por quinta jornada consecutiva, confirmando su extraño idilio con este marcador. En Vallecas se adelantó con un tanto de Borja Iglesias, que ya lleva tres partidos seguidos viendo puerta, pero De Frutos, pichichi del Rayo, hizo justicia firmando el 1-1. Ni el empuje de los franjirrojos ni las paradas de Radu ni de Batalla cambiaron el guion: el embrujo sigue vivo. Vallecas recibió al fútbol con el ambiente de siempre, con, la grada apretando y un Rayo con hambre. Lejeune probó de inicio y el Panda respondió al otro lado, pero sin acierto. Pathé Ciss, improvisado central, se multiplicó para frenar a Borja Iglesias. El Rayo insistió por la izquierda, pero se topó con un Radu muy atento. El descanso llegó inevitable, con un 0-0 que retrataba la falta de puntería de unos y otros. Nada más volver del vestuario, el choque se encendió. Camello y De Frutos rozaron el gol, pero fue Borja Iglesias quien acertó, con la ayuda involuntaria de Javi Rueda, cuyo cabezazo se convirtió en una asistencia perfecta. El Panda no perdonó y puso al Celta por delante. La tensión subió y Espino se marchó molesto al banquillo, calmado por Trejo en un gesto que la grada agradeció. De Frutos hizo justicia y Radu sostuvo al Celta. El Rayo respondió con carácter. Chavarría conectó con Álvaro y este sirvió raso para que De Frutos empatara. Gol merecido para los de Íñigo Pérez, que se lanzaron a por la remontada. Ahí emergió Radu, enorme con sus reflejos para salvar dos veces a bocajarro, mientras Batalla también aparecía para negar a Jutglà. En el descuento, Unai rozó el golazo con un disparo a la escuadra. Pero nada cambió: el 1-1 volvió a aparecer como destino inevitable. El pitido final confirmó que ni Rayo ni Celta querían bajarse de su condición de equipos peleones en zona media. Los de Giráldez se marchan con la maldición del 1-1 intacta, mientras Íñigo puede presumir de seguir invicto en su particular pulso con el técnico gallego.
Mallorca – Atlético de Madrid (1-1)
- Domingo, 16:15 horas, Son Moix
El Atlético de Madrid se marchó de Son Moix con cara de déjà vu: dominó, generó, incluso se adelantó cuando jugaba con uno menos… pero se volvió a quedar sin premio completo. El Mallorca, fiel a su espíritu de resistencia, logró un empate (1-1) que supo a victoria gracias al cabezazo de Vedat Muriqi en el minuto 85. La primera parte fue un recital del portero balear. Antes del cuarto de hora ya había detenido un penalti a Julián Álvarez tras mano de Raíllo. No fue la única: se cruzó en el camino de Raspadori, sacó un disparo envenenado de Nico González y hasta resolvió un desvío suicida de su propio capitán. Inconmensurable. El Atleti mordía, pero Román mantenía vivo al Mallorca. El partido se agitó en la segunda parte con la expulsión de Alexander Sorloth. El noruego llevaba diez minutos sobre el césped cuando Hernández Maeso, tras revisar el VAR, le mostró la roja directa por una dura entrada a Raíllo. Paradójicamente, ese fue el punto de inflexión para los colchoneros: Conor Gallagher, llegando desde atrás, empalmó un balón suelto y firmó el 0-1 en el 79’. Lo que parecía sentenciar para el Atleti lo corrigió el alma del Mallorca. Jan Virgili puso un centro medido y Muriqi, que anda tocado por la varita, apareció en el área para clavar de cabeza el empate. Cuarto gol en cinco partidos para el kosovar y estallido de Son Moix, que creyó incluso en la remontada. El Atlético, a nueve puntos del Madrid y todavía sin ganar fuera de casa, se marcha con la sensación de haber regalado otra oportunidad. El Mallorca, por su parte, sigue sin victorias, pero este empate tiene sabor especial: resistir a un grande, con Leo Román enorme y Muriqi infalible, es algo más que un simple punto.
Elche – Real Oviedo (1-0)
- Domingo, 18:30 horas, Martínez Valero
El Elche se ha colado en la fiesta de los grandes. Cinco jornadas después de volver a Primera, el equipo de Eder Sarabia todavía no sabe lo que es perder y se ha instalado en zona europea. Y no porque haya tenido un calendario amable: ha visitado al Atlético, ha jugado en el Sánchez-Pizjuán y ha recibido al Betis. En todos salió vivo. Y en casa, como ante el Levante, volvió a ganar. Esta vez le tocó sufrir, pero el 1-0 contra el Oviedo sabe igual de bien. El partido comenzó eléctrico, con los dos equipos corriendo hacia adelante sin demasiados rodeos. Rondón tuvo la primera tras un regalo de Rafa Mir, pero la desperdició a puerta vacía. El fútbol, que es caprichoso, castigó la falta de acierto carbayona con el gol local: antes del minuto diez, André Silva apareció en el segundo palo para empujar un centro raso de Valera que Escandell rozó sin poder evitar el 1-0. El Elche quiso dormir el choque, pero el Oviedo tuvo sus momentos. Tras el descanso llegó la acción más vistosa: una ruleta de Neto que levantó al estadio, aunque Escandell primero y Rafa Mir después se quedaron sin premio. El delantero ilicitano se peleó con la madera: su remate pegó en el larguero, botó en la línea y volvió a dar en el travesaño. Dos veces en un minuto. El Elche no supo sentenciar y el Oviedo se agarró al partido como pudo. Paunovic, obligado por las lesiones de Nacho Vidal e Ilic, agotó pronto los cambios. Aun así, los azules rozaron el empate: Forés marcó pero el gol fue anulado por fuera de juego de Ahijado, e Iñaki Peña casi se complica en un disparo blando de Rondón. El tramo final fue de sufrimiento ilicitano, pero esta vez la moneda cayó de su lado. El pitido final dejó al Elche entre los mejores de la tabla, confirmando su arranque de temporada tan serio como sorprendente. El Oviedo, en cambio, sigue mirando hacia abajo y aún sin ganar en su regreso a la élite. Dos recién ascendidos, sí, pero con destinos bien distintos.
Barcelona – Getafe (3-0)
- Domingo, 21:00 horas, Estadi Johan Cruyff
El Barça vivió una noche plácida en el Johan Cruyff. Sin sufrimiento, sin dudas y casi sin rival. En apenas media hora ya tenía el partido encarrilado gracias a un Ferran Torres en modo depredador, que firmó un doblete y pudo marcharse con más. El Getafe, en cambio, fue un invitado incómodo solo en lo bronco: una sucesión de amarillas y más protestas que juego. El 1-0 llegó en el 14’: Koundé filtró al área para Dani Olmo, que la dejó de tacón para Ferran. El delantero no se lo pensó y fusiló a David Soria con un derechazo. El segundo, en el 34’, fue una contra de manual: Raphinha condujo y soltó el balón a Ferran, que se plantó solo y definió con calma. Doblete para Ferran. Lo intentó para el hat-trick e incluso el póker, pero entre el larguero y Soria lo evitaron. La segunda parte fue más tranquila, pero el Barça no levantó el pie del todo. En el 62’, Casadó buscó en largo a Rashford, que la puso al corazón del área. Rico intentó despejar, pero la pelota acabó en los pies de Dani Olmo, que no perdonó para el 3-0 definitivo. Partido resuelto y minutos para que Flick rotara sin perder el control. El Getafe, ni se asomó. El equipo de Bordalás apenas cruzó la línea de medio campo en todo el encuentro. Su partido quedó reducido a frenar como fuera, a discutir cada decisión y a llenar la libreta de amarillas. En lo futbolístico, nada que hacer. En lo emocional, rabia contenida. El Barça se llevó un triunfo cómodo, con un Ferran Torres que pide a gritos más protagonismo y un Dani Olmo que también se suma a la fiesta. El Getafe, mientras tanto, se queda con la sensación de que fue poco menos que un sparring.


