En el Espanyol hay una idea que lleva tiempo cocinándose en silencio, sin grandes anuncios ni campañas de márketing, pero que poco a poco se ha ido haciendo fuerte. Se llama ‘Los Valores de La21’ y es un programa que impulsó Fran Garagarza desde que llegó a la dirección deportiva. La idea es sencilla, aunque a la vez muy ambiciosa: no formar solo futbolistas, sino formar personas. Y hacerlo desde abajo, desde la base.
“El fútbol se acaba. Los goles, los ascensos… todo eso está muy bien, pero al final lo que queda es la persona”, dijo Garagarza el día que se entregaron los galardones a los once canteranos más ejemplares de la temporada pasada. Y esa frase resume bastante bien de qué va todo esto.
Paule-carres: “Esto va de pensar quiénes somos y qué queremos ser”
El que lleva el día a día del programa es Michael Paule-carres, coordinador y responsable del proyecto. En una entrevista con Sport explicó que todo nace de una pregunta bastante básica: “¿Qué club queremos ser?”. Porque consideran está muy bien enseñar a tirar faltas o a presionar tras pérdida, pero ¿qué pasa cuando el partido va mal? ¿O cuando toca estar en el banquillo? ¿O cuando no te renuevan? Ejemplos de cómo pueden afectar esas decisiones las tenemos muy cerca en el RCDE, si recordamos como Tyrhys Dolan perdió a su amigo Jeremy Wisten en 2020 luego de ser descartado por el Manchester City.
“Si solo nos enfocamos en cómo realizar un desmarque o cómo finalizar y luego los chicos no tienen el bagaje psicológico o personal de afrontar situaciones de dificultad, será mucho más difícil facilitar esa adaptación al fútbol de alta eficiencia”, explica Paule-carres.
Las botas negras son parte del mensaje
Una de las normas que más ha llamado la atención -y que incluso se hizo viral- fue la decisión de que todos los jugadores de la cantera del Espanyol lleven botas negras. No es una manía, ni una nostalgia vintage.
“Está enmarcada dentro del valor de solidaridad, de ir todos juntos”, dice Paule-carres. Porque al final, unas botas negras pueden ser caras o baratas, pero lo que se busca no es homogeneidad estética, sino un gesto de compromiso. De decir “lo importante no es qué marca llevo, sino cómo juego y cómo me comporto”.
Pequeños gestos, grandes mensajes
Más allá de las botas, el programa también recoge otras normas del día a día que, en el fondo, enseñan más que muchos discursos. Cosas como celebrar los goles siempre en grupo, respetar al árbitro y al rival, saludar a los padres tras el partido o tratar bien a los entrenadores. Puede parecer básico, pero en el mundo del fútbol no siempre se da por hecho.
Y hay un gesto muy concreto que ya forma parte del ritual perico: tocar la estatua de Dani Jarque cada vez que se entra a la Dani Jarque. “Es un símbolo de pertenencia”, cuenta Paule-carres. “Ya se hacía antes, pero ahora lo queremos formalizar, que sea algo que los chicos sientan como tradición”.
De hecho, si uno se fija, el dedo de la estatua de Jarque está más desgastado que el resto. Eso solo lo consigue el cariño repetido de cientos de manos que lo tocan cada día.
Lo que se aprende en la base, se lleva para siempre
La idea detrás de todo esto no es que los jugadores lo recuerden solo mientras estén en la cantera. Es que se les quede dentro. Que lleguen o no al primer equipo, que sigan o no en el club, pero que lo que aprendan en la Dani Jarque lo lleven a donde vayan. Ya sea a otro club, a otra ciudad o incluso a otra profesión.
Paule-carres lo tiene claro: “Esto no va solo de fútbol. Va de formar personas que lleven consigo los valores del Espanyol”.
