Este sábado en Cornellà-El Prat se juega uno de esos partidos que no llevan cartel de clásico, ni tienen superestrellas sobre el césped, pero que todo el mundo debería ver. Porque aquí no se enfrentan dos equipos cualquiera. Se enfrentan el Espanyol y el Elche, que a día de hoy están compitiendo con los mejores sin necesidad de levantar la voz.
Están siendo dos de las grandes noticias del primer tramo de Liga. Cada uno con su estilo, pero los dos con una cosa en común: juegan a algo. Y lo hacen bien. No están donde están por accidente. Y por eso el partido de este sábado no es una jornada más.
El Espanyol vuelve a sonreír (y a creérselo)
No hace tanto, estábamos hablando de cuatro jornadas seguidas sin ganar, de dudas, de resultados que no llegaban pese al buen juego. Pero la victoria en Oviedo ha cambiado la cara a todo. El equipo volvió a mostrar una versión seria, práctica, con oficio. Y ganó. Que era lo que tocaba.

Ahora, con 15 puntos en 9 partidos, el Espanyol se planta en casa en una posición muy buena. Sextos, en zona noble, y con la sensación de que se ha recuperado el pulso competitivo. Lo ha dejado claro Manolo estos días: aunque juegues bien si sumas partidos sin ganar, te vas a la calle. Y no lo decía como excusa, sino porque sabe lo que hay. Este club no espera. Este club exige.

Y Manolo ha sabido entender eso desde el primer día. Sin hacer aspavientos, ha ido construyendo un equipo serio, ordenado, con jugadores que se sienten cómodos en lo que hacen. Cabrera y Riedel se entienden atrás, Pol y Edu están mandando en el medio, y arriba Pere Milla está fino. Si ahora a eso le sumas confianza… tenemos razones para mirar hacia arriba.
Pero que nadie se confunda con el Elche
El rival del sábado no es un recién ascendido al uso. El Elche no juega como un equipo que acaba de subir. Y eso tiene mucho que ver con su entrenador, Eder Sarabia, que sin hacer mucho ruido ha convertido a su equipo en uno de los más atractivos de ver de toda LaLiga.

Juegan con el balón, presionan arriba, no se arrugan ante nadie. Ya le sacaron un punto al Athletic haciendo un partidazo, obteniendo menos premio del que merecían. Y vienen a Cornellà con solo un punto menos que nosotros. O sea: esto va a estar muy igualado.
Tienen jugadores con peso como Rafa Mir o André Silva, gente joven que mueve bien la pelota como Febas o Martim Neto, y defensas serios como Affengruber, que no destaca por hacer florituras pero que va al corte como un reloj. Juegan bien, pero además compiten bien. Y eso es lo que más respeto da.
Manolo González y Eder Sarabia: técnicos que no necesitan escudo mediático
Este partido también es un cara a cara interesante en los banquillos. Ni Manolo González ni Eder Sarabia tienen grandes currículums en Primera. Pero se están ganando un sitio solo con lo que hacen cada jornada.
Manolo ya ha demostrado que sabe gestionar un grupo, que no se esconde, y que no le tiembla la voz para decir lo que piensa. El vestuario cree en él, y eso se nota. Y lo mejor es que su Espanyol no juega como un equipo que quiere pasar desapercibido. Juega con intención.

Sarabia, por su parte, es un técnico con una propuesta muy marcada, heredera en parte del estilo de Setién, al que considera su mentor, pero con su propio toque. Su Elche quiere dominar, quiere atacar, y quiere hacerlo con el balón. No se mueve por impulsos, sino con una idea detrás.

Es muy probable que muchos equipos estén empezando a mirar hacia estos dos entrenadores con otros ojos. Porque lo que están consiguiendo con los recursos que tienen no es nada fácil.
En juego, algo más que tres puntos
El sábado hay mucho en juego. No solo porque sumes tres más o te veas superado por el otro. Es que quien gane se va a llevar algo simbólico, pero que pesa mucho: el cartel de equipo revelación. Ese que hace que te tomen más en serio. Que los análisis de los lunes empiecen por ti. Que los grandes te empiecen a mirar de reojo.
Y desde el punto de vista perico, este partido llega en una semana de celebración, con el 125 aniversario del club marcando todo lo que pasa. Pero no hay que perder el foco. Porque lo que pasa en el campo es lo que acaba marcando el ánimo general. Y si se gana este partido, la fiesta va a ser redonda.
Que no nos despisten los fastos: hay que competir
Es bonito celebrar lo que somos. Lo que fuimos. Lo que representa este club. Pero todo eso, si se queda en un acto institucional o en una camiseta especial, no sirve de mucho si no compites bien.
Y eso es lo que nos espera este sábado. Un partido importante, en casa, contra un rival directo, y con la oportunidad de consolidar lo que se viene cocinando desde hace semanas: que este Espanyol no solo ha vuelto, sino que puede mirar hacia arriba sin complejos.
