Uno de los nombres que explica el momento del Espanyol es el de Marko Dmitrovic. Cuando en verano se confirmó la salida de Joan García rumbo al FC Barcelona, más de uno en el espanyolismo se echó las manos a la cabeza. Se iba un portero de casa, joven, con proyección y que había dejado actuaciones más que notables. Se marchaba, además, en un contexto emocional delicado, y dejaba tras de sí un vacío simbólico y deportivo muy complicado de llenar. La pregunta era inevitable: ¿quién defenderá ahora la portería del Espanyol?

La respuesta, unos meses después, está más clara que nunca: Marko Dmitrovic. El veterano guardameta serbio no solo ha cumplido con lo esperado, sino que ha superado con creces las expectativas. Y eso que el debate estuvo sobre la mesa más de una vez, sobre todo tras algún partido gris en el arranque de temporada, en especial tras su actuación en el Bernabéu. Incluso se llegó a pedir que Manolo lo enviase al banquillo y que fuese un hecho la titularidad inmediata de Ángel Fortuño, que venía apretando fuerte desde abajo con sus actuaciones en pretemporada y en los entrenos. Pero a base de paradas, jerarquía y seguridad, Dmitrovic ha ido apagando cualquier tipo de ruido. Ahora, no hay discusión.
Un fichaje que despertó dudas… y que ha sido un acierto
Lo cierto es que su fichaje no fue recibido con unanimidad; o más bien, sí la hubo, pero para poner en duda este movimiento de mercado. Dmitrovic llegaba del Leganés, un equipo que acababa de perder la categoría, y con 33 años, en una edad en la que no todos mantienen el mismo nivel físico ni competitivo. Para algunos, parecía más un parche que una apuesta real de futuro, por no decir aquellos que hablaban de retiro d eoro. Pero el tiempo ha demostrado que Fran Garagarza, que ya lo conocía de su etapa en el Eibar, sabía lo que hacía.

El “calvorota”, como lo llama con cariño Edu Expósito -quien ya lo conocía también de su paso por Ipurua- ha terminado convirtiéndose en uno de los hombres más importantes de la plantilla. Dentro del campo transmite calma, ordena con voz de mando y achica espacios con temple. Fuera del campo, es uno de los veteranos más escuchados, respetado tanto por los jóvenes como por los pesos pesados del vestuario.
Cuatro porterías a cero: números que hablan
Más allá de las sensaciones, están los datos. Y los datos, en este caso, son contundentes. Dmitrovic ha dejado la portería a cero en cuatro partidos: Osasuna, Girona, Oviedo y Elche. Tres de ellos, además, han llegado en los últimos cuatro encuentros, con una racha de siete puntos de nueve posibles. Traducido: cuando el Espanyol no encaja, normalmente gana, algo en lo que insiste reiteradamente Manolo González.

La comparación con la pasada temporada es significativa, y nos llegaba en un análisis interesante sobre el impacto de la figura de Dmitrovic a cargo de As. Joan García, a quien nadie puede discutir su talento pese a la sensación de traición que dejó su elección por el Barça, tardó 25 jornadas en alcanzar esa misma cifra de porterías a cero. No se trata de desmerecer lo que hizo el de Sallent, pero sí de subrayar que el equipo, hoy por hoy, es mucho más sólido, y que Dmitrovic tiene mucho que ver en ello.
Un muro con ayuda: la defensa también suma
Por supuesto, la portería a cero no es solo mérito del portero. El sistema defensivo del Espanyol ha dado un salto adelante enorme. Manolo González ha logrado construir una línea fiable con una pareja central que ya empieza a conocerse de memoria y que ha logrado lo impensable, que nadie se acuerde de Marash Kumbulla, cuyo fichaje era prioritario el pasado verano pero fue inasumble por cuestiones económicas: Cabrera y Riedel. El primero pone oficio y garra, el segundo elegancia, lectura táctica y un físico poderoso.

Pero hay más nombres que han aportado cuando ha hecho falta. Ante el Elche, por ejemplo, Calero salió tras el descanso para suplir a Riedel y cuajó 45 minutos brillantes, siendo clave en el tramo final del partido. Incluso Miguel Rubio, el central que menos ha jugado hasta ahora, ha cumplido con nota cuando ha tenido minutos, e incluso ha sumado un gol. Son nombres que se sabe ofrecerán rendimiento cuando sea preciso su concurso.

Y no olvidemos a los laterales. Carlos Romero es hoy por hoy uno de los jugadores más en forma de la plantilla, y Rubén Sánchez, cuando ha cogido el estigo de Omar El Hilali, ha ganado confianza y minutos. La solidez defensiva no se construye solo desde atrás, pero sin duda empieza en la portería, y ahí Marko se ha hecho dueño y señor.
Fortuño espera su turno… con garantías
El próximo jueves, en el debut copero ante el Atlètic Lleida, será Ángel Fortuño quien defienda la meta. El joven portero, que ya ha demostrado en pretemporada y en entrenamientos que tiene nivel, cuenta con la confianza del cuerpo técnico. Su progresión es evidente, pero de momento la portería es de Dmitrovic.

