Cuando Gerard Moreno batió a Dmitrović en la primera parte del Espanyol – Villarreal, el gesto fue contenido, casi automático. Nada de brazos al cielo, ni de saltos, ni de miradas desafiantes. Solo un leve encogimiento de hombros, una mirada al suelo y un mensaje silencioso: aquí hay historia. Porque aunque su camiseta hoy sea amarilla, Gerard no olvida de dónde viene. “Mucho respeto, he pasado muchos años aquí, muy agradecido por el cariño que me dan”, explicó después del partido. Y se notó.
Respeto mutuo entre Gerard y la afición perica
En el RCDE Stadium no hubo silbidos. Más bien todo lo contrario. Cada mirada cómplice entre el ex y su ex afición hablaba por sí sola. Gerard no necesitó hacer grandes discursos. Bastó con su actitud para dejar claro que el respeto sigue ahí. “Es especial, pero miro por mi club. Los partidos que no juegan con nosotros quiero que ganen siempre”, añadió. No lo dijo por quedar bien: lo dijo porque lo siente así.
Manolo y Gerard, un vínculo que no se borra
La historia de Gerard con el Espanyol tiene muchos capítulos, pero uno de los más personales lo escribió un tal Manolo González. El hoy técnico perico fue quien lo formó en el Badalona y todavía se le escapa una sonrisa cuando habla del ‘9’ del Villarreal. “Hay mucho cariño”, admitía Gerard al acabar el partido. Y lo amplió: “Son muchas emociones cuando vengo aquí y también cuando jugamos allí contra ellos”.
¿Una vuelta imposible?
En la grada, no son pocos los que sueñan con volver a ver a Gerard de blanquiazul. Pero Manolo, siempre directo, lo dejó claro hace días: es inviable económicamente. El propio Gerard lo sabe, y vive el presente. “Voy pensando en el día a día, estas últimas temporadas he sufrido mucho como para pensar ahora en retirarme”, reconocía. Y tenía sentido. El fútbol no siempre da segundas vueltas, pero sí deja huellas. La suya, en el Espanyol, es de esas que no se borran.
“Quiero disfrutar, pasármelo bien y dar las gracias”
Para cerrar su intervención, Gerard se despidió como lo hacen los que no necesitan filtros. “Ahora que estoy bien, quiero disfrutar y pasármelo bien. Mucho cariño y mucho respeto, darle las gracias al club y a la afición porque siempre me tratan muy bien”. Y así, sin levantar la voz, dejó otro mensaje: en tiempos donde todo parece ruido, todavía queda espacio para el agradecimiento sincero.
