El mural que homenajeaba los 125 años del RCD Espanyol en una calle de la Barceloneta ha sido vandalizado. Lo que se había convertido en uno de los iconos más compartidos por la afición en los últimos tiempos -el logo conmemorativo diseñado por Carlos Belmar que adornaba la puerta de la Bodega Iberia, que ha sido un templo del espanyolismo que recientemente ha cambiaso de manos- ha sido estropeado con pintadas que cubren parte de su trazo con mensajes.
Un acto premeditado, dirigido contra un símbolo que por lo visto había ganado demasiada visibilidad para el gusto de algunos. En una ciudad donde el espacio público suele estar muy repartido, la aparición de un mural tan claramente vinculado al Espanyol incomoda a quienes no soportan que el club blanquiazul también exista y forme parte del paisaje urbano.
Un mural que se había convertido en símbolo del aniversario
Este mural representaba de algun modo el orgullo de sentirse del Espanyol en una Barcelona donde, históricamente, el club ha tenido que luchar por hacerse visible. El logotipo del 125 aniversario ha acompañado al Espanyol durante todo el año como emblema de una historia que se extiende ya por más de un siglo. Inspirado en el noucentisme y en los panots típicos de las aceras barcelonesas, el diseño de Belmar ha aparecido en camisetas, actos institucionales.
El de la Barceloneta, pintado sobre la puerta de un establecimiento con alma perica, se había convertido en el ejemplo más icónico de todos, visitado por aficionados que se acercaban a fotografiarse frente a él. Ahora este mural vandalizado se suma a una larga lista de episodios en los que el espanyolismo ha tenido que reafirmarse, una vez más, como lo que siempre ha sido: resistente, obstinado y capaz de mantener viva su identidad incluso cuando algunos intentan borrarla.
