El funeral de Xabier Azkargorta, fallecido el pasado viernes a los 72 años, fue mucho más que una despedida. Bolivia entera lo despidió como a alguien propio. Familiares, ex jugadores, amigos del fútbol y muchísima gente anónima acudió este domingo a Santa Cruz para darle el último adiós al técnico que llevó a la Verde al Mundial de 1994. Sus restos quedaron en un cementerio de la ciudad, justo donde él pidió descansar para siempre.
La misa y el abrazo a su familia
En la ceremonia, que tuvo misa de cuerpo presente, la imagen era muy dura para los suyos. Decenas de personas acompañaron a su esposa, Aracely Saucedo, y a sus hijos Mikel y Alejandra, llegados desde Barcelona, en un ambiente cargado de emoción.
Tras la misa, los exfutbolistas que estuvieron en la selección de 1994 -Marco Antonio Etcheverry, Milton Melgar, Marco Sandy, Juan Manuel Peña y William Ramallo- cargaron junto a Mikel, su hijo, el féretro hasta la calle. Fue uno de los momentos más emocionantes. Algunos, entre lágrimas, se acercaron para despedirse con un “Hasta siempre, Bigotón”.
La escena, tan sencilla y tan directa, resumía mejor que nada lo que significó para Bolivia.
La última cueca para un entrenador que cambió un país
A las puertas del cementerio esperaba una banda de música, que rompió el silencio con la cueca “Viva mi patria Bolivia”. La misma que el país cantó en 1993, cuando la Verde certificó su billete al Mundial de Estados Unidos, y la misma que suena siempre que Bolivia logra algo importante. Ese día, volvió a sonar para Azkargorta.
La voz emocionada de un hijo perico
Entre los familiares, también habló Mikel, reconocido seguidor perico y que ha colaborado en su momento con diferentes medios del entorno blanquiazul. Lo hizo con calma, pero lógicamente muy tocado por esta pérdida: “Mi padre es muy querido en Bolivia, quiso a esta tierra desde que vino y nosotros desde España sentimos siempre el amor de Bolivia hacia mi padre, estamos muy contentos y agradecidos a todo el país”.
Un mensaje sencillo, pero que dejaba ver lo que había significado para la familia este vínculo inesperado con un país tan lejos de Barcelona.
Su hermana, Alejandra, había recordado la víspera que acompañaron a su padre en varios partidos de las eliminatorias de 1993. Era la época en la que la Verde viajaba por Sudamérica tratando de meterse en un Mundial que parecía imposible. “Siempre apostaron por Bolivia”, decía, recordando ese viaje juvenil que acabó marcando a toda la familia.
Exmundialistas cargaron el feretro del “profe” Azkargorta, “hasta siempre”
Los #exmundialistas que clasificaron al mundial en 1994 dirigidos por #XabierAzkargorta llegaron hasta Santa Cruz para despedir al “bigotón”, como lo llamaban de cariño.
Milton Melgar ex jugador de… pic.twitter.com/Wq4uYMW3Qe
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Su viuda, Aracely, tuvo fuerzas para agradecer el apoyo de todos: “Gracias por estar aquí, por el esfuerzo que hacen, llevamos semanas de desvelo, se hizo todo lo que estuvo al alcance de los médicos, estoy muy agradecida”.
Etcheverry, el discípulo que lo llamaba “mi segundo padre”
Otro de los momentos fuertes llegó con Marco Antonio Etcheverry, ídolo histórico en Bolivia. Él mismo había dicho siempre que el Bigotón era “su segundo padre”, y estuvo en el velatorio desde el viernes. Tras el entierro, lo despidió diciendo: “Va a ser eterno el profe, vino aquí a dejar su sabiduría y se quedó con nosotros, un gesto increíble”.
De Azpeitia al Mundial 94: una vida con mil capas
Azkargorta nació en Azpeitia en 1953, descendiente de una familia de pelotaris, con un hermano futbolista profesional y una carrera de medicina que dejó a un lado porque, como él mismo decía, “Pudiendo elegir entre medicina y fútbol, elegí fútbol”. En Bolivia su figura es historia del deporte, pero para el Espanyol también fue muchísimo más que un paso por el banquillo.
Un entrenador joven, valiente y adelantado a su tiempo en Sarrià
Con apenas 29 años, se convirtió en el entrenador más joven en dirigir en Primera cuando tomó las riendas del Espanyol en 1983. Relevó a Milorad Pavoric y estuvo tres temporadas en Sarrià, dirigiendo 134 partidos, el séptimo con más en la historia del club.
Fue el técnico de la Copa de la Liga en la 84-85, pero sobre todo dejó un legado que todavía hoy se cita: su apuesta por la cantera.
El “Jo, cantera” que acabó marcando una época
La campaña “Jo, cantera” nació bajo su mando, intentando reforzar la identidad del Espanyol en torno a los jugadores de casa. Aquello, unido al trabajo de formación que dejó instaurado, fue la base del equipo que años después llegaría a la final de la Copa de la UEFA en Leverkusen.
Años más tarde, en una entrevista en AS, Azkargorta decía: “Fue una etapa preciosa, sobre todo enfocada a la formación. Apenas eché manos de extranjeros porque ya estaban Lauridsen y N’Kono. No teníamos ni campo para entrenar, nos movíamos entre Piscinas y Deportes y la SEAT”.
El regreso que casi fue
En esa misma conversación, también contó que estuvo a punto de volver: “Estuvimos a punto de trabajar juntos Pochettino y yo, pero no se dio”. Otra de esas historias que quedan flotando en la memoria del espanyolismo y que uno nunca sabe qué habría cambiado.
Este jueves, una misa-funeral en Barcelona
Para todos aquellos que desde este lado del charco quieran honrar la memoria de Xabier Azkargorta, el jueves 20 de noviembre a las 19:30 horas se realizará una misa funeral en la Parroquia de María Auxiliadora de Sarrià. Será el momento de rendir tributo y decir adiós a alguien que por encima de un hombre que dejó huella en el espanyolismo, fue una buena, una excelente persona.

