El Atlético Baleares – Espanyol de Copa del Rey será especial, pero no por lo que suele serlo un partido grande. Para Luis Blanco, entrenador del equipo balear, el cruce va más allá del fútbol. Es un reencuentro con una etapa que acabó de forma extraña. Una historia de compromiso total con el Espanyol que terminó dos veces igual: sin explicaciones, sin rencores, pero con la sensación clara de que se merecía algo más. “Fue duro y creo que me merecía seguir”, confesó hace un tiempo el técnico en Llobregat Blanc-i-blau, recordando su última salida del club perico.
De casi todo en el Espanyol, pero sin continuidad
Luis Blanco llegó el RCDE en la temporada 2014-2015 como segundo entrenador del Espanyol B, entrenado en aquel entonces por Lluís Planagumà. Durante su estancia dirigió al Juvenil, al filial, y hasta al primer equipo del Espanyol durante dos partidos en Primera división. En total, nueve temporadas en el club y 80 encuentros desde el banquillo entre Segunda B y Segunda RFEF. Fue el elegido para apagar incendios más de una vez. Subió al filial tras la destitución de José Aurelio Gay, evitó el descenso y metió al equipo en promoción de ascenso dos años seguidos, pese a las ausencias constantes de jugadores que estaban con el primer equipo. Y cuando Vicente Moreno cayó a falta de dos jornadas en 2022, Blanco dio un paso al frente y se sentó casi con muletas en el banquillo. Literal. Lo explicó él mismo: “Estaba en el sofá, recién operado del pie, y me llaman para dirigir al primer equipo”.
Sin explicaciones… y sin continuidad
A pesar de responder siempre cuando se le necesitó, la confianza del club fue intermitente. Primero lo dejaron sin renovar tras la temporada 22-23, y luego, tras volver para ayudar en el ascenso de 2024 como segundo de Manolo González, tampoco siguió. “Querían otro perfil de segundo entrenador. Lo respeto, pero creo que merecía seguir”, repitió sin rencor, pero dejando claro su sentimiento. Nunca pidió explicaciones, ni se las dieron. “Fue una decisión del club. Puedes estar de acuerdo o no”, explicó con elegancia. “No hay nada personal. Sigo manteniendo contacto con Manolo. La relación fue buena”.
Vínculo emocional, pero quiere ganar
El sorteo de la Copa le tocó la fibra. Lo reconoció en COPE Baleares: “Había una opción principal, el Mallorca. Pero la segunda, personalmente, era el Espanyol por el vínculo que tengo con el club”. Al enterarse del emparejamiento, el teléfono le echó humo: “Muchas, muchas llamadas desde Barcelona. Es normal. Hay gente que me tiene estima y yo a ellos”. Pero sentimentalismos, los justos. “Lo vamos a disfrutar, pero compitiendo. Vamos a querer ganar”, avisó. Y lo dice alguien que conoce bien a media plantilla perica: “He tenido muchos. En el Espanyol se trabaja muy bien la cantera”.
Reencuentro con Manolo y mirada al futuro
El cruce también servirá para reencontrarse con Manolo González. “Con Manolo y con todo su cuerpo técnico he pasado muchos años. Él es muy ganador, me espero al mejor Espanyol”. El respeto sigue intacto. Blanco no guarda rencor, pero no olvida. “No me defraudó la entidad, la quiero mucho. Solo que creo que no me merecía salir”, como dijo en su día.
Ahora, el futuro inmediato pasa por intentar tumbar al club que fue su casa durante casi una década. Y hacerlo desde la serenidad de quien lo dio todo y se fue con la cabeza alta. Porque, como él mismo dice, “ya he pasado el luto”.