No hay que mirar muy atrás para saber que el Atlético Baleares, ese mismo equipo que recibirá al Espanyol en la próxima ronda de Copa, ya hizo trizas el guion en esta misma competición, tan propicia a gestas por parte de equipos de los llamados “modestos”. En la edición de 2021-22, el equipo palmesano escribió una de esas historias que hacen grande al fútbol: se cargó a dos clubes de Primera división, a lo grande y sin titubeos. Primero fue el Getafe, con una goleada escandalosa. Luego, el Celta de Vigo, en una noche mágica para su delantero Manel. El sueño acabó en octavos frente al Valencia, pero lo vivido aún resuena por las calles de Palma. Esta ha sido, sin duda, la mejor actuación del equipo en toda su historia en la Copa del Rey. Nunca antes había alcanzado los octavos de final, y por primera vez logró eliminar a dos equipos de Primera división en una misma edición. Hasta entonces, solo había logrado dejar fuera a un conjunto de la máxima categoría: la UD Salamanca, en la temporada 1977-78.
Un 5-0 al Getafe que dejó a todos boquiabiertos
El primer aviso fue una auténtica bofetada de realidad para el Getafe de Quique Sánchez Flores. El Atlético Baleares, por entonces en Primera RFEF, firmó un partido perfecto: presión alta, ritmo desatado y una pegada tremenda. En menos de 90 minutos, cinco goles cayeron del cielo balear sobre un Getafe irreconocible. Orfila marcó dos, Dioni, Fran Martínez y Vinicius Tanque completaron el festival, mientras que Cabaco fue expulsado y los azulones no llegaron ni a tirar a puerta. “Fue un ridículo histórico”, decían los titulares de la época.
El Estadio Balear explotó en una de esas noches que marcan a una generación. “Hacía tiempo que no veía a mi padre llorar de alegría en un partido”, recordaba un aficionado en la salida del campo. Y no era para menos. Un equipo de Primera había sido humillado, y el mérito era de un grupo de jugadores con más corazón que focos.
“Hoy no hemos comparecido”, admitió Quique Sánchez Flores, tras la goleada. “Lo lamentamos enormemente”, apuntó el entonces preparador del conjunto madrileño, quien reconoció que su equipo no había “dado el máximo desde el primer minuto”.
Contra el Celta, remontando a Aspas y compañía
Y por si alguien pensaba que lo del Getafe fue casualidad, llegó el Celta. El equipo que entrenaba por aquellas fechas Coudet se presentó en Palma con Iago Aspas, Santi Mina, Brais Méndez, Fran Beltrán… un once serio. Pero el Atlético Baleares volvió a demostrar que en Copa manda la ilusión.
El protagonista absoluto fue José Manuel Martínez Bel, “Manel”, autor de los dos goles de cabeza que doblegaron a los gallegos. Primero se adelantó el Baleares en una jugada de estrategia tras córner. Luego, Brais empató. Pero lejos de venirse abajo, los blanquiazules respondieron con otra contra perfecta, culminada por Manel. El Estadio Balear vivió otro delirio colectivo, y el nombre del delantero catalán se grabó para siempre en la memoria del club. “Lo de hoy no lo voy a olvidar en la vida”, decía tras el partido con voz entrecortada.
El Valencia acabó con el sueño, pero solo por la mínima
La historia no tuvo final feliz, aunque sí dignísimo. En octavos de final, el Atlético Baleares recibió al Valencia de Bordalás. A los 57 segundos, Marcos André marcó el único gol del partido. El conjunto blanquiazul dio la cara, tuvo sus opciones y luchó hasta el final. Dioni rozó el empate, Yunus Musah la rompió por banda, pero el resultado no se movió. Aquel día debutaron con el Valencia Javi Guerra y Cristhian Mosquera. El Baleares salió eliminado, pero con la cabeza altísima.
Días después, la eliminación y una racha negativa en liga provocaron la destitución del técnico Xavi Calm, el mismo que había llevado al equipo a los cuartos de final por primera vez en la historia. La vida del fútbol no tiene memoria a largo plazo, pero el Espanyol haría bien en refrescarla.
Un club modesto pero con proyecto ambicioso
El Atlético Baleares es propiedad de Ingo Volckmann, empresario alemán y socio del Hertha Berlín. Desde su llegada en 2014 ha transformado la entidad: profesionalización, fichajes ambiciosos, un campo renovado y el sueño intacto de llegar a Segunda división. El director deportivo es Patrick Messow, otro alemán que lleva años moviendo los hilos del club.
La Copa de 2022 no fue una excepción, fue una demostración de lo que este club puede hacer cuando se conjugan motivación, fútbol y un Estadio Balear encendido. Y ese mismo escenario espera ahora al Espanyol.
El Espanyol, obligado a no confiarse
Para el conjunto de Manolo González, este cruce es una trampa en toda regla. La historia reciente avisa: el Atlético Baleares ya tumbó a dos equipos de Primera sin pestañear. Lo hizo en casa, con un fútbol directo, sólido y con futbolistas que no le tienen miedo a nada. Este Espanyol no puede permitirse mirar por encima del hombro porque si algo tiene la Copa, es memoria corta y un castigo, por contra, largo. Y en Palma saben perfectamente cómo firmar una noche histórica. El Espanyol está avisado.
