Ya es definitivo, y no hay vuelta atrás. La actuación en la previa de un partido entre el Espanyol y el Celta de Vigo, en abril de 2019, ha acabado en condena firme para Hugo Mallo. La justicia ya ha cerrado el caso y el exjugador celeste tendrá que hacerse cargo de la sanción que le impusieron en su día por un delito de abusos sexuales, después de que todos sus recursos hayan sido rechazados.

El día que Mallo cruzó la línea: tocó a la mascota del Espanyol
Según recoge la sentencia, Mallo, que entonces era capitán del Celta, aprovechó el pasillo de saludos entre futbolistas para meterle las manos por debajo del disfraz a Carme Coma, que trabajaba como mascota del Espanyol, y tocarle los pechos. En palabras textuales del juez, lo hizo “con la intención de satisfacer su ánimo libidinoso y de menoscabar la indemnidad sexual de la misma”. Un acto deleznable que quedó grabado en vídeo y fue captado en directo por la televisión.

Una condena que ya no tiene vuelta atrás
Después de años de proceso judicial, idas y venidas, y varios recursos por parte de su defensa, la sentencia ya es firme. Así lo ha confirmado el pasado lunes el Juzgado de lo Penal número 21 de Barcelona. Mallo fue condenado previamente por el Juzgado número 19 y la Audiencia Provincial de Barcelona, que ratificaron punto por punto la gravedad del caso.
Mallo deberá pagar 7.000 euros de multa y 1.000 más a la víctima
El exjugador, de 34 años y actualmente sin equipo tras su paso por el Aris Salónica, tiene ahora un plazo de diez días para comunicar al juez cómo va a cumplir con la condena. En concreto, debe abonar 20 meses de multa a razón de 10 euros diarios (unos 7.000 euros), las costas procesales completas y una indemnización adicional de 1.000 euros más intereses por el daño moral causado a la víctima.

La víctima donará el dinero de la indemnización por daño moral al Espanyol
Carme Coma, que rompió su silencio hace unos meses en una entrevista en AS, ha tomado una decisión muy simbólica: los 1.000 euros de la indemnización por daño moral los donará al RCD Espanyol, club que la apoyó desde el primer momento y asumió su defensa legal. “Ya no tengo miedo, ha ganado la verdad”, dijo entonces.
Una sentencia que marca un precedente en el mundo del fútbol
Este caso no solo cierra un episodio muy turbio, sino que también sienta un precedente en el entorno futbolístico, donde durante demasiado tiempo se han tapado, minimizado o ignorado conductas graves como esta. Que la justicia haya actuado con firmeza y claridad envía un mensaje directo: no todo vale, ni siquiera si llevas un brazalete de capitán.
