Muchas de las principales ciudades de América del Norte, Europa y parte de Asia están viviendo un fenómeno interesante, que no deja de tener sus aspectos conflictivos en la convivencia de dos mundos tecnológicos: el de los coches híbridos y 100% eléctricos y el de los vehículos que siguen utilizando exclusivamente gasolina y diésel. Si bien se trata de una transición más o menos organizada, al menos en la UE, donde hay un plan para que una tecnología reemplace por completo a la otra de aquí al 2050, no deja de presentar problemas y roces entre los conductores de coches de ambas tecnologías.
Uno de estos problemas ha sido bautizado en Estados Unidos y Canadá con el nombre de “efecto Icing”, para referirse a los coches con motores de combustión interna (Internal Combustion Engine), que usurpan espacios destinados a coches eléctricos. Los coches BEV (Battery Energy Vehicle) utilizan sistemas de carga diferentes a los de los coches convencionales, que por lo general lo hacen en estaciones de servicios, mientras los primeros utilizan distintos puntos de carga para aprovechar el tiempo que pasan estacionados. Por eso hay tantos puestos de estacionamiento con lugares asignados exclusivamente para coches eléctricos, y se habla de “icing” cuando estos son ocupados por coches convencionales.
La DGT contra el Icing
En España, la Dirección General de Tráfico y los ayuntamientos han decidido tomar cartas en el asunto, imponiendo multas que van desde los 100 hasta los 200 euros a aquellos conductores que, teniendo un coche de motor de combustión, aparcan en puestos de estacionamiento con puntos de carga para coches eléctricos.
Esta medida también va acompañada por una campaña para hacer entender a los conductores de coches convencionales y a los usuarios en general, la importancia de dejar estas plazas libres para el uso de los coches eléctricos. También los propietarios de coches eléctricos deben entender que estos puntos de carga deben abandonarse una vez que las baterías se han cargado, para dar oportunidad a otros coches.
El efecto Icing ha favorecido también la aparición de algunos trucos, como el de los accesorios que simulan puntos de carga, para hacer pasar por híbridos coches convencionales. De más está decir que los agentes de tráfico ya están al tanto de este truco, y es probable que la multa sea mayor para sancionar esta manifestación de ingenio popular, que debería usarse con mejores fines.
No se trata de discriminación, sino de sustitución de una tecnología por otra
Aunque hay puntos de carga para coches eléctricos en algunas estaciones de servicio, y estaciones exclusivas para coches de este tipo, todavía los tiempos que necesita un coche eléctrico para recargar hace difícil el uso de estaciones de servicio convencionales, donde las filas de coches serían enormes, y por eso se utilizan los puestos de estacionamiento como puntos de carga mientras el coche permanece aparcado.
Los países comprometidos con el establecimiento de una tecnología de transporte que sea exclusivamente “cero emisiones” a partir de 2050, están favoreciendo todas aquellas soluciones que promuevan y estimulen el uso de coches híbridos y 100% eléctricos, y al mismo tiempo desestimulen el uso de coches con motores que emiten gases contaminantes y de efecto invernadero.
Los estacionamientos con puestos únicamente para coches eléctricos son parte de esta política, así como la creación de áreas urbanas donde solo pueden moverse libremente los coches con esta tecnología (las ZBE). También los descuentos en los impuestos y los planes y bonos para favorecer la compra de vehículos “cero emisiones”, que todavía siguen siendo más costosos que los que utilizan motores de combustión.
