Sin duda, algo histórico. El hecho de decir adiós a las 40 horas semanales de jornada laboral que siempre hemos conocido es un acontecimiento que marcara un antes y un después.
A partir del 1 de enero, la jornada de trabajo se va a ver reducida a las 37,5 horas semanales, todo claro, sin reducción salarial. Este cambio busca mejorar las condiciones de los trabajadores, se implementará de forma gradual y obligará a las empresas a adaptarse antes del 31 de diciembre de 2025.
La medida está respaldada por sindicatos, aunque sin duda ha sido fruto de debate y controversias pro parte de la patronal de empresarios que no han visto la medida con buenos ojos.
La nueva normativa tiene como objetivo garantizar que todos los trabajadores disfruten de una jornada laboral reducida, pero siempre con el mismo nivel de retribución. Además, se han asegurado algunas medidas para evitar que las empresas reduzcan salarios o bien. Eliminen alguno de los derechos que ya tenían.
Desconexión digital: un derecho irrenunciable
Junto con la reducción de horario, se ha incluido el derecho a la desconexión digital como parte de las mejoras en las condiciones laborales. Algo que, sin duda, es más necesario que nunca. Hoy, cuando los móviles y las tabletas lo inundan todo y parece que el respiro del trabajo no existe. Esta normativa establece que ningún empleado podrá ser requerido para tareas o comunicaciones laborales fuera de su horario de trabajo. Además, se prohíbe la videovigilancia y la geolocalización sin justificación.
Las empresas van a estar obligadas a garantizar que los trabajadores puedan ejercer este derecho y deberán establecer, en una negociación de todos, las modalidades para su implementación. En caso de incumplimiento, las sanciones no serán poca cosa.
Control horario modernizado de la jornada laboral
Otro cambio es la modernización del sistema de registro horario. Algo también, muy necesario. La medida busca eliminar los registros en papel y que sean reemplazados, por fin, por medios digitales. Este nuevo modelo permitirá un control mucho mas riguroso y sin falseamientos.
Los empleados deberán fichar digitalmente al inicio y fin de su jornada, así como registrar interrupciones. Estos datos estarán accesibles en todo momento para trabajadores, representantes legales y la Inspección de Trabajo. Las empresas deberán conservar los registros durante un total de 4 años, y cualquier infracción será considerada una falta grave.
Implementación y plazos
El plazo para la aplicación de la reducción de jornada es hasta finales de 2025. Es decir, un año. Durante este tiempo, se espera que el Gobierno apruebe la ley y actualice los convenios colectivos. Aunque las dudas sobre el respaldo de ciertos grupos parlamentarios podrían retrasar su aprobación, se prevé que la normativa esté lista del todo para principios de 2026.
En cuanto al nuevo sistema de registro horario, el Gobierno se ha dado un plazo de seis meses desde la aprobación de la ley para su implementación. Ni uno más ni uno menos.
Impacto y expectativas en el futuro
La reducción de jornada y las mejoras en derechos laborales marcan un logro histórico, un logro en la legislación laboral española. Estas medidas buscan algo más que mejorar la calidad de vida de los trabajadores, también buscan fomentar una cultura laboral más equilibrada y justa.
Sin embargo, las tensiones entre el Ministerio de Trabajo y la patronal empresarial han puesto de manifiesto que hacer esto, no es sencillo. A pesar de la oposición del inicio, estas reformas tienen el potencial de posicionar a España como un referente a nivel mundial. Algo que, sin duda, es bueno para todos.