La Unión Europea (UE) ha hecho muestra de su determinación de cambiar el rumbo de los sistemas de calefacción de las casas de todos los pobladores de Europa: dentro del plan de reducción del impacto de la generación de los combustibles fósiles, desde el 2025 se irán retirando los sistemas de calefacción a base de gas fósil, de carbón y de gasóleo. La del presente año se plantea como una fecha clave para el cambio de la tendencia en el consumo de los combustibles fósiles, dado que la transición, por cierto, llegará hasta el 2040, y es patente que empezaremos a notar esos cambios.
Cambios en las calderas de combustibles fósiles
Desde comienzos de este 2025, las ayudas o subvenciones vinculadas a la compra e instalación de sistemas calefactores consumidores de los combustibles fósiles, van a desaparecer. Lo que significa que aquel usuario de las calderas de gas, de carbón o de gasóleo que quiera sustituirlas habrá de hacerse cargo de la totalidad del coste sin ayudas públicas que tomen la forma de subvenciones.
Tal medida se inserta dentro de la estrategia de la UE para conseguir disminuir, al menos, en un 55% las emisiones de gases de efecto invernadero para el año 2030, siguiendo con los compromisos adquiridos con el Acuerdo de París. Las viviendas que mantengan alguna caldera existente de este tipo podrán continuar usándola, aunque la legislación está principalmente pensada para los edificios de nueva construcción que desde el 2030 han de ser climáticamente neutros, tal y como marca la nueva directiva en materia de eficiencia energética.
Alternativas modernas para el hogar
Con la salida de las calderas de gas, carbón y gasóleo, la atención se centrará en sistemas calefactores más sostenibles y más eficientes, entre los que podemos mencionar las bombas de calor, las tecnologías que extraen el funcionamiento de las energías renovables para obtener energía: solar, geotérmica, etc.
Por otro lado, la Unión Europea también inspira la instalación de sistemas híbridos que combinan calderas tradicionales con energías limpias. Por ejemplo, puedes instalar una caldera de apoyo junto a módulos solares o poner en práctica una bomba de calor. Este tipo de soluciones no sólo recibirán ayudas, sino que además podrán reducir considerablemente tu factura de la luz a medio y largo plazo.
Para los que tengan que sustituir una caldera en mal estado, la recomendación es instalar todo tipo de calderas coherentes con el futuro de la eficiencia energética. Todo y que el precio de partida pueda ser más elevado, las ayudas y el ahorro de consumo prometen amortizar la cuenta a lo largo de pocos años.
Cómo afecta a los particulares
Si tienes en casa una caldera que sea de gas, e gasóleo o una de carbón, no debes preocuparte por ello, porque la transformación será gradual, ha de serlo durante un tiempo, y de momento, se pretende aplicar a los nuevos edificios. Sin embargo, hay cosas que deberías tener en cuenta:
- Sin ayudas para reparaciones o cambios: aunque tu caldera funcione, si llega el momento de repararla o cambiarla, ya no tendrás ningún tipo de ayuda si optas por otra de combustibles fósiles.
- El futuro equivale a abandonar las renovables: La inversión en tecnología para lo sostenible responde no sólo a la normativa de Europa, sino también te permitirá ahorrarte dinero a medio y largo plazo.
- Prepárate para los cambios venideros: Conforme la normativa va avanzando podría llegar un momento en el que las calderas de combustibles fósiles sean eliminadas de forma irremediable.
La única opción que resulta posible para dar respuesta a la demanda del futuro en cuanto a energías renovables es, sin lugar a dudas, la de plantear otros modelos que se opongan al actual. Este 2023 es el principio del final de las calderas; la UE ha optado por dar un empujón a la generación de energías renovables más eficientes y menos contaminantes. Eso debe representar un reto a la ciudadanía con el fin de poder incorporar nuevas tecnologías más sostenibles.