La DGT ha optado por aumentar su trabajo aplicando una mejor red de radares y llevando los controles a la calle. Esto se debe a que el exceso de velocidad es y continúa siendo una de las infracciones más habituales: por esta razón el margen de error de los propios radares ha sido materia de discusión durante años, pero este año se ha decidido cuál es la forma de imponer el exceso de velocidad a cada infractor, lo que ha causado el interés de un gran número de conductores.
Así funcionan los radares
La DGT ha confirmado la velocidad a la que se comenzará a multar en España:
- Carreteras con límites por debajo de 100 km/h se aplicará un margen fijo de 7 km/h, es lo que la gente viene a conocer como la «regla del 7«.
- En carreteras limitadas a 50 km/h, las sanciones comenzarán a partir de 58 km/h.
- Carreteras donde el límite está por encima de 100 km/h se establece un margen del 7%, lo que indica que en una carretera de 120 km/h se saltará el radar, esto es, se enviará la notificación de sanción a partir de 128,4 km/h.
Estos márgenes se pueden ver alterados dependiendo del tipo de radar y del estado de calibrado en el que se encuentre:
- Para los radares fijos de nueva generación se establece un margen mínimo de 3 km/h o del 3%, desde el límite que marque la vía.
- Para los radares móviles de nueva generación se establece un margen mínimo de 5 km/h o el 5% desde el límite que marque la vía.
- Para los radares que tienen la revisión periódica correspondiente, se establece un margen mínimo de 5 km/h o todo el 7% desde el límite que marque la vía, diferenciándose si se trata de radares fijos o de radares móviles.
La revisión de los parámetros de márgenes acepta la incorporación de aplicarse a la asunción de nuevos parámetros tecnológicos que puede ir sufriendo la evolución de los distintos equipos.
Límites más estrictos en las ciudades españolas
Desde la reforma de 2020 del Reglamento General de Circulación, los límites de velocidad en los núcleos urbanos en las ciudades españolas cambian radicalmente:
- Calles en las que hay una sola calzada por sentido, el límite lo baja a 30 km/h.
- Calles residenciales o las de calzada única, se establece un límite de 20 km/h.
- Calles de mayor capacidad, se establece el límite en 50 km/h. Estos cambios, van acompañados por radares que empiezan a sancionar a los vehículos que van 34 km/h en una zona de 30 km/h aplicando un margen de error de 4 km/h.
Estas modificaciones han permitido la reducción de accidentes en el ámbito urbano, pero también han permitido críticas por la facilidad que tienen los vehículos de incurrir en errores involuntarios.
La recaudación de los radares: una herramienta controvertida
El uso de radares se ha convertido en un mecanismo más con el que se obtienen ingresos por parte de los ayuntamientos o del Estado. En entornos urbanos, estos sistemas de control de la velocidad se amortizan en pocos días, hecho que ha abierto el debate sobre si el uso que se hace de ellos responde exclusivamente a un objetivo preventivo o si, en cambio, también tiene carácter recaudatorio.
Pese a los reproches, la DGT también defiende que la causa principal es salvar vidas; de hecho, la intensificación del control de la velocidad persigue garantizar un contexto de circulación más seguro para todos y con estas recomendaciones la DGT se encarga de establecer un compromiso firme para reducir la accidentalidad y mejorar la convivencia en las carreteras.