El hecho de que una lechuga, un tomate o una fresa sean saludables, no significa que comer todos ellos lo sea. Aunque esto suene contradictorio, se va a entender cuando veamos la opinión de un experto. Es Rafael Navarro de Castro, sociólogo y diplomado en Extensión y Desarrollo Rural, el que aporta información sobre este tema a través de sus libros, entrevistas e informaciones. Su cometido es luchar porque haya alimentos más saludables, pero también que los sistemas de producción y alimentación sean cada vez más sostenibles.
El problema del mundo moderno
El problema del mundo moderno, señala el experto, no es otro que la forma en la que se cultiva y se usan pesticidas. Cuando antes una lechuga era lo más saludable que se podía comer, ahora está cubierta de sustancias tóxicas que pueden afectar a la salud de los seres humanos.
Pero no solo eso. Además de lo que puede afectar el pesticida a una lechuga, una fresa o un tomate, el experto subraya que los cultivos cubiertos de plástico no son para nada saludables ni naturales. Los microplásticos además y según apunta, no solo afectan a los cultivos y el cómo crece un tomate o una lechuga.
Estos microplásticos están llegando a echar a peder los mares. No solamente a la hora de afectar al pescado que nos comemos, sino también a la hora de hacer que especies mueran y que la biodiversidad en general, se vea afectada.
De hecho, tanto es así que cada vez hay más personas enfocadas por este problema y tratando de resolverlo tanto con iniciativas más ecológicas para abastecer la alimentación planetaria o la ecología y la sostenibilidad, tanto con investigación o divulgación de consciencia.
El porqué no es sana ya ni una lechuga
Por más que sepamos que hay estos problemas que afectan desde a la lechuga o el pescado que nos llevamos a diario a la boca, el problema no es tan sencillo de erradicar. No lo es porque las técnicas de cultivo y producción masivas no son fáciles de cambiar.
Lo que sí es cierto es que cada vez hay más iniciativas ecológicas y sostenibles, así como políticas que prohíben el uso de plásticos para envasar una lechuga, una fruta o alimentos como la carne incluso. Gracias a eso vemos cada vez más envases reciclables o incluso de cartón.
Las alternativas eco, sobre todo a la hora de comprar una lechuga, uvas o tomates, que son productos que absorben aún más pesticidas. Por ejemplo, las patatas, las zanahorias, cebollas u otros ejemplos de verduras que están bajo tierra son opciones en las que no hay que preocuparse tanto de los pesticidas. No obstante, si se pueden consumir ecológicas, siempre es una opción mucho más segura y menos tóxica para la familia.
El abuso de los pesticidas
El abuso de los pesticidas, como comenta el experto, es una evidencia. Lo es porque, tal y como sostiene, una cosa es que se usen cuando se dan plagas o hay peligro de que estas amenacen y otra que se apliquen por prevención.
Además parece ser que la cantidad de pesticidas que se pueden echar a una lechuga o cultivos de fruta y verdura en general, son bastante altos y, por ello, altamente tóxicos. Por eso, el experto comenta que «estas lechuga pueden perjudicar seriamente su salud«.
Entonces, cada vez queda más claro que la soberanía alimentaria es cada vez más importante y que el hecho de poder conseguir una lechuga, unas fresas, tomates y en general verduras ecológicas es crucial. La buena noticia es que cada vez hay más empresas y personas empleadas en este objetivo. Incluso en los supermercados se encuentran varias opciones. Invertir un poco más en lo que comemos, es una inversión en vida.
