Los restos de un gladiador arrojan nueva luz sobre tanto la forma como el contexto y los lugares en los que se daban espectáculos romanos de este tipo. El hallazgo que vamos a ver hoy ha sido el cuerpo de un gladiador con marcas en su esqueleto de la mordedura de un animal felino, que se cree que es un león.
Un hallazgo que sin duda pone de manifiesto la prueba que hasta ahora no se ha tenido de que se llevaban a cabo enfrentamientos entre humanos y animales, de hecho en este caso hablamos de un felino de gran tamaño.
Pero, además de esto, el descubrimiento que supone al haber sido encontrado en un yacimiento de hace más de 1800 años y en las afueras de York, Inglaterra, podemos determinar que estos espectáculos de gladiadores se daban en territorios del Imperio Romano más lejanos y remotos y no solamente en el Coliseo de Roma.
Los restos de un gladiador que podrían cambiarlo todo
Y una vez que hemos visto de qué trata el hallazgo de este gladiador que podría cambiar la historia de los espectáculos romanos tal y como la hemos vivido hasta ahora, vamos a entrar en detalle sobre lo que se ha descubierto exactamente a través de este hallazgo.
Ha sido encontrado en el yacimiento de Driffield Terrace, situado junto a la calzada romana que iba de la ciudad de Eboracum, la actual ciudad de York hasta Tadcaster. Fue en 2010 cuando se encontraron 82 esqueletos masculinos que habían sido enterrados durante los años 200 y 300 en el cementerio romano próximo al yacimiento que se estaba explorando.
El equipo internacional de arqueólogos y osteólogos que llevaban a cabo la investigación, fue dirigido por el catedrático de Antropología de la Universidad irlandesa de Maynooth, Tim Thompson.
Fue este catedrático el que cayó en la cuenta de que los restos encontrados pertenecían a hombres jóvenes fuertes y que presentaban traumatismos. Uno de los esqueletos, datado como de un varón de entre 26 y 35 años, se encontró enterrado junto a otros dos humanos y cubierto de huesos de caballo. En el hueso de la pelvis, se encontró una marca de incisivo de león sin cicatrizar y que incluso podría haber sido la causa de su muerte.
Lo que dice el investigador de este gladiador
Según afirma Thompson, «este descubrimiento es la primera prueba física directa de que tales acontecimientos tuvieron lugar en este periodo, lo que modifica nuestra percepción de la cultura romana del entretenimiento en la región«.
«Las marcas de mordedura fueron probablemente hechas por un león, lo que confirma que los esqueletos enterrados en el cementerio eran gladiadores, y no soldados o esclavos, como se pensó inicialmente«, según añade Malin Holst, investigador en la Universidad de York y coautor de este estudio.
La Britania Romana: nuevos datos
«A menudo tenemos la imagen mental de que estos combates se producían en los grandiosos alrededores del Coliseo de Roma, pero estos hallazgos demuestran que estos acontecimientos deportivos tenían un gran alcance, mucho más allá del centro de los territorios romanos centrales. Probablemente hubo un anfiteatro en la York romana, pero aún no se ha descubierto«, añade Holst.
Sin embargo, este hallazgo del gladiador permite «empezar a construir una imagen mejor de cómo eran estos gladiadores en vida«, según afirman. David Jennings, director general de Arqueología de York, afirma que el estudio «ofrece una visión extraordinaria de la vida, y la muerte, de este individuo en particular, y se suma a las investigaciones genómicas anteriores y en curso sobre los orígenes de algunos de los hombres enterrados en este cementerio romano«.
«Puede que nunca sepamos qué llevó a este hombre a la arena, donde creemos que luchaba para entretener a los demás, pero es notable que la primera prueba osteoarqueológica de este tipo de combate de gladiadores se haya encontrado tan lejos del Coliseo de Roma, que habría sido el estado de combate de Wembley del mundo clásico«, concluye Jennings.
