Muchos trabajadores sueñan con poder ser algún día un emprendedor de éxito, capaz de sacar adelante una empresa que de réditos económicos. Un paso adelante en su trayectoria laboral que puede cambiar su estatus de un mero empleado de cualquier empresa a ser la cabeza de un proyecto propio. No obstante, el proceso del emprendimiento no es nada fácil, la cantidad de riesgos que existen por el camino provoca que la misión se ponga cuesta arriba.
En España la tasa de actividad emprendedora no es demasiado elevada, según el informe Global Entrepreneurship Monitor (GEM), la cifra se sitúa en el 6%. Unos datos que ponen de manifiesto que poder materializar la idea es altamente complejo.
La decisión de este autónomo de renunciar a un trabajo fijo
Si ya de por sí, la situación es tremendamente complicada debido a la necesidad de superar barreras como buscar clientes, proveedores, ser competitivos, estar al día con las obligaciones y los trámites burocráticos; a todo esto se le suma la decisión de renunciar a un trabajo fijo con unos ingresos estables y periódicos.
La comodidad de un puesto de trabajo por cuenta ajena, choca con los obstáculos de uno por cuenta propia. Según las estimaciones, un 68% de los nuevos autónomos tarda más de seis meses en lograr ingresos suficientes para cubrir sus gastos fijos tras dejar un empleo asalariado.
Precisamente esto es lo que le ha pasado a un emprendedor francés que, tras siete años trabajando como director técnico de proyectos en unaempresa de defensa, decidió lanzarse a crear su propia empresa de restauración de vehículos. El proyecto no salió como él esperaba y tres años más tarde, solicitó volver a incorporarse a su antiguo empleo.
Un fracaso económico
El emprendedor comenzó su aventura invirtiendo los ahorros que había acumulado a lo largo de su trayectoria profesional. No obstante, él mismo reveló que no tuvo en cuenta las trabas que se iba a encontrar durante el proceso.
El proyecto empresarial no era estable económicamente y tuvo que cerrar la empresa y abandonar la idea en la que llevaba trabajando tres años. La única vía que tenía para volver al mercado laboral era acudir de nuevo a su anterior empresa para intentar recuperar el puesto que había desempeñado varios años antes. El ciudadano galo tuvo la fortuna de que la empresa volvió a contratarle y pudo recuperar la estabilidad que en su etapa como autónomo faltó.
Como él admitió, el dinero fue el motivo principal por el que dejó de lado el sueño de ser emprendedor y regresó a su anterior trabajo. «Emprender fue un paso atrás en mi carrera», confesó. El emprendimiento es una de las grandes metas de muchos trabajadores, sin embargo, a veces también es valioso echar la vista atrás y saber de dónde venimos.
Uno de los aspectos más determinantes es la capacidad económica que tenga el emprendedor para poder hacer frente a cualquier contratiempo. El aporte monetario que se necesita para hacer rodar y poner en marcha muchos de estos proyectos es importante.
No hay que dejar de lado las obligaciones fiscales
A la hora de mantener estos proyectos personales se deben asumir una serie de obligaciones fiscales que son imprescindibles para cumplir con la normativa existente en función de la actividad. Estos son algunos de los obstáculos en el emprendimiento:
- Orden incorrecto en las altas: Darse de alta en Hacienda antes que en la Seguridad Social puede provocar recargos del 20% en las cuotas.
- Elección errónea del epígarfe IAE: Cometer un error en este código puede dar lugar a sanciones de hasta 250 euros.
- Gastos previos al alta: Las compras de material que se realicen antes del alta en Hacienda no se pueden deducir, así que contarán como una pérdida económica.
