España es uno de los países con mejor gastronomía del mundo, por eso, no debería sorprenderte que la calle donde mejor se come de toda Europa esté en nuestro país. Un reconocimiento más que merecido a una cocina repleta de sabores, tradición e ingredientes de calidad. La número uno en el ranking no está situada en ninguna de las principales ciudades de España así que olvídate de Madrid, Barcelona, Sevilla o Valencia. El mejor lugar para comer en territorio español se encuentra ni más ni menos que en La Rioja, concretamente en su capital, Logroño.
Quizás ya lo hayas adivinado, estamos hablando de uno de los puntos más emblemáticos de la ciudad riojana, la Calle Laurel. En pleno centro de Logroño, este espacio es mucho más que un paseo con bares. Reúne tradición, tapas exquisitas, vinos inigualables y el calor y amabilidad de sus gentes.
El origen de la Calle Laurel
La historia de esta famosa calle comienza a finales del siglo XIX, cuando las primeras tabernas de vino abrieron sus puertas en este estrecho paseo del casco antiguo de Logroño. Por aquel entonces era un sitio de paso junto al mercado y las posadas donde se alojaban comerciantes. Sin embargo, poco después ya empezó a convertirse en un espacio donde gran parte de los habitantes logroñeses se reunían para tomar algo y charlar.
Con el paso de los años, el vino de la Rioja fue adquiriendo cada vez más fama y protagonismo, y eso hizo que los bares fueran aumentando de forma exponencial. Toda esta evolución terminó por dar lugar a lo que conocemos actualmente: una calle de apenas 300 metros que reúne más de 60 bares y tabernas sin igual. Cada establecimiento tiene sus propios pinchos, vino y carácter distintivo.
Lo que hace único a este lugar es su espíritu jovial y desenfadado. Se come de pie, en la barra, de risas, con una copa de vino en una mano y un pincho en la otra.
Cada bar merece la pena
Cuando se va acercando la hora de la comida o la cena, y los fogones van encendiéndose, se puede percibir un aroma que te atrapa. En la Calle Laurel encuentras decenas de opciones pero todas ellas tienen los mismos componentes: pinchos, vino y sencillez. El Bar Soriano, fundado en 1972, tiene como especialidad los champiñones con gambas a la plancha y en el Blanco y Negro te deleitarás con los zorropitos, unos minibocadillos rellenos de jamón y pimiento. Pero hay muchos más, y todos y cada uno de ellos merece la pena: El Muro, El Ángel o Sebas.
Cualquiera de estos bares está repleto de buen ambiente, risas y comida rica. Además, en cada uno encuentras una receta propia: brochetas de gambas, croquetas, cazuelitas de callos o pimientos de piquillo rellenos.
Un lugar de culto
En épocas pasadas, la Calle Laurel fue un lugar que solo los logroñeses conocían y compartían con los peregrinos del Camino de Santiago, que cruza el centro histórico de la capital riojana. No obstante, pasaron los años y el Laurel se fue dando a conocer masivamente hasta llegar a su reconocimiento actual.
A día de hoy es un punto de reunión para viajeros de toda Europa. No puedes visitar La Rioja y no disfrutar de su calle más emblemática. Su comida tradicional y su encanto enamoran a todo aquel que se funde en esa travesía.
Ir de bar en bar comiendo pinchos y tomando vino es un plan perfecto para los fines de semana o los días festivos. La Calle Laurel evoluciona pero no pierde su identidad y su esencia. Sin duda es un rincón de España muy vivo y especial.
