Estás fuera de casa, ya sea en un restaurante, en el cine o en un centro comercial, y llega el momento en el que tu cuerpo te pide ir a hacer tus necesidades. No tienes otra opción que ir a los baños públicos. Y ahí es cuando empiezan los problemas y el temor a tener que hacer uso de un inodoro compartido, con lo que ello conlleva. Muchas personas deciden no sentarse en la taza por miedo a posibles bacterias o el riesgo de contraer cualquier enfermedad, y el método para evitarlo pasa por ponerse de cuclillas o cubrir el asiento con papel higiénico.
No obstante, esta decisión no es la más adecuada según explican los expertos. Los especialistas científicos declaran que sentarse con normalidad y apoyar los pies en el suelo es la opción más segura y saludable. Además exponen una recomendación principal para cuidar tu salud cuando visites baños públicos.
Una medida simple que evita la transmisión de patógenos en los baños públicos
Gran parte de la ciudadanía siente preocupación por la transmisión de patógenos en los baños públicos, de ahí el rechazo a su uso. Existen varias investigaciones centradas en estudiar qué superficies concentran más bacterias dentro del habitáculo. Concretamente, la Universidad de Colorado publicó en la revista ‘PLOS ONE’ un trabajo en el que analizó diferentes aseos.
Los resultados desvelaron que los asientos y cisternas acumulan restos de bacterias intestinales, los suelos contienen la mayor diversidad microbiana y aquellas superficies como pomos, grifos, o dispensadores (que tocamos con las manos), cuentan mayoritariamente con bacterias de la piel humana.
Los encargados de este estudio concluyeron en que la combinación de todas estas bacterias transforma a los baños públicos en eventuales canales de transmisión de patógenos. Y recalcaron que la medida imprescindible para reducir al mínimo los riesgos es lavarse bien las manos. Algo tan simple como ese gesto puede evitar un contagio que se suele producir mediante la relación mano-boca o mano-mucosas.
La taza del váter no es el principal foco
La creencia popular defiende que el asiento del inodoro es la principal fuente de contagio en un baño público, pero no es así. Para nada es el principal foco de transmisión de patógenos. La realidad contrastada científicamente expone que la piel actúa como una oposición eficaz frente a la mayoría de microorganismos, de modo que sentarse no implica un riesgo real de infección siempre que no existan heridas abiertas. Según los expertos en dermatología: «Las probabilidades de enfermar por contacto directo con la taza son prácticamente nulas».
Realmente, el mayor riesgo está en las manos. Al tocar pomos, grifos o manillares de las puertas que están repletos de bacterias, unido a una falta de higiene, facilitamos que esos gérmenes lleguen a zonas sensibles como los ojos, la boca o la nariz.
Ponerse de cuclillas tiene efectos negativos
La principal alternativa de muchas personas para no tocar la taza del retrete en los baños públicos es ponerse de cuclillas y «flotar» sobre el inodoro. No obstante, los especialistas indican que esta postura no es recomendable y puede ser contraproducente para la salud. No solo es incómoda, sino que también impide que el suelo pélvico se relaje completamente dificultando así el vaciado íntegro de la vejiga. Debido a esto pueden aparecer infecciones urinarias o incontinencia.
Los expertos en suelo pélvico, advierten que mantener esta práctica de forma asidua puede también facilitar la aparición de otros problemas a largo plazo como el debilitamiento muscular de la zona o las hemorroides. En resumen, la recomendación en los baños públicos es clara: lávate las manos siempre, evita ponerte de cuclillas y siéntate en el asiento con los pies apoyados en el suelo para que tu musculatura del suelo pélvico pueda relajarse facilitando así la evacuación y disminuyendo la presión.