La jubilación cambia en este 2025. Los trabajadores tienen que estar preparados para adaptarse a una serie de normativas que cambian. Con la versión de las edades mínimas y las condiciones para la posibilidad de acceder a la jubilación anticipada, la Seguridad Social, una vez más, produce reformas que buscan un equilibrio entre el sistema de pensiones sostenible y las necesidades de los ciudadanos.
Cambios en la edad mínima para la jubilación anticipada voluntaria
En el año 2025, la edad mínima para solicitar la jubilación anticipada opcional será de 64 años y 8 meses, con la condición de que el trabajador cuente con un periodo de cotización igual o superior a 35 años. Aunque, si el periodo de cotización es más largo, será posible acceder a la jubilación anticipada a partir de los 63 años. También se necesita tener en cuenta que la pensión resultante habrá de superar el importe mínimo correspondiente al supuesto familiar del solicitante a la edad de 65 años.
En caso contrario, la jubilación anticipada queda prohibida. Este cambio parece ser la manera que tiene el Legislador de asegurar la sostenibilidad de las pensiones anticipadas y que, de este modo, no pongan en peligro la estabilidad del sistema; si bien deben tenerse en cuenta las dificultades que presenta este camino ante los trabajadores, dado que, aunque reúnan el periodo de cotización, deben garantizar que la pensión supere como mínimo la previsión.
Jubilación anticipada involuntaria: condiciones más estrictas
La jubilación forzosa o anticipada involuntaria también sufre cambios significativos en el año 2025. Esta vez, los trabajadores podrán retirarse de forma anticipada hasta un máximo de 48 meses antes de llegar a la edad de jubilación ordinaria, es decir, desde los 62 años y 8 meses.
Este tipo de jubilación solo lo podrán hacer aquellos trabajadores que hayan cotizado un mínimo de 33 años y que su retiro del Mercado de Trabajo se produzca por causas ajenas a la voluntad del trabajador, como pueda ser un expediente de regulación de empleo (ERE) o situaciones de crisis empresarial. En carreras laborales más largas la edad de acceso podría disminuir hasta los 61 años, lo que permitiría alguna flexibilidad a las personas que han tenido trayectorias laborales largas. Pero igual que en la jubilación anticipada voluntaria, se aplican coeficientes reductores que alteran de forma negativa el importe de la pensión de jubilación.
Impacto de los coeficientes reductores en la pensión
Los coeficientes reductores constituyen un aspecto fundamental para los/as que opten por la jubilación anticipada . En el caso de la jubilación anticipada voluntaria, la reducción oscila del 21% para las jubilaciones anticipadas en 24 meses a un 3,26% para quienes decidan hacerlo un mes antes.
El porcentaje también dependerá del tiempo de cotización acumulado: los que tengan más años cotizados tendrán unas reducciones menores. Por otro lado, en el caso de la jubilación anticipada involuntaria, los coeficientes reductores son más altos, llegando en los casos de jubilación anticipada en 48 meses hasta el 30%; pero a medida que mayor es el tiempo cotizado mayor es el acumulado de la reducción, de modo que se favorece a aquellos trabajadores que tienen una trayectoria profesional más extensa y, en consecuencia, también un mayor volumen de cotizaciones al sistema.
Alternativas: la bonificación por jubilación demorada
En contraposición con los descuentos por jubilarse anticipadamente, la Seguridad Social premia la jubilación demorada mediante bonificaciones atractivas que pueden ser: el incremento del 4% de la pensión anual, el abono puntual o bien una combinación de ambos conceptos si la demora es superior a los 2 años. La jubilación demorada no solo aumenta el nivel de ingresos de la pensión, también permite a los trabajadores colaborar en el sostenimiento del sistema de las pensiones por medio de la reducción de la presión económica a causa de la jubilación anticipada.
En resumen, los ajustes en la jubilación anticipada que entrarán en vigor a partir del 2025 suponen una reestructuración de envergadura del sistema, ya que obligan a los trabajadores a preparar a fondo su paso a la jubilación. Con alternativas a la vez para adelantar o aplazar el retiro, cada elección debe ir acompañada de una preparación en función de las circunstancias y los objetivos patrimoniales a largo plazo.