Con 1.154 fallecidos y 4.634 heridos graves, las cifras de siniestralidad en 2024 han activado las alarmas en la DGT; de acuerdo con las últimas estadísticas, un 53,6% de los conductores fallecidos en los accidentes de tráfico sucedidos en 2023 había consumido alcohol, drogas o psicofármacos.
La DGT ha optado por dar un paso al frente con una propuesta radical, como la de reducir el límite permitido de alcohol al volante, la cual consiste en una nueva normativa que, aún en fase de aprobación, aplicaría una tasa de 0,2 gramos de alcohol por litro de sangre, lo que, en la práctica, hace casi imposible el consumo de bebidas alcohólicas. Esta propuesta ha despertado el debate por las implicaciones que puede tener para sectores de la población como las mujeres, que podrían verse afectadas de forma desproporcionada debido a caracteres biológicos que alteran el consumo de alcohol.
La tasa 0,2: una revolución en las normas de circulación
Pere Navarro, el director de la DGT, ha sido contundente en la presentación de esta reforma: «No se puede beber absolutamente nada. Sería beber para llegar a la tasa 0,0″. Pese a que el reglamento no llega nunca a propugnar un límite absoluto de cero grados de alcohol, precisamente por motivos técnicos, como la existencia de algún falso positivo, la idea clara es que debe reducirse en lo posible la influencia del alcohol en la siniestralidad.
En España el límite actual está en 0,5 gr/l de alcohol en sangre, mientras que los noveles y los profesionales tienen un límite máximo de 0,3 gr/l. La propuesta de la tasa 0,2 situaría a España a la altura de Suecia, Polonia o Estonia, los más duro del continente.
Mujeres y alcohol: ¿por qué son las más afectadas?
Las mujeres son las grandes perjudicadas; generalmente tienen una talla corporal menor y un porcentaje de agua corporal menor en relación a los hombres y el resultado es que la concentración de alcohol en sangre para una cantidad de alcohol consumido sería mayor en las mujeres que en los hombres.
Por ejemplo, un envase de cerveza podría llevar a una mujer de complexión media a superar el nuevo límite de 0,2 gr/l, mientras que un hombre podría estar justo por debajo del umbral. Esta razón biológica realza la necesidad de educar sobre las implicaciones de la norma y al respecto de cómo incidirá a diferentes grupos de conductores.
Sanciones más duras y un mensaje claro
Las sanciones que se pueden derivar de haber superado el nuevo límite serán muy severas: multas de hasta 1.000 euros y retirada de entre 4 y 6 puntos del carnet, con lo que las sanciones son claramente disuasorias para los conductores a los que gustan de correr riesgos innecesarios y, además, el mensaje transmitido es clarísimo sobre el peligro de conducir con el alcohol en el organismo.
Dicha medida, aunque todavía está en fase de implementación, ya ha dado lugar a un debate público abierto sobre su impacto social y económico. En una dirección, los defensores defienden que dicha medida podría salvarse centenares de vidas al año; por la otra, los detractores se alertan de la posible repercusión que podría tener en el ámbito de la hostelería o del turismo.
Hacia un modelo de tolerancia cero
Con esta nueva medida, la Dirección General de Tráfico (DGT) se adhiere también a esa misma progresión de otros estados europeos, que apuestan por la llegada de la tolerancia cero al volante. En efecto, en los países que ya instauraron la norma del 0,0gr/l, caso de la República Checa, Eslovaquia y Hungría, el resultado es que también se ha producido una reducción considerable de la siniestralidad.
Por tanto, para la DGT la tasa de 0,2 gr/l no solo significa un cambio de normas, sino un desafío cultural que necesita de toda la población con el fin de lograr carreteras más seguras y poner fin a la propia tragedia que significa la accidentalidad.