Para los propietarios de coches con motor diésel, que además ya tienen varios años circulando, superar la prueba de gases de la ITV puede ser un verdadero drama. Estas pruebas cada vez se hacen más exigentes, ya que parecen tener como objetivo sacar de circulación el mayor número de coches que ya no cumplen, o les cuesta cumplir, con las normas ambientales de la CE.
Si tenemos uno de estos coches que tan bien se han portado a lo largo de los años, sabemos que produce mucha angustia llevarlo a una de estas pruebas, pues es muy posible que no consiga superar la prueba de gases. En ese caso, solo podremos conducir el coche de la ITV al taller o a un estacionamiento, de donde solo podrá moverse para ir a un taller y luego a una nueva inspección.
La prueba de gases en coches con motores diésel
Es importante saber que en las inspecciones no van a prestar mucha atención al estado de los inyectores o de los filtros, y que se van a concentrar en la calidad y las características de los gases que salen por el escape. Los técnicos van a medir la cantidad de humo que sale por el escape y que el contenido esté por debajo del límite establecido en la placa del fabricante. Para medir la opacidad del humo el coche es sometido a una aceleración fuerte en vacío, hasta llegar al corte de inyección.
¿Por qué podemos suspender la prueba de gases en la ITV y cómo evitarlo?
Podemos tener nuestro coche a punto de la inspección, y, sin embargo, haber descuidado un aspecto importante, como lo es el de la presencia de carbonilla en la válvula EGR. Esta válvula puede acumular sedimentos debido a problemas en el arranque, demasiado consumo de combustible, ahogamientos, etc., y es probable que no notemos nada extraño si acostumbramos a utilizar el coche en trayectos cortos y sin someterlo a demasiado esfuerzo, es decir, sin acelerarlo a fondo.
Cuando llevamos el coche a la ITV y le dan un fuerte acelerón, se va a liberar la carbonilla y el humo saldrá más espeso, lo que puede llevar inevitablemente a una suspensión en la prueba de gases.
La solución a este problema puede ser bastante sencilla: poco antes de llevar el coche a la inspección podemos darle una vuelta y acelerarlo, de manera tal que la válvula EGR expulse todos los depósitos de carbonilla. Solo hay que acelerar el motor por corto tiempo, por encima de los 4.000 rpm, que es algo que podemos hacer en una autovía sin exceder el límite de velocidad, y luego llevarlo a la ITV. De este modo, cuando el coche se someta a la prueba de gases saldrá más limpio.
Otras medidas preventivas para superar la prueba de gases
Además de esta medida, si tenemos dudas en torno al estado de los inyectores y al buen desempeño del motor, es importante llevar el coche a un taller para que revisen y limpien los inyectores y reemplacen los filtros si ya tienen demasiado tiempo. Una revisión previa antes de llevarlo a la ITV nos servirá para detectar y solucionar problemas, y para ir mucho más relajados a la inspección.
Otro truco sugerido por algunos mecánicos para pasar la ITV, para lograr que los gases salgan más limpios, es encender luces, calefacción y otros equipos que utilicen electricidad cuando se realiza la prueba para hacer trabajar el alternador. Cuando el alternador funciona al mismo tiempo en que el motor es sometido a aceleración, se produce una combustión más eficiente, lo que da como resultado la emisión de gases más limpios.