La industria del automóvil en Europa está actualmente atravesando una de las etapas más críticas. Las severas emisiones de CO2 de la normativa de la Unión Europea han motivado a los fabricantes automovilísticos a ir modificando sus políticas y a aceptar el riesgo real del que, de hecho, les puedan tocar multas de miles de millones de euros.
El descenso en 2024 de las ventas de coches eléctricos responde a la reducción de las ayudas que existían por parte de los gobiernos de la Unión Europea y la entrada de los fabricantes de coches chinos, lo que ha llevado a los fabricantes de coches a volver a modificar los lanzamientos y reorientar su mirada hacia el cumplimiento de la normativa sobre emisiones, aunque la situación no parece que vaya a cambiar tampoco de aquí a las próximas fechas.
La normativa CAFE (Corporate Average Fuel Economy) que impone en 93,6 gramos de CO2 por kilómetro las restricciones para 2025 es una tarea titánica para los fabricantes, que se enfrentan a multas de hasta 15.000 millones de euros si incumplen lo establecido, lo que empeora aún más la situación de una industria, determinada por la presión de estas marcas.
Nuevas normativas de emisiones, un reto insalvable para algunos fabricantes
La adecuación de las normativas de emisiones europeas han llevado a algunas marcas a tener que modificar su oferta de eléctricos e híbridos; marcas como Renault han de que hasta un 13% de su oferta es eléctrica, pero otras están lejos de conseguir. Este año, las marcas van a lanzar más de 160 nuevos eléctricos con precios más competitivos. como son los casos del Renault 5, el Citroën ë-C3 o el nuevo CLA eléctrico de Mercedes-Benz.
No obstante, aunque la oferta crezca, continuará el problema de la comercialización. Para Ola Källenius, CEO de Mercedes-Benz, que se lancen nuevos modelos y se ajusten los precios, los consumidores seguirán mostrando poco interés en los coches eléctricos.
El retraso en la adopción masiva de vehículos eléctricos está obligando a los fabricantes europeos a adquirir créditos de carbono de empresas líderes en la transición eléctrica, como Tesla y marcas chinas. Este coste adicional podría erosionar aún más los beneficios, en un momento en el que UBS ya estima una caída del 7% en las ganancias antes de intereses e impuestos de los grupos automovilísticos europeos.
El peso de las multas y de las marcas chinas
A medida que los fabricantes mundiales de automóviles se esfuerzan por adecuarse a las normas europeas, la presión adicional de la competencia de las marcas chinas y el proteccionismo estadounidense también aumentan la presión por la adecuación a dicha regla. No han bastado los impuestos del 45% que Bruselas ha impuesto a los vehículos de las compañías chinas, las empresas de Asia siguen avanzando por su experiencia en las fábricas de coches eléctricos igualmente asequibles y tecnológicos.
Las multas por las normativas de CAFE son otras cuestiones que pueden incidir en el resultado de las marcas europeas. Solo aquellos productores que ya han llevado a cabo la electrificación de su oferta se hallan en una posición relativamente más favorable.
¿Destello de optimismo para el sector?
Ante esta situación, la industria del automóvil ha solicitado a la Unión Europea que relaje la normativa sobre las emisiones y ha demandado a los gobiernos que incentiven de nuevo la compra de automóviles eléctricos, dado que sin ayudas a la compra, la recuperación de la demanda podría volver a retrasarse.
De igual manera, empresas como las de la marca BMW o Mercedes-Benz poseen unas muy avanzadas directrices de electrificación, que deberían ser un factor muy importante en los próximos años. El sector de la automoción europeo se encuentra en una situación muy importante. Las leyes sobre las emisiones y la competencia mundial están conduciendo a un territorio donde lo innovador, la sostenibilidad y la adecuación son puntos clave para la supervivencia.
