Uno de los desayunos más populares en España es la tostada con aceite. Una recete simple pero de las más valoradas de nuestro país por combinar dos ingredientes al alcance de todos: pan y aceite. La tostada también se puede combinar con miel, tomate o jamón, en función de las preferencias del consumidor. Sin embargo, lo que hasta ahora creíamos que era un desayuno rico y saludable, realmente no lo es. El nutricionista Carlos Núñez, basándose en su análisis, ha descrito a este plato como «un veneno lento que aniquila nuestras defensas».
Esta revelación del especialista puede hacernos cambiar nuestra idea sobre esta primera comida del día. Según él, nadie se atreve a señalarlo con esta rotundidad, pero este desayuno hecho costumbre realmente tiene un impacto metabólico nocivo. Sigilosamente va mermando nuestro bienestar general.
Un debilitamiento progresivo
Los problemas al desayunar tostada no vienen solo por el consumo de un ingrediente concreto, sino que son la combinación y el momento del día los principales factores perjudiciales. El pan, sobre todo si es de harina refinada, provoca un pico de glucosa en sangre nada más empezar el día. Como consecuencia de este aumento repentino de glucosa, se genera una inflamación de bajo grado que se puede llegar a cronificar con el paso de los años.
Carlos Núñez subraya que es una agresión diaria que sienta las bases de futuros problemas de salud. Unas consecuencias a largo plazo por un gesto inocente que se convierte en hábito. Según el nutricionista, «el consumo diario de este alimento procesado debilita progresivamente el sistema inmunitario y nos hace más vulnerables a todo tipo de dolencias».
Lo que no se sabe del aceite de oliva
Está extendida popularmente la creencia de que el aceite de oliva virgen extra es un ingrediente con valores nutricionales perfectos, y realmente no es del todo así. Si bien, el aporte del «oro líquido» es muy recomendable para nuestra salud, hay que ser conscientes también del contexto. Núñez explica que el aceite por sí mismo no es perjudicial, sin embargo, puede colaborar a empeorar un desayuno. En la tostada, el pan blanco refinado actúa como un vehículo que dispara el azúcar en sangre y suprime gran parte de los beneficios que el aceite podría aportar por sí solo.
En el caso de que el pan sea integral, la historia tiene un giro de tuerca. Carlos Núñez declara que, «la etiqueta ‘integral’ a menudo es una trampa de marketing para vender un producto ultraprocesado«. Y va más allá afirmando que incluso las versiones integrales comerciales suelen contener azúcares y aditivos ocultos.
Esto ocurre en tu cuerpo al comer tostadas cada mañana
Después del ayuno nocturno, tu cuerpo no está preparado para asimilar una subida tan repentina de azúcar en el organismo. La ingesta de la tostada obliga a tu sistema endocrino a realizar un mecanismo simple pero extenuante. De esta forma tu páncreas está obligado a liberar una enorme cantidad de insulina para gestionar el exceso de glucosa.
Lo que viene después es bastante habitual: caída de azúcar con el correspondiente bajón de media mañana. El nutricionista afirma lo siguiente: «Esa sensación de hambre y cansancio a media mañana es una consecuencia directa de esta tostada y su desequilibrio hormonal».
Recomendaciones sustitutivas
Carlos Núñez aconseja que, en lugar de la clásica tostada, consumamos en el desayuno alimentos que no generen picos de insulina. Priorizando un desayuno basado en proteínas y grasas saludables, que estabiliza los niveles de azúcar y proporciona saciedad durante muchas más horas, evitando los antojos.
Aunque pueda parecer difícil, conseguir romper estos hábitos poco saludables es clave para un mayor bienestar a largo plazo.
