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Álvaro, Celia y la vida en un velero: «Así conseguimos convertir nuestro barco en una fuente de ingresos»

por Ángel de la Fuente
25 de octubre de 2025
en Sociedad
Conseguimos convertir nuestro barco en una fuente de ingresos

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Vivir en un velero, a priori no parece un reto fácil, sin embargo hay personas como Álvaro García y Celia Reza que han encontrado en el mar su forma de vida. La pareja de 30 y 28 años respectivamente, llevan desde hace cinco años navegando por el mundo en su barco, que no solo se ha convertido en su medio de transporte y el lugar en el que viven, sino que también es su trabajo y su fuente de ingresos.

El anhelo de descubrir todos los rincones del planeta y sentirse ligados al océano y a la naturaleza fueron el impulso de estos jóvenes madrileños para comenzar a entender la vida de una forma poco convencional pero tremendamente enriquecedora.

Así surgió la idea

Álvaro, desde pequeño había estado familiarizado con la navegación. Junto a sus padres, con conocimientos en esta actividad, realizaba escapadas familiares a Francia, Baleares o Alicante. Estas escapadas, con el tiempo se fueron convirtiendo en auténticas travesías hasta el punto que, cuando él tenía 16 años vivió con su familia en un velero surcando las aguas del Caribe durante dos años. 

Una vez que volvió a Madrid ya era el momento de ir a la Universidad, y fue en la Autónoma de Madrid en la que conoció a Celia. Las historias que Álvaro le contó sobre sus aventuras familiares, embelesaron a Celia y fue a partir de ese instante en el que la pareja decidió lanzarse a por su sueño y comenzar a planearlo. Todo empezó comprando el velero. Una inversión que, según Álvaro García, costó menos que la entrada de un piso en Madrid. «Fueron 80.000 euros, pero hay barcos oceánicos que se venden por diez mil», explica el joven.

La cuarentena fue el empujón definitivo

La pandemia de 2020 fue el pistoletazo de salida al mayor cambio de sus vidas. «El puerto se convirtió en nuestro jardín. Fue un tiempo extraño, pero muy bonito. Ahí entendimos que queríamos vivir así», señalan los protagonistas. Mientras el resto de la población estaba confinada entre cuatro paredes, Álvaro y Celia vivían en medio del mar.

A partir de ese momento, nunca más volvieron a instalarse en tierra firme. La pareja madrileña tiene ahora un modelo de vida basado en la autosuficiencia y la diversificación de tareas. Empezaron a generar ingresos gracias a experiencias charter en la que ofrecían a los visitantes la posibilidad de subir a bordo y navegar junto a ellos. Celia es la encargada de organizar los viajes y crear contenido para marcas. «Trabajamos online y colaboramos con empresas desde cualquier lugar», afirma.

Poder ser autosuficientes en un velero

Vivir en un velero en el mar implica ciertas limitaciones y peculiaridades. En su barco, los recursos son limitados por lo que han tenido que encontrar un modo de vida equilibrado y autosuficiente. Cuentan con una potabilizadora que les permite generar agua dulce, placas solares que les proveen de energía y el viento como principal fuente de propulsión. Además, la pesca es su principal actividad para conseguir alimento. Ambos jóvenes son conscientes de que la vida en el mar parte desde tres premisas: aprender, adaptarse y seguir adelante.

Su día a día está compuesto de pequeñas rutinas cotidianas: cuidar el barco, cocinar pan, organizar turnos de guardia, hacer deporte, y como no, contemplar la inmensidad del mar. Esto último lo aprovechan para meditar y encontrarse a ellos mismos. «Estás lejos de todo, en tu propio mundo. Es una sensación de serenidad absoluta», confiesa Celia.

Álvaro y Celia se sienten afortunados por todo lo que están consiguiendo y todo lo que están descubriendo. En estos cinco años han recorrido Baleares, cruzado el Atlántico, explorado el Caribe y vivido tres temporadas en Panamá. Ahora se encuentran en México, desde donde preparan sus próximos proyectos.

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