Este miércoles, Alberto Martínez, un periodista siempre de referencia, publica en La Vanguardia un perfil que permite conocer con más detalle al nuevo propietario del RCD Espanyol, Alan Pace. El artículo, que lleva por título “Alan Pace, el dueño del Espanyol que escucha a los socios: mormón, fan de Ted Lasso y familiar”, ofrece una panorámica amplia de la trayectoria vital y profesional del empresario estadounidense, así como de los valores que lo definen.
Más allá de su rol como presidente del Burnley y fundador de ALK Capital, el retrato que traza La Vanguardia permite comprender algunos de los referentes personales y decisiones clave que han marcado el camino de Pace hasta su llegada al club blanquiazul. Entre ellos, su vínculo con Barcelona a principios de los años 90, cuando cursó un máster en Finanzas Internacionales en IESE y, según recoge el texto, asistió a un clásico en el Camp Nou que “despertó mi ambición a largo plazo de estar a la vanguardia de este deporte”, en palabras del propio Pace.
El artículo detalla también su paso por la banca de inversión -trabajó en Lehman Brothers hasta 2006, un año antes de la bancarrota-, así como su experiencia en la gestión deportiva, primero en la Major League Soccer con el Real Salt Lake, al que hizo campeón en sólo dos años. De Barcelona saltó a Londres, donde nacieron sus hijas cuyas siglas son ALK, las que dan nombre a la empresa que creó en 2019 para adquirir el Burnley, y donde se convirtió en un habitual de Stamford Bridge para asistir a los partidos del Chelsea, y posteriormente marchó por motivos laborales a Conneticut. En el Burnley, donde aterrizó en 2020, y según apunta el periodista Matt Scrafton en declaraciones recogidas por La Vanguardia, Pace ha vivido un proceso progresivo de adaptación que ha terminado consolidando su figura: “La gente ahora valora lo que ha hecho, está feliz. Ha vivido un proceso de aclimatación de lo que era el club, de la Premier, pero desde hace dos años se cree que se están haciendo bien las cosas”.
Uno de los aspectos más destacados del perfil es la dimensión personal y familiar del empresario. De confesión mormona, Pace mantiene una vida religiosa activa y ha trasladado ese compromiso también al plano comunitario, participando en iniciativas solidarias. En lo familiar, destaca su estrecha relación con sus hijas –ALK toma su nombre de sus iniciales- y su implicación directa en la gestión deportiva, aunque sin imponer una línea futbolística concreta. Desde su entorno en Burnley se subraya su carácter accesible y su disposición a escuchar a los aficionados, lo que ha generado una percepción positiva entre la hinchada inglesa; Scrafton explica que Pace es una persona “cercana, que en ocasiones se deja caer por a la Fan Zone a hablar con los aficionados, que quiere saber qué opinan”. Su política de gestión contempla mantener un equilibrio en las cuentas e invertir en talento joven.
Por último, el texto revela algunos elementos más personales, como su afición al surf, el snowboard y la serie Ted Lasso, cuyo estreno coincidió con la compra del Burnley. En palabras de su hija Ashlyn, que actualmente colabora con el club en el área digital, “es una de las personas más ocupadas que jamás hayas visto, y una de las principales razones es su deseo de involucrarse”.
Sin recurrir a un tono hagiográfico, el artículo de Alberto Martínez aporta una contextualización útil sobre quién es Alan Pace, qué principios le mueven y cómo ha gestionado sus anteriores proyectos deportivos. En un momento de transición clave para el Espanyol, conocer en mayor profundidad el perfil del nuevo propietario puede resultar especialmente relevante para la afición perica.




