El caso de Álvaro Aguado no solo ha sacudido al Espanyol. Ha sacudido, de paso, muchas conciencias. Y, como era de esperar, ha abierto un debate que no se puede esquivar, por incómodo que sea: ¿está haciendo bien el Espanyol en mantenerlo en dinámica de grupo mientras no haya resolución judicial? ¿O debería apartarlo de forma cautelar por respeto a la presunta víctima, que además trabaja en el propio club?
El Periódico destapó este miércoles nuevos y delicadísimos detalles del caso: se habla de presunta agresión con penetración en la madrugada del 23 de junio, durante la fiesta del ascenso en la discoteca Opium de Barcelona.

Según la denuncia, los hechos habrían ocurrido en los lavabos del local. La víctima, trabajadora del Espanyol, denunció seis meses después por miedo a represalias laborales. Lo que al principio se había filtrado como “tocamientos” ahora se describe como algo mucho más grave.
Y claro, esto da una nueva perspectiva a un tema ya de por si extraordinariamente delicado.
Un mismo entorno, dos posturas
Por un lado, hay una parte de la afición que no entiende cómo el club no ha apartado ya a Aguado de manera preventiva. “No se trata de condenarlo, sino de proteger a la víctima y al propio club”, repiten en redes sociales. Hay incluso socios que han expresado su malestar por cómo se está manejando el tema desde los despachos y consideran que no es normal que no haya un solo comunicado oficial.

En el otro lado, hay quien defiende con firmeza la presunción de inocencia. “¿Y si resulta que es mentira? ¿Le arruinamos la carrera por algo que aún está por demostrar?”, plantean algunos. “No hay acusación formal, solo investigación. Hay que esperar”, dicen otros. El eterno dilema: lo que es legal no siempre es justo, y viceversa.
El club, por ahora, intenta mantener el equilibrio. Responden a los medios off the record, a puerta cerrada. Pero públicamente, ni una línea. Ni un comunicado. Ni una comparecencia institucional. Nada. Silencio sepulcral.
Y aquí aparece otro asunto delicado.
¿Y los protocolos del club?
Este caso es particularmente complejo porque no se trata de un futbolista y una ciudadana anónima. Aquí hay una relación laboral dentro del mismo club. La denunciante sigue trabajando en la entidad, lo que añade una capa más de presión y responsabilidad. ¿Tiene el Espanyol protocolos internos para actuar en estos casos? ¿Se han activado? ¿Está recibiendo apoyo la presunta víctima? ¿Qué pasa si coinciden en las instalaciones? Las preguntas se acumulan, pero las respuestas no llegan.

Sería el momento ideal para que alguien del club diera la cara. Pero, al menos de momento, nadie va a ponerse delante de un micro.
Bueno… nadie, excepto quizá uno.
Manolo González, ¿otra vez la cara visible del Espanyol?
Si nadie lo evita, será el míster el primero en hablar públicamente del tema en rueda de prensa. Otra vez él. Porque, aunque parezca mentira, en más de una ocasión Manolo ha tenido que ejercer de portavoz oficioso del club en asuntos delicados, más allá del césped. Esta vez no será distinto. Y vaya papelón que le espera. Porque, ¿qué puede decir un entrenador sobre un tema así sin meterse en un jardín?

A día de hoy, Aguado sigue entrenando, sigue jugando y sigue vistiéndose con la camiseta del Espanyol. Su entorno, incluida la agencia You First, ha preferido guardar silencio. Dicen que está “abatido”, tocado anímicamente, pero profesionalmente no se ha bajado del barco.
¿Y ahora qué?
Un club tocado en pleno subidón
El momento no podía ser más desafortunado. El equipo venía de firmar su mejor partido en meses, de ganar fuera de casa, de volver a creer en la permanencia… y de repente, pum. El caso Aguado lo ha tapado todo.

El daño, sea cual sea el desenlace, ya está hecho. Para el jugador, para la presunta víctima, y también para la institución. Ahora, más que nunca, hacen falta decisiones claras, protocolos firmes y, sobre todo, humanidad. No basta con esconderse detrás del “que hablen los tribunales”. Porque sí, los tribunales hablarán. Pero mientras tanto, el Espanyol también debe posicionarse, por el bien de todos los implicados y por su propia imagen en un tema tan sensible a nivel social.
Sea como sea, pase lo que pase, hay que recordar siempre que en casos de violencia machista o agresiones sexuales, existen recursos de ayuda como el 016, que atiende las 24 horas del día, todos los días del año, de forma gratuita y confidencial.
