El centrocampista del Espanyol, Álvaro Aguado, atraviesa posiblemente uno de sus momentos más bajos desde su llegada al club blanquiazul, siendo el principal señalado por la derrota en el Bernabéu frente al Real Madrid. Aunque hubo otros futbolistas que tuvieron errores individuales, tienen mayor disculpa dada su juventud e inexperiencia, pero en el caso de Aguado llueve sobre mojado ya que su presencia últimamente parece restar más que sumar en favor del equipo. Se trata de una situación difícil de entender, ya que se trata de un futbolista de gran calidad técnica y que según sus propias palabras, cuando mejor ha rendido ha sido en Primera división.
Tras el grave error que desembocó en el tercer gol del conjunto blanco el pasado sábado, las dudas sobre su rendimiento se han intensificado: ingresó en el campo con la responsabilidad de ayudar a frenar al equipo merengue, pero un fallo en la salida de balón permitió que Mbappé y Vinicius aprovechasen la ocasión para prácticamente sentenciar el encuentro. No es la primera vez que el jiennense comete un error de este calibre en los últimos encuentros, y la paciencia de la afición blanquiazul parece empezar a agotarse.
Ante el Alavés, ya había cometido un fallo similar que resultó en un gol del rival, aunque esa vez el equipo logró sobreponerse y ganar el partido. Sin embargo, el error en el Bernabéu ha sido el que más ha calado, no solo por la magnitud del rival, sino porque evidencia una sorprendente falta de seguridad en su juego. Los balones perdidos en zonas comprometidas y las dificultades para controlar el ritmo de los partidos se han convertido en una constante que ha generado dudas sobre su continuidad en el equipo.
Llegado al Espanyol el pasado año con la etiqueta de ser el “nuevo Sergi Darder”, Aguado nunca ha logrado cumplir las altas expectativas que se generaron con su fichaje. Si incorporación al proyecto blanquiazul se produjo a principios de septiembre de 2013 tras finalizar su contrato con el Real Valladolid; a lo largo de ese verano, las pretensiones económicas del jugador parecían alejarle de la Segunda división, además de estar asociado en repetidas ocasiones con clubes de la máxima categoría. Sin embargo, en la recta final del mercado de fichajes entró en juego el Espanyol: el club perico buscaba un refuerzo en la medular tras la salida de Sergi Darder. Tras caérsele otras opciones, la dirección deportiva puso su foco en el andaluz, que podía incorporarse tras el cierre de mercado al ser agente libre.
Finalmente, tras haberse disputado ya cinco jornadas ligueras, Álvaro Aguado llegó a Cornellá- El Prat, firmando por dos temporadas. Pese a la presencia en la plantilla blanquiazul de Pol Lozano, Keidi Bare, Edu Expósito y Gragera, se echaba de menos un perfil más creativo, el que se presumía sí tenía Aguado. Tras la pérdida de Darder , los pericos necesitaban la llegada de un volante con llegada y con capacidad de distribución. A lo largo de su carrera, el jiennense había demostrado una destacable capacidad de conducción, de generar ocasiones de gol y hacer progresar a sus equipos, y se esperaba que repitiese ese buen papel enfundado en la camiseta blanquiazul.
Como apuntábamos firmó sólo por dos temporadas y fue por propio deseo, ya que siempre ha presumido de querer ganarse la continuidad en los equipos a base de méritos sobre el verde. Poco a poco, no sin dificultad, se fue haciendo un hueco en las alineaciones primero de Luis García, posteriormente de Ramis, y finalmente de Manolo González. En total, el mediocentro jiennense jugó 36 encuentros en LaLiga Hypermotion, 25 de de ellos como titular: acumuló 2.129 minutos anotando un gol frente al Mirandés, y asistiendo dos veces.
Este curso hacía realidad su sueño de volver a la Primera división, en la que ya militó en la temporada 2022-2023, en las filas del Real Valladolid, dónde jugó 34 encuentros, 18 en el once inicial, y marcó un gol, precisamente ante su actual equipo. En pretemporada, mostró su confianza en volver a mostrar su mejor versión, insistiendo que siempre ha podido desplegar sus cualidades mejor en Primera que no en Segunda división. De momento este año ha participado en todos los partidos, aunque sólo dos veces fue titular, ante Atlético de Madrid y Alavés, y sus actuaciones no han sido especialmente lucidas: en Pucela, ante su ex equipo, no tuvo demasiado tiempo para mostrar sus cualidades, aunque probó suerte en la última falta del partido. Ante la Real Sociedad, no pasó del aprobado: ayudó a hilvanar las últimas jugadas, pero se echó en falta que imprimiese más ritmo al juego. Frente al Atlético sí fue de la partida, y estuvo bien aportando tranquilidad con balón cuando el equipo supo librarse del asedio colchonero. Frente al Rayo Vallecano, ingresando desde el banquillo, con él sobre el campo sí que el equipo mejoró en la circulación de balón. Sin embargo, esta línea ligeramente ascendente se quebró ante el Alavés: frente a los vascos jugó a un ritmo algo más pausado de lo que requería el partido y perdió un balón que acabó en gol encajado, aunque su error quedó disimulado al lograrse el triunfo. Y ante el Madrid, se repetía la historia, fallando en una acción clave que allanaba la remontada blanca en el Bernabéu.
Aunque Aguado tiene contrato hasta 2025, la situación se ha vuelto compleja para el centrocampista, que sabe que está en una temporada decisiva para su futuro. En cualquier caso y pese a las dificultades, todavía queda tiempo para que revierta la situación y demuestre que puede ser ese jugador clave que el Espanyol tanto necesita en la medular. Para ello, será fundamental que Aguado recupere la confianza y evite errores que están costando puntos importantes al conjunto blanquiazul. Cabe esperar por su propio bien y también por el del equipo, que no puede seguir viéndose penalizado por sus errores, que haciendo gala a la fortaleza mental que ha demostrado en otras ocasiones complicadas a lo largo de su carrera sea capaz de dar un paso adelante y comenzar a sumar en pro del bien del conjunto blanquiazul.